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sábado, 28 de agosto de 2021

Jacques-Alain Miller: Artículo lacaniano

 


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Psicoterapeuta Psicólogo Clínico Gran Vía Zaragoza Presencial Y Online.                Teléfono: 653 379 269 Website: www.rcordobasanz.es                  Instagram: @psicoletrazaragoza



Texto publicado en Lacan Quotidien, núm. 930.

¡No lo podréis evitar! Hasta debajo de las mantas, seréis acosados, expulsados, sacudidos, despertados. En todos los canales de comunicación seréis asediados: por televisión, video, online, con carteles impresos, digitales, con #JeFaisLaDifférence. El mensaje anti-discriminaciones, non-stop durante tres semanas, será machacado, declamado, cantado, filmado, fotografiado, se os pondrá bajo las narices, bajo los ojos, en los oídos, en la cabeza de “todos los franceses”

¿“Todos los franceses”? Si, así se expresa el encargado de instaurar la campaña, olvidándose de incluir a las Francesas. ¡Un mal punto, uno!

¿Quién habla? ¿Quién habla a los “franceses”? ¿Quién machaca los oídos de la nación? ¿Quién moviliza los recursos más recientes de la técnica publicitaria para invadir y ocupar en la población “el tiempo disponible del cerebro humano”, según la famosa expresión del Sr. Le Lay? Tengan la seguridad: no es Coca-Cola, no es Amazon, ni Apple. Es una voz bien francesa, que clama en sus oídos, una voz que no podría ser más francesa: el Ministerio de la Solidaridad y Salud.

Sí, estamos en terreno conocido: esta campaña atronadora, “contra la violencia y la discriminación”, se la debemos a la burocracia sanitaria, la que no ha cesado durante decenios, bajo todos los gobiernos, de buscar erradicar las prácticas de la escucha y de la palabra. Su último logro es el famoso decreto del 10 de marzo, hecho para domesticar a los psicólogos, para doblegarlos bajo la regla del conductismo y, de paso, reducir la clínica a la “biología del comportamiento”1.

Si esta podrida burocracia de privilegios ha previsto someterlos a un intenso bombardeo de consignas, de informaciones y de imágenes, es para hacerlos mejores, a “todos los franceses”. Porque ella sabe lo mejor para usted, sabe dónde reside el Bien Soberano, y quiere que usted también tenga acceso al Bien y al conocimiento de este Bien.

Ella actúa a través de un establecimiento público administrativo ubicado bajo la tutela del ministerio de Salud: la agencia nacional “Salud Pública de Francia”. ¿No conocen el nombre? Es relativamente nuevo, data de 2016, cuando sustituyó a la que se llamaba INPES.

¡Ah! ¡El INPES! El Instituto Nacional de Prevención y Educación para la Salud. ¡Nostalgia! ¡Nostalgia! Es este organismo el que lanzó en el país, a finales de 2007, una campaña de propaganda masiva para detectar la depresión. Es que, ya lo ven, estábamos ya “por detrás respecto a los Estados Unidos”, quienes celebraban todos los años el National Depression Screening Day (el Día Nacional de la Detección de la Depresión) durante la Mental Illness Awareness Week (Semana de Concienciación sobre Enfermedades Mentales). En esa época se daba mucha importancia a un pronóstico de la OMS: en 2020, la depresión será la primera causa de invalidez en todo el mundo, por delante de las enfermedades cardiovasculares. ¡Zafarrancho de combate! ¡Todos al ataque!

Por curiosidad, echemos un vistazo a cómo está la cosa hoy. Un documento de la OMS, con fecha 9 de diciembre de 2020, nos lo muestra.

La “depresión”, se acabó. Hoy día se es duro con las “discriminaciones”. Haremos que les entre la tolerancia en el cráneo, banda de retrasados, con el Código penal en mano. ¡No más risas!

A los intolerantes, les daremos una lección para no olvidar.

¿El objetivo? Está dicho muy claro: “un cambio de mentalidad” (Élisabeth Moreno, Ministra Delegada adjunta del Primer Ministro, a cargo de la Igualdad entre Mujeres y Hombres, de la Diversidad y de la Igualdad de Oportunidades). Así nos hablan ahora, en buena conciencia, los amos del Estado: como pedagogos autoritarios, seguros de su derecho, orgullosos de sus buenas intenciones, dedicados a formatearnos.

¿El método? El mismo que para la depresión: el Carpet Bombing.

Un glosario que se encuentra en la red explica: “La expresión es americana; se refiere a una práctica de distribución masiva de mensajes publicitarios, y puede ser traducida imperfectamente por la expresión francesa metraquage publicitaire (bombardeo publicitario). El término también se aplica a la comunicación entendida en sentido amplio; entonces es cuestión de tomar la palabra con la mayor frecuencia posible a través de anuncios destinados a ocupar el terreno

¿El resultado? Es predecible: será nulo, si no va en contra del efecto esperado.

El psicoanálisis aquí tiene algo que decir, aunque sólo sea porque el inventor de la propaganda moderna, eufemizada con el nombre de “relaciones públicas”, era sobrino de Freud, Edward Bernays. Explotó en beneficio de la nueva disciplina lo que había podido adquirir del saber de su tío2.

Sí, el deseo se puede manipular al servicio del acto de compra. Sí, en una campaña electoral, podemos cambiar los votos mediante un bombardeo intensivo de contra-verdades. Sí, podemos aumentar las ventas de un producto por sugestión, promocionándolo en todo el mundo y de todas las maneras. Exaltados por el éxito del marketing publicitario para el consumidor, se permiten entrar en la esfera más íntima de las personas para reeducar y manipular el deseo dentro del seno de la propia familia. ¡Qué arrogancia! ¡Qué intemperancia! ¡Qué abyección!

Usan el Código Penal como los fanáticos que una vez blandieron la Biblia, juegan descaradamente con el miedo al policía y, pisoteando todas las buenas costumbres, se entrometen en las familias, censuran las conductas, pretenden dictar su comportamiento, al padre y a la madre, a los jóvenes y a los mayores, les dicen lo que está bien y lo que está mal.

Pero, ¿quiénes son ustedes para arrogarse este derecho desorbitado de toda decencia? Ustedes son una burocracia estatal, altos funcionarios, muchos de los cuales han visto su ineptitud revelada por la epidemia del Covid, flanqueada por una gran cantidad de especuladores que abrirán dispensarios privados de reeducación. Y son ustedes quienes pretenden enseñarnos la tolerancia, ¡cuidado!

Y ahora, ¡tienen el descaro de abrir un sitio que permite “saberlo todo sobre la sexualidad”! ¡Los señores chupatintas lo saben todo sobre la sexualidad! ¡Vamos a reír! Ni siquiera Courteline3 se atrevió a eso. No estoy inventando nada4.

