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Paz y Ciencia

martes, 12 de agosto de 2008

La Distorsión del yo en Hermanos del self verdadero y falso (1960)

Siguiendo con este mes y el anterior, en los que estamos profundizando en las formulaciones psicoanalíticas y fenomenológicas del verdadero self y la existencia reproduzco aquí un fragmento de un trabajo célebre de Winnicott para seguir pensando sobre la raíz del sufrimiento psíquico y sus correlatos sintomáticos, así como sus cristalizaciones caracteriales.

Historia
Este concepto no es nuevo en sí mismo. Aparece en diversas formas en la psiquiatría descriptiva, y sobre todo en ciertas religiones y algunos sistemas filosóficos. Evidentemente existe un estado clínico real que merece estudiarse. Y este concepto le plantea al psicoanálisis un desafío etiológico. El psicoanálisis se interesa en los interrogantes siguientes:
(1) ¿Cómo surge el self falso?
(2) ¿Cuál es su función?
(3) ¿Por qué en algunos casos el self falso es exagerado o enfatizado?
(4) ¿Por qué algunas personas no desarrollan un sistema de self falso?
(5) ¿Cuáles son los equivalentes del self falso en las personas normales?
(6) ¿Qué podría llamarse "self verdadero"?
A mi juicio la idea de self falso, que proviene de nuestros pacientes, puede discernirse en las primeras formulaciones de Freud. En particular, vinculo lo que yo divido en un self verdadero y falso con la división freudiana del self en una parte central y dotada de energía por los instintos (o por lo que Freud denominó sexualidad pregenital y genital), y una parte vuelta hacia afuera y relacionada con el mundo.
Contribución personal
Mi propio aporte a este tema deriva de mi trabajo simultáneo
(a) como pediatra con madres e infantes, y
(b) como un psicoanalista cuya práctica incluye una pequeña cantidad de casos fronterizos tratados con análisis, pero que necesitan experimentar en la transferencia una fase (o fases) de regresión importante a la dependencia.
Mi experiencia me ha llevado a reconocer que los pacientes dependientes o en regresión profunda pueden enseñarle al analista sobre la infancia temprana más que lo que se aprende de la observación directa de infantes, y más de lo que se aprende en el contacto con madres relacionadas con infantes. Al mismo tiempo, el contacto clínico con las experiencias normales y anormales de la relación infante-madre influye en la teoría analítica del profesional, puesto que lo que sucede en la transferencia (en las fases de regresión de algunos de sus pacientes) es una forma de relación infante-madre.
Me gusta comparar mi posición con la de Greenacre, quien también se mantuvo en contacto con la pediatría mientras proseguía con su práctica del psicoanálisis. También en el caso de esta autora parece claro que cada una de las dos experiencias influyó en su evaluación de la otra.
La experiencia clínica en el campo de la psiquiatría del adulto puede tener en un psicoanalista el efecto de introducir una brecha entre su evaluación del estado clínico y su comprensión de la etiología. Esa brecha proviene de la imposibilidad de obtener una historia confiable de la infancia temprana, obtenida del paciente psicótico, de la madre o de observadores menos comprometidos. Los pacientes analíticos que hacen regresión a una dependencia importante en la transferencia llenan esta brecha revelando sus expectativas y necesidades en
las fases dependientes.


En seguida resulta posible clasificar las organizaciones del self falso como sigue:
(1) En un extremo, el self falso se establece como real y es lo que los observadores tienden a pensar que es la persona real. Pero en las relaciones de vida, de trabajo, en las amistades, el self falso empieza a fallar. En situaciones en las que se espera una persona total, el self falso presenta alguna carencia esencial. En este extremo el self verdadero está oculto.
(2) Extremo inferior: el self-falso defiende al self-verdadero; pero el self verdadero es reconocido como potencial y se le permite una vida secreta. Este es el ejemplo más claro de enfermedad clínica como organización con una finalidad positiva: la preservación del individuo a pesar de las condiciones ambientales anormales. Se trata de una extensión del concepto psicoanalítico del valor del síntoma para la persona enferma.
(3) Más hacia la salud: el self falso tiene como interés principal la búsqueda de condiciones que le posibilitan al self verdadero hacer valer sus méritos. Cuando esas condiciones no pueden encontrarse, hay que organizar una nueva defensa contra la explotación del self verdadero y, si hay duda, el resultado clínico es el suicidio. En este contexto, suicidio es la destrucción del self total para evitar la aniquilación del self verdadero. Cuando el suicidio es la única defensa que queda contra la traición al self verdadero, al self falso le toca organizar el suicidio. Desde luego, éste supone su propia destrucción, pero al mismo tiempo elimina la necesidad de su
existencia continuada, puesto que su función es proteger de afrentas al self verdadero.
(4) Aún más hacia la salud: el self falso se basa en identificaciones (por ejemplo, en el caso de la paciente mencionada, cuyo ambiente infantil y cuya niñera real dieron gran colorido a la organización del self falso). En la salud: el self falso está representado por la organización total de la actitud social cortés y bien educada, un "no decir las cosas con franqueza y sinceridad". Ha aumentado mucho la capacidad del individuo para renunciar a la omnipotencia y al proceso primario en general, gracias a lo cual se ha ganado un lugar en la sociedad que nunca podría haberse obtenido o mantenido gracias al self verdadero solamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me interesa muchisimo este tema, vendré a leerlo con calma.

Gracias.