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Paz y Ciencia

domingo, 16 de noviembre de 2008

Por una INTEGRACIÓN en Psicoterapia de Trastornos de Personalidad

Queridos compañeros y curiosos. Trabajar con trastornos de personalidad como el que venimos estos últimos días siguiendo: el TLP supone un reto sintético de teoría y praxis así como una apertura necesaria a otros ámbitos escolásticos para ofrecer un tratamiento lo más amplio y riguroso a la persona con TLP.
Empezaré con el trabajo congnitivo-conductual: este modelo supone estructurar las sesiones y eso en síntomas caotiformes como los del TLP puede ser beneficioso. El tener en cuenta hojas de autorregistro y otros instrumentos para profundizar en la sintomatología y la estructura de personalidad está muy bien siempre y cuando sirva para que el paciente aumente su grado de comprensión en la enfermedad y haga el trabajo (tareas, deberes, palabras terribles por cierto) con ganas. Administrar este tipo de elementos al por mayor supone un grave error dado que la psicopatología del TLP es más fina y delicada que groseros sistemas de registro. No obstante la idea de una terapia más directiva que focalice en conductas y cogniciones como los esquemas de Young o las creencias de Beck es óptimo.
Terapia Dialéctica-Conductual: de Marsha Linehan. Es un tratamiento específico para el TLP de una autora con éxito en el tratamiento de estas patologías. El método es difícil de seguir en consulta ambulatoria-despacho privado. Sin embargo, considerar las pautas de actuación en relación a las amenazas de suicidio y otras intervenciones es enriquecedor. También es importante entender la dificultad en los parámetros de Linehan.
Terapia Gestalt: La terapia de Young cognitivo-focal se impregna de esas teorizaciones. La gestalt puede ser una forma de tratamiento muy creativa, muy dinámica y envolvente. Ahora bien, sigue siendo aconsejable un marco de referencia terapéutico estable y según que posturas y técnicas pueden acentuar la tendencia al acting. La actitud del terapeuta gestáltico puede ser óptima considerando esos criterios de rigor en el marco terapéutico y ajustar la técnica a personas que tienen difusión de la identidad, un yo débil y urgencias de vida o muerte, sea esto último real o imaginario, lo cual es vivencialmente lo mismo. Quizás haya que cambiar la pauta estándar. Existen trabajos específicos en esta línea, para abordar los TL de las personas.La actitud humanista, genuina y auténtica del terapeuta humanista puede ser eficaz en establecer una buena alianza terapéutica. Hablamos de personas con falso self, esto se relaciona con problemas a la hora de entenderse, quererse y vincularse de manera profunda y vitalista.
Psicoanálisis: el psicoanálisis clásico u ortodoxo no resulta eficaz, es un buen método para otras patologías pero no para el TLP. Se necesita un cambio que suponga enriquecerse de material interdisciplinar e "interescolástico". Otto Kernberg modificó la clínica y la práctica, así como Gunderson. Ryle creo la psicoterapia cognitivo-analítica. En estos terrenos damos pasos firmes en el tratamiento del TLP.
Donald Woods Winnicott, cada vez más estudiado fue uno de los primeros, allá por los 50-60 que cambió el setting psicoanalítico para tratar a estos pacientes.
Terapia conductista: insuficiente, es necesario abordar temas relacionados con sus pensamientos, sus sentimientos, autoconcepto y autoestima de una manera transaccional, holística, interactiva, vincular y dinámica.
Terapia Familiar: indispensable tenerla en cuenta, por los problemas con la familia de origen y con sus parejas. La Elevada Emoción Expresada es un cosntructo aceptado para entender la discomunicación entre miembros de una familia con un PI (paciente identificado).
Psicoeducación: lo considero importante, el paciente puede querer saber qué le pasa, la familia también, y razonablemente preguntar qué pueden hacer al respecto.
Por tanto, bajo mi opinión recomiendo dos puntos:
* El tener un E.C.R.O. esquema conceptual de referencia operativo. Sea este dinámico (gestalt, psicoanálisis y otros)o cognitivo-conductual (Marsha Linehan, Dolores Mosquera).
* El enriquecer la praxis y la teoría de otras vertientes aunque colusionen con el modelo de base, procurando integrar todo lo necesario con cada paciente singular para ofrecer el trabajo apropiado, riguroso, justo y metódico generando un ambiente para entender, crecer y curar.
Rodrigo Córdoba Sanz. rcordobasanz@hotmail.com

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