¿La tolerancia? Sí, claro. La verdadera tolerancia avanza con pasos de paloma. No es inquisitorial, ella se muestra tolerante. Habla suavemente, camina en las profundidades del gusto. Se propaga a través de todas estas prácticas de la escucha y la palabra sobre las que ustedes vomitan, y que han intentado en vano erradicar durante años.

La noche del jueves 27 de mayo, gran éxito del Forum des psy, convocado por iniciativa de la Escuela de la Causa freudiana. Al mismo tiempo que la Asociación de psicólogos freudianos presenta un requerimiento ante el Consejo de Estado con el objetivo del decreto del 10 de marzo, un amplio “Frente Unido” esbozado en YouTube en tiempo real: durante cuatro horas, representantes sindicales y asociaciones de psicólogos se suceden, vilipendiando el texto vil, la burocracia sanitaria que lo llevó a la pila bautismal, y “la banda infernal” (R. Gori) de sus inspiradores, entre ellos los académicos conductistas Graziani y Swendsen, Joel Swendsen y Pierluigi Graziani, en la picota.

Corresponde a los órganos representativos de la profesión de psicólogos decidir qué hacer a continuación. Pero es de interés más allá: todas las prácticas de la escucha y la palabra, incluido el psicoanálisis y diversas psicoterapias, están concernidas por el decreto del 10 de marzo y por el Foro del 27 de marzo.

La situación no es diferente a la de octubre de 2003, cuando se presentó la enmienda Accoyer, que pretendía “llenar un vacío legal” al regular la práctica de las psicoterapias, y que suscitó la decidida oposición de la Escuela de la Causa Freudiana. Esta se comprometió a realizar foro tras foro, “presencial”, hasta la retirada del texto, y recibió el refuerzo de varias personalidades de la intelectualidad, Bernard-Henri Lévy, el difunto Marie-France Pisier, o Philippe Sollers, entre otros.

Muchas asociaciones de psicoterapeutas siguieron su ejemplo y se unieron a ella. Contrasta con el comportamiento de las asociaciones psicoanalíticas: comunicándose con la misma hostilidad hacia la ECF e intimidadas por las habilidades interpersonales del Sr. Accoyer, líder de los diputados de la UMP, entonces mayoría en el Parlamento, se apelotonaron en un “Grupo de contacto” que se esforzó por no molestar.

Al comenzar la lucha contra el decreto del 10 de marzo, vale la pena recordar el que se dirigió en contra de la enmienda Accoyer, y que terminó con una victoria en campo abierto: M. Accoyer retiró su enmienda. Por eso este número da a leer o releer la columna que escribí el 29 de octubre de 2003. Sirvió como manifiesto para el contraataque de los practicantes de la escucha y la palabra. Su eco se multiplicó por diez debido a que Le Monde, cuya redacción dirigía entonces Edwy Plenel, lo colocó en portada. La garantía de dicho periódico de referencia indicó desde el principio que el equilibrio de fuerzas no nos era tan desfavorable como creía el “grupo de contacto” en su cobardía.

En la cabecera de nuestro sumario (de Lacan Cotidiano, núm. 930), el estudio de Hervé Castanet será un hito. Vale como el manifiesto de una lucha que tendremos que librar a largo plazo. Porque se acabó el conductismo. Ya no tiene viento en sus velas. Ahora tenemos que vérnoslas con la ideología “neuro”. Esta verdadera impostura científica, que reduce al hombre (genérico) a su cerebro, disfruta del favor de las autoridades públicas y se beneficia de considerables subvenciones. Esta abundancia de bienes solo destaca lo soberbio de su esterilidad.

La segunda parte del número reúne textos que testimonian la militancia suscitada por el decreto del 10 de marzo. En primer lugar, está el llamamiento inaugural lanzado el 2 de mayo por Roland Gori a “una movilización de los profesionales de la atención psíquica” contra lo que no duda en calificar como engaños y estafas. A continuación, la tribuna publicada el 11 de mayo en el sitio del semanario Marianne por el Directorio de la ECF, convocando a la realización del Foro.

En tercer lugar, el Prof. Ciccone denuncia a las autoridades públicas, a las que acusa de maniobrar una verdadera “apisonadora desubjetivante” destinada a aplastar a los psicólogos, y, más en general, a lavarle el cerebro a la sociedad; no obstante, no pierde la esperanza, porque la “necesidad de palabra” le parece irreductible, irreprimible.

Esta esperanza, Michel Normand la ha perdido. Al final de un impresionante y muy informado panorama de los últimos veinte años, Normand concluye con el “triunfo de las neurociencias cognitivas”: según él, “el rechazo de la contribución freudiana por parte de los “tomadores de decisiones” ha conducido al “fracaso de la política del psicoanálisis tanto en psiquiatría como en el campo social”. Este “pesimismo de la inteligencia” hace más que necesario el “optimismo de la voluntad” al que recurre Gramsci para contrarrestar la tentación del derrotismo.

El punto de vista de Pascal Pernot también es crítico: subraya el poder del binarismo que impone la política y que condiciona, limita, aprisiona cualquier protesta emitida por los psicólogos. Luc García, por su parte, destaca el estancamiento y desgaste de esta protesta: “presentar los mismos lamentos, las mismas quejas durante 20 años plantea preguntas”.

Con la tercera parte, titulada “La banda infernal”, Lacan Cotidiano inaugura el estudio de escritos de estos académicos tóxicos que durante años han estado trabajando entre bambalinas con los poderes públicos para convencerlos de que no toquen a los “profesionales de la atención psíquica” (R. Gori). La lectura atenta de Éric Laurent de una producción de Swendsen y compañía fue escrita originalmente para el British Journal of Psychiatry Bulletin. Conduce a una conclusión final: la crasa ignorancia compite con la deshonestidad intelectual más impúdica. En complemento, dos notas de lectura de libros antiguos, pero aún reeditados, ponen en evidencia la nulidad de los autores de “La banda infernal” cuando hablan de clínica.

El número termina con dos textos de actualidad. En una reciente intervención en París, por Zoom, Judith Butler se distancia del concepto del género que ayudó a lanzar en el mundo, en un momento en que este término obsoleto encuentra seguidores entusiastas en Francia. Divertido.

Finalmente, conocerán al Prof. Lejoyeux. Fue elegido por la Sra. Katia Julienne, Directora General de servicios sanitarios (DGOS), para presidir la Comisión de psiquiatría de nueva creación (18 de enero de este año) para dar continuación, se nos dice, a los anuncios del Presidente de la República. La personalidad maliciosa de M. Lejoyeux, como lo demuestra todo su trabajo clínico, arroja una inesperada luz sobre la preparación de los futuros Congresos de salud mental y psiquiatría, programados para celebrarse este verano. ¿Se combinará este “optimismo de la inteligencia” con un “pesimismo de la voluntad”? El futuro (inmediato) lo dirá. #

miércoles, 26 de mayo de 2021

Citas Lacanianas


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo, Psicoterapeuta. Psicoanalista. Humanista. Zaragoza. Teléfono: (+34) 653 379 269 Website: www.rcordobasanz.es  Instagram:@psicoletrazaragoza


Jacques-Alain Miller, Extimidad, 1985-1986, (18-2-1985, p-102). Edit. Paidós, Buenos Aires, 2010.

“De manera completamente misteriosa para ella, en los años posteriores a este episodio, y tan pronto como esta sola, se ve asaltada por una crisis de angustia. Abandona su trabajo y apenas puede ocuparse de sus dos hijos, que tienen alrededor de cuatro años. Como vemos, se aísla bien una coyuntura dramática de desencadenamiento –término que Lacan utiliza para la psicosis y que aquí resulta apropiado para un caso de histeria- de lo que se ha llamado groseramente una depresión: crisis de angustia y fobia.”

 

Jacques-Alain Miller, El banquete de los analistas, (1989-1990), 17-1-1990. Edit. Paidós, Buenos Aires, 2000, pp. 149-150

Yo dije, por ejemplo, que pensaba que cierta Escuela estaba en crisis. En realidad, no consideraba que estuviera en crisis, sino que había malestar y que era importante ponerla rápidamente en crisis. Así pues, dije: “Hay crisis”. Sin duda no es algo que se perciba de manera muy fácil, ya que respecto de lo que funciona, en cuanto a su automaton, ¡es impecable! En verdad , provoca mi admiración: todos sus engranajes siguen funcionando, y uno se pregunta además si hay piloto en el avión; porque parece que este fuera automático, y le permitiera al piloto conversar tranquilamente con los pasajeros. No es en absoluto una crisis del funcionamiento, todo sigue perfectamente sobre rieles; es una crisis que alguien muy justamente llamo ética, una crisis del querer ser.

(…) La crisis es un estado de disputa que puede muy bien empezar o dar la impresión de empezar con la tercera acepción, como una “querella de personas”, esto es, en el registro que podríamos llamar imaginario; pero que se aclara con el segundo sentido, donde se trata de lo que es precioso, de lo que hay de real en el asunto. Y debe, o debería concluirse, es decir, verdaderamente empezar en el sentido uno, que es el nivel simbólico de la disputa, donde se discuten los puntos de doctrina. Como señaló Alfred de Musset en On ne badine pas avec l’amour (con el amor no se juega), “el encanto de las disputas está en hacer las paces”.

He aquí la primera lección de la crisis de la que hablaba: con el amor no se juega. Reconozcamos que es un título maravilloso, ya que justamente el juego es un término de la vida amorosa: califica el hecho de decirse naderías, cosas sin importancia, de provocarse un poquito el uno al otro, de buscarse pelea amablemente. Luego, con el amor no se juega porque aunque haya juegos en el amor, ¡el amor mismo es serio! Y la palabra, incluso la que se considera juego, tiene consecuencias

(…) Una de las ventajas de esta crisis es que todos pueden percibir que con el amor no se juega. Es exactamente lo que pienso. Por ahora, el resultado de esta crisis es que se habla de amor -¡muy bien!-, del amor por Lacan. ¿Es necesario o no? ¿Lo tenemos? ¿No lo tenemos? También del amor por la Escuela. ¿Es preciso amar la Escuela de Lacan? Si se ama la Escuela ¿acaso no se la confunde con una iglesia? Pero si no se la ama ¿se es simplemente un mal compañero? No hay respuestas sencillas para estas preguntas. ¿Es o no necesario el amor al saber? Entonces, ¡es serio!, significa justamente que el problema de la relación con el Nombre del Padre se plantea en términos de amor.”

 

 

Jacques-Alain Miller : “Acero el abierto”, Uno por Uno, 7/8, enero 1989, p. 6-7.

“ 2

La crisis incuba en la Escuela de la Causa.

Se la puede tratar con el silencio, cerrando la tapadera, y así hacerla degenerar en malestar, instalarse en ella.

Pero esta Escuela no se hizo para el malestar, sus delicias, el veneno que las brujas destilan gota a gota, “la vida de grupo”. Se la pensó para poner la enseñanza de Lacan en práctica, para asegurar su transmisión, para funcionar al servicio del psicoanálisis.

La crisis, por el contrario, le va. Nacida de la crisis, se alimentará en la crisis. Es mi apuesta.

La crisis de 1990, la quisiera fría, neta, sin acritud. Es por lo que hago de ella casi-matema.

Así pues, abro decididamente la caja de Pandora.

3

La crisis de la Escuela es una crisis de sus fundamentos.

Las peripecias que la han acelerado importan poco, si nos atenemos a su lógica. Desde donde estamos, se percibe en efecto que esta crisis era fatal – quiero decir: inscrita desde el origen en su programa genético, transmitido de la Escuela nº 1 a la Escuela nº 2.

Lo demuestro.

 

4

Hemos entrado en la Escuela por Lacan.

Hemos permanecido en ella sin Lacan.

Esta es la matriz de la crisis.”

 

 

 

Jacques-Alain Miller, El banquete de los analistas, 1989-1990, (14 de febrero 1990, pp.227- 228). Edit. Paidós, Buenos Aires, 2000.

“Pero, ¡es muy agotador! Es crear para cada uno, en el marco de estas asociaciones y de una Escuela, una situación de crisis permanente, una situación de efervescencia y de peligro, porque qué son los dirigentes de una Escuela así, que, no teniendo en la asociación más derechos que la base, deben sostener un aparato y hacer aceptar que además haya distinciones del gradus. Los responsables son continuamente asediados y la base, incesantemente mortificada. ¡Es, pues, un desastre político permanente! Como Lacan mismo dice, todo esto es absolutamente ingobernable, pero lo que interesa no es gobernarlo.”

 

Jacques-Alain Miller, El banquete de los analistas, 1989-1990, (2 de mayo 1990, p.347). Edit. Paidós, Buenos Aires, 2000.

“Terminaré con una indicación de lo que queda de esto en Lacan. En el marco de sus conferencias sobre el no-saber, Bataille destacó la práctica del amok, al que define como una singular crisis de violencia, frecuente entre los malayos, que precipita a la muerte, porque condena a quien la posee al homicidio delirante. El amok es una crisis de violencia casi codificada: en determinado momento el sujeto es capturado por una pasión ardiente, por una exigencia de agarra un puñal y salir a matar al primero que pasa. y sabe que su gesto solo tiene una salida, que otro amenazado, finalmente, se defienda y lo mate. el amok es, a su entender, el suicidio más abierto, que se entrega al delirio ilimitado, al delirio infinitamente abierto a la muerte.”

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997( 20/11/1996, pp.11-12 ), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

“Si hay crisis hoy (no es seguro que la palabra sea apropiada), no se trata, como en la época de Descartes, de una crisis del saber. Justamente, Descartes pudo dar lugar a la solución de la crisis del saber. Con la promoción del saber científico. El resorte principal de la crisis de la época cartesiana fue el equívoco introducido en la lectura del significante bíblico, debido a la irrupción de la reforma. Luego del retorno a los textos de la sabiduría antigua grecorromana en el Renacimiento, una crisis de la interpretación del mensaje divino asoló Europa.

Esta crisis del saber –que habría que describir con más detalle y minuciosidad-, de la interpretación, no afectaba a lo real, no tocaba la instancia de Dios como real, de “De Dios; que existe” que es el título que Descartes da a su Tercera Meditación, a la que me remití para presentar el título El Otro que no existe

La mutación científica implica que Dios ya no es solamente el objeto del acto de fe, sino también el de una demostración que sustenta en un real que no engaña la soledad asediada, precaria, del cogito. En esa época, este real estaba en condiciones de proteger al sujeto de los semblantes, los simulacros, esto es, de las alucinaciones. Hoy, en cambio, si hay crisis, es una crisis de lo real. Pero ¿es una crisis? Tal vez se prefiera a esta la palabra malestar –y podría decirse que hay malestar respecto de lo real-, pero este término freudiano está a punto de ser superado.

En efecto, la inmersión del sujeto contemporáneo en los semblantes problematiza lo real de allí en más para todos. Y no es exagerado afirmar que esta problematización se esboza sobre un fondo de angustia.

Hay en esto sin duda una inversión paradójica”

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997( 20/11/1996, p.24), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

“ Bataille: “El surrealismo fue una determinación decisiva que hizo del texto poético la expresión de elementos comunes semejantes a aquellos que revelan los versos”.

Bataille muestra de este modo cómo en medio de una crisis moral nació el interés de la generación del período anterior a la guerra por las creaciones colectivas, por el Otro colectivo introducido en los mitos y las actividades religiosas, que manifiestan de entrada el lazo social”

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997( 4/12/1996, p.62), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2005

“Llegué hasta este punto después de haber pasado del internado a esta comunidad planetaria, de la crisis de histeria en un medio cerrado hasta la división estructural que mantiene el deseo en el sujeto femenino como el verdadero principio de regulación de los nacimientos.”

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997, ( 11/12/1996, pp.81-82), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

“Como indiqué la última vez la promoción del plus de goce que señala Lacan cobra sentido a partir del eclipse del ideal, desde donde se suele explicar la crisis contemporánea de la identificación. Escribámoslo de este modo: a > I (en lo sucesivo, a predomina sobre el ideal)

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997, ( 22/1/1997, p171.), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

“Para simplificar, Descartes logró sacar al discurso de la ciencia de esta crisis escéptica e imponer su forma.

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997, ( 22/1/1997, p.171), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

“En cambio, se acentuó más el semblante del orden social, según piensa cierto número de conservadores (theo o neo). Consideran que se está, especialmente en Estados Unidos, en una fase de crisis escéptica que recuerda la antigua, y cuya salida buscan en el registro de la ética. Aparentemente, la elaboración de una ética permitiría escapar al escepticismo de lo que llaman el relativismo cultural.

Las dificultades, las paradojas y la escasa incidencia sobre la opinión pública de los debates filosóficos sobre la ética, traducen que no se logra salir de la crisis escéptica por este camino.

Sigue sorprendiendo que el discurso de la ciencia ya no sea una solución. Se lo intentó, pero este discurso no solo no está en condiciones de proporcionar la salida a la crisis escéptica, sino que por el contrario la nutre de una manera completamente inédita. Y me parece que esto pasó en los últimos veinte años.”

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997, ( 22/1/1997, p.178), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

“(Searles…) Simplemente, constata que las personas creen cada vez menos en estos semblantes y observa que hay una crisis de la creencia en los hechos institucionales.

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997, ( 23/4/1997, p.332), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

“La industria informática es lo que avanza hoy en la industria mundial sin reparar en obstáculos y lo que lleva adelante la economía del mundo. Leí asimismo estudios muy recientes que muestran los resultados catastróficos que arrojaría una crisis de esta industria en todos los campos de la producción”

 

Jacques-Alain Miller- Eric Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, Curso la orientación lacaniana,1996-1997, ( 28/5/1997, p.398 y 400), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2005

Eric Laurent: “De allí la idea que cierra su libro –y que dio lugar a posteriores desarrollos- de que no hay crisis del Estado providencia, que la nueva definición es una crisis permanente, y que solo se tendrán negociaciones. Terminados los equilibrios, terminada esta ilusión de los gloriosos treinta, solo existe la pura negociación permanente, constante, en la que no habrá más que la necesidad de una política no definida a partir de equilibrios, sino de una prudencia mucho más sutil y compleja en estos.”

(…) “El estropeó la vida de familia y el sueño de todos sus programadores durante el tiempo necesario para que la cosa funcione. Gracias a lo cual después va a Davos y los hombres políticos se desvanecen, tienen crisis histéricas, beben sus palabras, quieren estar cerca de él…

Lo mismo ocurre con Ellison, el dueño de Oracle, cuyo carácter y los diversos daños que produce conocen quienes se interesan en el tema. Él es, pues, claramente culpable.”

 

Jacques-Alain Miller, “Apología de la sorpresa” en Entonces: “Sssh…”, Eolia, Barcelona 1996. pp.39-40.

“La espera –bonito tema como la espera. Esperando a Godot. Ya ven que lo vuelvo a llevar a los años de postguerra. Es la espera pura. Godot no viene. Vemos a sujetos que están con los nervios de punta esperando a Godot. Y finalmente, ¿es a Godot al que se espera? ¿No es más bien que se espera que Godot no venga? Es lo mismo que la crisis que se produce en La cantante calva cuando dicen en un momento –La cantante calva, ¡ah! La cantante calva no aparece nunca. Está presente en la expresión inglesa, Until the fat lady sings, Hasta que la cantante gorda se ponga a cantar. Todo eso durará hasta que, como en la Opera, la gorda empiece a cantar y eso marca un corte, el punto de capitonado.”

 

Miller, J., A., » El aparato de psicoanalizar», p. 9, en Virtualia 9, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana Marzo 2004

“Tomen esto más en serio de lo que puede parecer, como si les correspondiera al psicoanálisis afirmar que existe lo real y no un real tan infantil, tan limitado, tan fútil, como el de Searle. Es como si la ciencia ya no llegase a sostener el concepto de real. Es por otro lado lo que le da todo su campo a la epistemología de la Señora Stengers, que recoge las declaraciones de todos los sabios, físicos en particular, desde principios de siglo, de que lo real lo ven singularment relativo, inconsistente, susceptible justamente de descripciones diferentes. La crisis ha devenido aparente con los quanta, la descripción de la luz como corpúsculos o como ondas. Se ha percibido que se tenía, en efecto, descripciones que hacían vacilar el concepto natural de lo real.”

 

 

Jacques-Alain Miller, La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Curso la orientación lacaniana,1998-1999, ( 27/1/1999, p.140-141), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2003

“De que forma se manifiesta esta patología? Al leer diversos autores, se impone la forma de la repetición, hasta de la estereotipia, una estereotipia vital. Como indica Glover, “una serie de crisis vuelven constantemente y de una manera que parece estereotipada”.

He aquí lo que intentan captar y que tiene para ellos otra estructura que la del síntoma freudiano. Se trata de experiencias donde, grosso modo, o son los otros los injustos, los que hacen mal, o es el sujeto quien se las agarra con los otros y los perjudica. Este es el tipo de crisis que vuelve constantemente, y se constata que para nuestros colegas de los años 20 trata con esta patología era una experiencia de lo real distinta que la de la división del sujeto, la del inconsciente y del desciframiento de estas formaciones.”

 

Jacques-Alain Miller, La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Curso la orientación lacaniana,1998-1999, ( 27/1/1999, p.140-141), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2003

“Según me dijeron de entrada cuando me trasladé algunos días a Nueva York, el psicoanálisis paga el precio de esto con una crisis. Parece que la gente se analiza cada vez menos, dado que el psicoanálisis es tomado ante todo como una terapia. (…) No soy yo quien habla de crisis –solo les retransmito este término- aunque si tengo que encontrarle un fundamento, es la expresión del fracaso de la medicalización del psicoanálisis, y también de su psicologización, puesto que se desarrolló un importante sector de psicoanalistas ajenos a la IPA y establecidos con los diplomas universitarios.”

 

Jacques-Alain Miller, Los usos del lapso, Curso la orientación lacaniana, 1999-2000, ( 12/1/2000, p.122), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2004

“Por otro lado, en estas así sabiamente llamadas vacaciones de invierno, retomé parea acomodarlos algunos documentos, hoy históricos, que conciernen a los malestares y crisis atravesados por ese conglomerado extraño llamado Asociación Mundial de Psicoanálisis.”

 

Jacques-Alain Miller, Los usos del lapso, Curso la orientación lacaniana, 1999-2000, ( 1/3/2000, p.217-218), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2004

“El cristianismo introdujo el acontecimiento, la decisión y la crisis. Introdujo la noción de acontecimiento sagrado. La creación del mundo, la caída del hombre, la alianza con Dios, la emergencia de los profetas, la encarnación del hijo de Dios, el acontecimiento de la cruz, de la tumba vacía y del Pentecostés, son otras tantas nociones de una historia escandida por acontecimientos inolvidables y repetidos a través de los siglos de los siglos. Dependemos, el psicoanálisis incluido, de esa historia regida por acontecimientos, destacada por el esfuerzo del saber universitario por separar la historia de acontecimientos de las historias de larga duración.”

 

Jacques-Alain Miller, Los usos del lapso, Curso la orientación lacaniana, 1999-2000, ( 27/3/2000, p. 287), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2004

“Por esa razón precisamente, Fermat resultó interesante, porque se pensó que él tenía la solución. Y dijo, simplemente: escuchen, no puedo escribirla porque no hay suficiente espacio en el lugar del Otro. Uno siempre se imagina el lugar del Otro… ¡No! También hay la crisis habitacional en el lugar del Otro. No hay más espacio en el lugar del Otro, como eventualmente canta Guy Béart, No hay más después en Saint-Germain-des-Près, eso concierne a una proposición muy importante.”

 

Jacques-Alain Miller, Los usos del lapso, Curso la orientación lacaniana, 1999-2000, ( 7/6/2000, p. 449), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2004

“En el momento en que ella está con ese Jacques Hold, el amante de Tatiana, el momento en el que el hombre, dice, la obliga a desvestirse:

Hela aquí, desnuda. ¿Quién está en la cama? ¿quién cree ella?

Está tendida y no se mueve. Está inquieta. (…) Pero me sigue con la mirada como a un desconocido a través de la habitación mientras yo me desnudo a mi vez. ¿Quién es? La crisis está ahí.

Y es entonces cuando tenemos este diálogo que acabo de citar. Y ella misma dice, suponemos sobre ella misma:

-¿Quién es?

Gime, me pide que se lo diga. Digo:

-Tatiana Karl, por ejemplo.”

 

Jacques-Alain Miller, Los usos del lapso, Curso la orientación lacaniana, 1999-2000, ( 14/6/2000, p. 487), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2004

“Durante las pocas semanas de postración que seguirán, durante la crisis, Lol intentará conjurar la huida del tiempo, el retorno del aburrimiento, para reencontrar ese momento de eternidad del ser-de-a-tres, pronunciando una frase siempre la misma: “No era tarde, la hora de verano era equívoca”. Salida brutalmente del tiempo en suspenso, dirá aún que es largo ser Lol V.Stein.

El tiempo de crisis es interpretado por el entorno como el resultado de la ausencia inexplicable de dolor cuando el novio la abandona. Pero Lacan señala que ella no puede decir que sufre y propone captar este sufrimiento que no puede decirse del siguiente modo: “Para palpar qué busca Lol a partir de ese momento, se nos ocurre hacerle decir un “yo me dos”, conjugando doler con Apollinaire”.”

 

Jacques-Alain Miller, El lugar y el lazo, Curso la orientación lacaniana, 2000-2001, ( 23/5/2001, p.371), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2003

“La experiencia analítica es allí concebida como la experiencia de un sujeto que lucha con un problema. Y el término problema reclama el término solución, una solución a la que Lacan llama pase y que a su vez es el antónimo de impasse” El impasse solo se sostiene en relación con la noción de problema, un problema en el cual encontramos impasses, y se supone que al explorar esos impasses se encuentra la solución del problema, a la que Lacan llama pase.”

 

Jacques-Alain Miller, El lugar y el lazo, Curso la orientación lacaniana, 2000-2001, ( 14/3/2001, p.251), Ed. Paidós, Buenos Aires, 2003

François Leguil: “Que la depresión haya devenido un quebradero de cabeza que plantea colosales problemas de salud pública, tanto de costos como de concepciones de la economía política, constituye la venganza de lo real que ridicuerniza a los psicoterapeutas de ayer, de hoy, de mañana, esos psicoterapeutas que no sospesaron que la desmaterialización de los dolores morales del hombre lograda por la ciencia psicotrópica había arrastrado en un soplo de Apocalipsis no el dolor o la angustia misma, sino la totalidad de su psicopatología de aquí y de allá.”

 

 

Jacques-Alain Miller, Piezas sueltas, Curso la orientación lacaniana,1998-1999, ( 2/2/2005, p.156), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2003

“Es en efecto un texto de primerísima calidad que escribió a mediados del siglo XX y en el que señala los lineamientos de un malestar en la cultura a partir de los cuales hemos visto luego desarrollarse la crisis de la civilización (Esto es por cierto redundante, ya que de hecho esta civilización está en crisis desde hace mucho tiempo).”

 

Jacques-Alain Miller, Piezas sueltas, Curso la orientación lacaniana,1998-1999, ( 2/2/2005, p.202), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2003

Eric Laurent: “Los géneros ya se confunden, y en el estado de California , lugar elegido por Hollywood, las dificultades debidas a la crisis energética y a la imposibilidad de la burocracia de proveer de electricidad a esta gran región económica –la quinta del mundo- llevaron a la cabeza del estado a un superhéroe que en efecto se presentó como el único capaz de tomar la sdecisiones necesarias.”

 

Jacques-Alain Miller, Sutilezas analíticas, Curso la orientación lacaniana, 2008-2009, ( 12/11/2008, p.16), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2003

“La preocupación terapéutica conduce a retener la fuerza desprendida del procedimiento analítico mismo, lleva a interrogarse sobre, si me permiten, la dosis de verdad que un sujeto puede soportar en un momento dado, la dosis de verdad que es capaz de asimilar –esto es siempre válido-, pero también la que sigue soportando sin una excesiva incomodidad o sin que se derrumbe o amenace con derrumbarse lo que le sirve en el mundo. Por lo tanto, cuando la preocupación terapéutica domina, suspendemos lo que tiene de radical la operación analítica y esto conduce a callejones sin salida: no se da la interpretación que en ese momento sería demasiado duro escuchar o llevaría al sujeto a evitar lo que se le revelaría, o incluso a domesticar el carácter abrupto de las cosas para que permanezca emmarcado en el procedimiento. Así pues, ni muy rápido ni muy fuerte, es cuestión, como decía, de dosificación. Y son estos frenos, estos límites, los que se supone que se levantan cuando uno se compromete en la dimensión que antes llamábamos didáctica, donde desaparece la preocupación terapéutica y puede entonces darse de lleno la dinámica propia del análisis.”

 

Jacques-Alain Miller, Sutilezas analíticas, Curso la orientación lacaniana, 2008-2009, ( 12/11/2008, p.99), Ed.Paidós, Buenos Aires, 2003

“ Yo, en efecto, suelo hacer controles: alguien que se ejercita en la práctica del psicoanálisis viene a hablarme de su ejercicio, de los problemas que le provoca, y lo que yo trato de introducir, de insinuar en su manera, aunque respetándola en su singularidad –el practicante también tiene derecho a la singularidad-, es el punto de vista de lo singular. Por supuesto, a veces, acepto el problema planteado en términos de clases diagnósticas, pero siempre intentando neutralizar lo apremiante, para hacer prevalecer lo que creo más propiamente psicoanalítico, que es el punto de vista antidiagnóstico.”



viernes, 16 de abril de 2021

Jacques-Alain Miller: citas

 

JACQUES-ALAIN MILLER

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. Presencial y Online IG: @psicoletrazaragoza  Twitter: @psicoletra Página Web: Contacta!!

2000-2010

El hombre sin ambages es aquel capaz de hacer pareja con la mujer como Otro.

J.-A. Miller, “El secreto de las condiciones de amor”, Del Edipo a la sexuación, Buenos Aires, Paidós, 2001, p. 27.

 

Si el objeto niño no divide, entonces, o bien cae como un resto de la pareja de los genitores o bien entra con la madre en una relación dual que lo soborna –para retomar el término de Lacan– al fantasma materno.

J.-A. Miller, “El niño, entre la mujer y la madre”, Revista Varité, NEL, 2001.

 

En primer lugar, el síntoma del niño es más complejo si se debe a la pareja, si traduce la articulación sintomática de dicha pareja. Pero también, por el mismo motivo, es más sensible a la dialéctica que puede introducir la intervención del analista. Cuando el síntoma del niño proviene de la articulación de la pareja padre-madre, está ya plenamente articulado con la metáfora paterna, plenamente atrapado en una serie de sustituciones y, por consiguiente, las intervenciones del analista pueden alargar el circuito y hacer que esas sustituciones se desarrollen.

J.-A. Miller, “El niño, entre la mujer y la madre”, Revista Varité, NEL, 2001.

 

Existe toda una dimensión del feminismo –para darle el nombre que ese movimiento eligió– que sostiene la reivindicación de lo Mismo. Lacan eligió el momento de la emergencia de la afirmación de ese movimiento para hacer su seminario Aún, es decir, para fundar a la mujer como Otro, para proponer algo diferente del feminismo, para sostener lo que es diferente de una identidad.

J.-A. Miller, “El secreto de las condiciones de amor”, Del Edipo a la sexuación, Buenos Aires, Paidós, 2001, p. 29.

 

El sujeto está siempre obligado a inventar su modo de relación con el sexo, sin estar guiado por una programación natural. Este modo de relación inventado, siempre particular y peculiar, siempre rengo, es el síntoma y viene al lugar de esa programación natural que no hay.

J.-A. Miller, “El ruiseñor de Lacan”, Del Edipo a la sexuación, Buenos Aires, Paidós, 2001, p. 261.

 

Parlêtre no es simplemente una abreviación de la expresión [ser hablante], esta condensación atribuye al hombre –término genérico– un ser de semblante, le atribuye el parecer. La teoría lógica de la sexuación, camino en el cual se encuentra Lacan en los seminarios mencionados, es un hecho de parétre. Por eso las discusiones sobre el ser sexuado siempre tienen un lado de espejuelo, sobre todo cuando se refieren al parétre de la mujer. El eterno femenino, que según Goethe «nos atrae a lo alto» es el eterno semblante. Es lo que canta el coro místico al final del Fausto: «Todo lo perecedero no es más que figura. Aquí lo Inaccesible se convierte en hecho; aquí se realiza lo Inefable. Lo Eterno-femenino nos atrae a lo alto». Y lo que vale para el eterno femenino no vale menos para nuestro Padre eterno: el padre y la mujer son solidarios en el semblante (precisamente a esta solidaridad apunta el famoso capítulo del seminario Aún «Dios y el goce de LA mujer»).

J.-A. Miller, De la naturaleza de los semblantes, Buenos Aires, Paidós, 2002, pp. 12-13.

 

Hubo alguien que lo expresó muy bien a su manera, Honoré de Balzac, cuando al hablar del trabajo del escritor profesional en La muse du département afirmó: «El semblante cuesta tan caro como lo real». Es una frase actual, eminentemente moderna. (…) qué era para Lacan una verdadera mujer, expresión que efectivamente encontramos en varios lugares. Hay una respuesta inmediata a la pregunta, una respuesta analítica: no es una madre. La madre en psicoanálisis es la que tiene, es siempre –debe serlo para responder a su concepto– plentiful, abundante.

J.-A. Miller, De la naturaleza de los semblantes, Buenos Aires, Paidós, 2002, p.19.

 

Una verdadera mujer, tal y como Lacan hace brillar su eventual ex-sistencia, es la que no tiene y hace algo con ese no tener. (…) una verdadera mujer es siempre Medea, quien descuartiza a sus hijos y se los da de comer a Jasón, su padre. Medea le da de comer su Dasein y, en ese momento, según Lacan, se vuelve completamente mujer. (…) desde esta perspectiva el acto de la mujer consiste en arrancarse lo más precioso, el ágalma, y repentinamente interpelar al hombre en su división, no protegerlo, ni alimentarlo, sino sorprenderlo (...). Medea no es, pues la madre, sino exactamente la antimadre. Volverse madre o volverse mujer no se corresponden en absoluto, lo que explica la aflicción de Lacan al constatar que «todas quieren parir»; es decir, lamentaba, deploraba que fueran tan madres.

J.-A. Miller, De la naturaleza de los semblantes, Buenos Aires, Paidós, 2002, pp. 19-20.

 

El modelo fantasmático: ($ <> a) cuando la pareja parece responder a un fantasma del sujeto. Es decir que los trastornos, los disfuncionamientos de la pareja, parecen obedecer a un escenario donde el partenaire tiene un papel asignado y que finalmente parecen complementarios.

J.-A. Miller, La pareja y el amor, Paidós, Buenos Aires, 2003, p.19.

 

El modelo sintomático (...) pone en evidencia que el escenario implica una disfuncionamiento. Que el partenaire no está fuera del sujeto –es distinto del yo, pero no está fuera del sujeto– en tanto que constituye, es equivalente a un síntoma.

J.-A. Miller, La pareja y el amor, Paidós, Buenos Aires, 2003, p. 19.

 

Quinto modelo: la perspectiva misma del partenaire-síntoma implica una oposición entre la dimensión cerrada del goce <auto erótico> y la dimensión del amor que se abre al Otro. El amor es lo que diferencia al partenaire de un puro síntoma.

J.-A. Miller, La pareja y el amor, Paidós, Buenos Aires, 2003, p. 20.

 

El falo simbólico no es el significante imposible de negativizar. En el Seminario de La angustia entra en función el órgano, que en el varón se negativiza por sí mismo en su operación copulatoria. (...) Una vez que elaboró de manera inolvidable, el estatuto del falo significante, Lacan pasa, en la última parte de este escrito, a la elaboración de las estructuras a las que, en función del falo significante, se someten las relaciones entre los sexos. Y muestra que estas relaciones giran en torno del significante fálico como significante del deseo y que pasan por el ser y el tener: ser el falo, tener el falo. Aunque sea menos evidente, en el Seminario de La angustia también encuentran presentadas lógicamente las relaciones entre los sexos (…). No puedo expresar mejor la innovación producida que retomando esta proposición que formula Lacan y que resulta escandalosa respecto de toda la literatura analítica: “A la mujer no le falta nada”.

J.-A. Miller, La angustia lacaniana, Paidós-Instituto Clínico de Buenos Aires, Buenos Aires, 2008, p. 51.

 

Que el masoquismo femenino sea un fantasma masculino significa que la incidencia del falo órgano se traduce en el fantasma de una mujer que sería objeto, un objeto permanente que gozaría de ser el objeto del goce del hombre, y sin límites, justamente sin los límites que marca cruelmente menos phi. En oposición, Lacan da como emblema del fantasma femenino a Don Juan. Luego, del lado masculino, una mujer gozaría de ser este objeto que puede reparar el menos phi que lo afecta; y del lado femenino, la imagen de un hombre al que no le faltaría nunca nada. Don Juan es el negativo de menos phi, es decir una imagen donde menos phi está borrado. Según Lacan, se reconoce allí una pura imagen femenina, es decir, Don Juan es también el sujeto al que no le falta nada.

J.-A. Miller, La angustia lacaniana, Paidós-Instituto Clínico de Buenos Aires, Buenos Aires, 2008, p. 54.

 

(…) presenciamos el reemplazo de la mitología por la topología, de Ia que aún falta evidentemente preguntarse en qué medida no sería ella también de otro modo, una mitología. (...) Desde que apunta a lo real, no es seguro que el mito pueda eliminarse del psicoanálisis. (...) Este mito apunta a dar vida a la libido concebida como un órgano. Lacan lo presenta como el nuevo paradigma del objeto perdido, un paradigma que reemplazará al falo en juego en la castración. El punto esencial es que en este mito (...). No cobra sentido y valor a partir de la castración, sino que se concibe como lo que se desprende de la sexuación de la vida en la medida en que esta se reproduce por la conjunción de dos sexos. El apogeo de este mito es que el órgano libido se aísla por el efecto de una pérdida natural, una pérdida en la que no hay agente. (...) Esto se cumple en el mito por el solo hecho de que, en lo sucesivo, la vida no pasa por la reproducción de un solo ser, sino que asume la forma de una especie donde hay dos sexos que deben unirse. La invención consiste en decir que en esta división algo se pierde bajo la forma del órgano libido.

J.-A. Miller, La angustia lacaniana, Paidós-Instituto Clínico de Buenos Aires, Buenos Aires, 2008, p. 63.

 

A Lacan esto lo lleva a plantear al Otro como éxtimo, lo éxtimo del hombre (los remito a sus Escritos, página 504). Es la época en que hace del inconsciente el discurso del Otro. Si les leo ahora esta página, entenderán cómo se ubica legítimamente este registro. “Cuál es, pues, ese otro con el cual estoy más ligado que conmigo mismo, puesto que es en el seno más asentido de mi identidad conmigo mismo es él quien me agita?” Con la expresión el Otro –lo que se puede tratar como inconsciente, incluso como intimación del superyó organizador de los síntomas–, ahora podemos decir que todo esto incumbe a la extimidad. Esta expresión remite a ese texto de Lacan donde él habla de a excentricidad radical de uno consigo mismo en el hombre o, más adelante, de su heteronomía radical. Con este adjetivo radical, apunta a que uno no se confunda respecto de esta excentricidad ni sobre esta heteronomía, y que no se trata en absoluto de que el sujeto estaría comandado desde el exterior, y de que este modo sería heterónomo. Si Lacan habla de heteronomía radical, es porque intenta hacer entender que no se puede reducir el análisis a hechos de sugestión (cosa que veremos este año a propósito de la extimidad), que el sujeto –y aquí está la paradoja– es gobernado desde el interior mismo. No está comandado desde el exterior, está gobernado desde el interior, y evidentemente echa por tierra la distribución que puede hacerse entre interior y exterior.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 18.

 

Pues bien, reconozcamos que la perspectiva de la extimidad que adoptamos este año nos obliga a considerar a los otros como objetos. Lacan observa que imaginamos que la eminente dignidad del otro solo se conservaría si se lo tratara como a un sujeto. ¡Ojalá se tratara a los otros a los que se parecía como objetos! Tal vez así se los haría sufrir menos, ya que nos ocuparíamos, llegado el caso, de estos objetos.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 20.

 

Esta identificación significante del amor descansa sin embargo en el objeto ¿Cómo? Fedro lo dice de sí mismo: el que ama (erastés) es el que no tiene. El amado es el que tiene. Tal como lo destaca Lacan, lo que constituye la paradoja del amor en un sujeto es que él, que es amable, que tiene, puede proponerse como el que no tiene.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 96.

 

Con una concepción estrecha del objeto, los analistas habían erigido como principio ético –que se alcanza en el elevado estadio genital– el intento de tratar al otro como un sujeto y ya no como un objeto. Nos gustaría emparentarnos con Kant para tratar al otro como un fin y no como un medio, como un sujeto y ya no como un objeto, pero lo que Lacan construye en La transferencia es una verdadera inversión de esta posición; es decir que demuestra que el sujeto omnivalente es el sujeto puro, el sujeto como falta de significante, que no tiene ninguna particularidad en el nivel subjetivo, cuyas particularidades se anulan para no ser más que una falta de un significante. En este nivel, un sujeto equivale a otro. Y en cambio, de lo particular del objeto puede emerger e instaurarse un valor único.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 109.

 

¿Qué hace que este Otro sea Otro para que se lo pueda odiar en su ser? Pues bien, es el odio al goce del Otro. Esta es incluso la fórmula más general que puede darse de este racismo tal como lo verificamos. Se odia especialmente la manera particular en que el Otro goza.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 53.

 

Se pretende que en el nombre del discurso de la ciencia uno se reconozca en el Otro, precisamente, como sujeto de la ciencia. (…) La cuestión no es que uno pueda reconocerse en el Otro como sujeto de la ciencia sino, si me permiten, como sujeto del goce. (…) De todas maneras, lo constante en este asunto es que el Otro les saca una parte indebida de goce. Esto es constante.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, pp. 54-56.

 

El asunto se ubica en otro nivel, que es el de la tolerancia o intolerancia al goce del Otro, en la medida en que es esencialmente aquel que me sustrae el mío.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, pp. 54-56.

 

Si el problema tiene aspecto de insoluble, es porque el Otro es Otro dentro de mí mismo. La raíz del racismo, desde esta perspectiva, es el odio al propio goce. No hay otro más que ese. Si el Otro está en mi interior en posición de extimidad, es también mi propio odio.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, pp. 54-56.

 

Sabemos hasta qué punto nos ocupamos de contener el goce femenino, y cómo se intentó taponar, canalizar, vigila, este exceso de goce. Saben el cuidado que se tomó –y el tema filosófico que constituyó durante siglos– en la educación de las muchachas.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, pp. 54-56.

 

Se trata de una pregunta obligada si se cree poder partir de la experiencia de los estados de conciencia, de lo que sería para el sujeto la experiencia directa, inmediata, intuitiva de su intimidad, valorizada llegado el caso por una transparencia de principio con la que se designa esa experiencia. Se debe entonces constatar que no se tiene esta experiencia inmediata e intuitiva de los estados de conciencia del otro (¡o de lo contrario la cosa anda muy mal!).

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 61.

 

Tomando este punto de partida, no neguemos que se deba plantear la experiencia del otro como distinta de la experiencia de sí y que desde esta perspectiva el otro es un sujeto completamente problemático.”

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 61.

 

De esta clínica (de la demanda y del deseo) pueden deducirse muchas cosas. Se puede percibir que es una clínica diferencial de la sexualidad: en particular, en términos que son los de Lacan, la represión del deseo es menor en la mujer y es más importante del lado del hombre. Puede también deducirse una dialéctica de la demanda y del deseo, que ubica el contraste de la demanda de amor y del deseo, y plantea así –evidentemente con todos los arreglos posibles– que del lado femenino amor y deseo convergen hacia el mismo partenaire mientras que del lado hombre, de manera típica, amor y deseo divergen.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 206.

 

Lo que está en el corazón de esta dialéctica es una función de lo negativo. A partir de este símbolo –ϕ, se da cuenta a la vez del amor y del deseo. Se da cuenta del amor en la medida en que es dar lo que no se tiene –conocen la definición–. Se hace de entrada del partenaire amoroso el continente de –ϕ. Desde esta perspectiva, el partenaire del amor está estatutariamente castrado. Lacan lo pone de manifiesto incluso en el amor por un hombre, donde es preciso descubrir lo que en este amor se dirige en él, que tiene el órgano, precisamente al punto en el que está desprovisto, privado de él.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 206.

 

La función de lo negativo está también del lado del deseo puesto que en este lugar Lacan sitúa la mascarada femenina: en la medida en que no tiene, estatutariamente la mujer se arroja en esa mascarada del semblante. El menos es allí el principio de su erección como objeto de deseo. Si una mujer puede significar el falo, si no hay mejor significante del falo que una mujer, es porque ella encarna esta función negativa.

J.-A. Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 206.

 

Lo aclaro porque en los tiempos que corren, como se dice, ya no se escucha la palabra hombre sino por oposición a la palabra mujer; se ha perdido el sentido de la humanidad contenido en la palabra hombre. Como resultado quieren hacernos decir Declaración de los Derechos Humanos en lugar de Declaración de los Derechos del Hombre… ¡Quien se hubiera atrevido a formular algo así en 1789! La lengua, su sentido, el sentido de las palabras de la lengua, evoluciona; es un hecho.

J.-A. Miller, “Singularidad”, Sutilezas Analíticas, Buenos Aires, Paidós, 2011, p. 98.

 

El goce es sin duda una propiedad del cuerpo que se presta a la captura del Otro.

J.-A. Miller, “Filosofía del goce”, Sutilezas Analíticas, Buenos Aires, Paidós, 2011, p. 273.

 

Queda el amor, que Lacan no arranca de su raíz imaginaria cuando dice que este da la ilusión de la relación sexual. Y esto es lo que distingue, propiamente, del amor el goce. Hay un goce en hablar del amor, hay un goce en dar pruebas de amor, hay un goce al escribir cartas de amor–o por supuesto, correos electrónicos–, y ese goce es el que está más lejos y más cerca topológicamente de la relación sexual que no existe.

J.-A. Miller, “Nada es sin goce”, Sutilezas Analíticas, Buenos Aires, Paidós, 2011, p. 290.