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miércoles, 17 de julio de 2019

Existencialismo en Psicoanálisis



EXISTENCIALISMO EN PSICOANÁLISIS


Dasein
Binswangger adoptó los términos y conceptos introducidos por el filósofo Martin Heidegger. El primero y más importante de los términos es Dasein (literalmente, ser ahí) al que muchos existencialistas se refieren para hablar de la existencia humana. Aunque, como hemos dicho significa literalmente “estar ahí”, acarrea consigo otras connotaciones sutiles: el término original en alemán sugiere una existencia continua o la continuidad de la existencia, la sobrevivencia, la persistencia. Además, el énfasis en la parte “da” o “ahí”, tiene el sentido de estar en el medio de todo, en el grueso de las cosas. También este énfasis tiene el sentido de estar ahí como lo opuesto a estar aquí, como si no estuviésemos adonde pertenecemos; como si estuviésemos más dirigidos hacia otra cosa.
Aunque no existe una traducción precisa del término, muchas personas utilizan la palabra existencia o existencia humana. Existencia se deriva del latín existare, que significa el hecho de existir; vida del hombre y por oposición a esencia, realidad concreta de un ente cualquiera. Tal y como se puede percibir, esta definición acarrea consigo algunos de los conceptos subyacentes a la palabra dasein: ser distinto, ir más allá de uno mismo, volver a ser.
Aún existen otras acepciones para Dasein: Heidegger se refería al mismo como apertura (Lichtung), igual que pradera, apertura en el bosque, ya que Dasein es lo que permite al mundo revelarse. Sartre también comparte este sentido de apertura, al referirse a la existencia humana como la nada. De la misma forma que el agujero solo existe en virtud de algo sólido, Dasein se erige en un agudo contraste a la “estrechez” de todo lo demás.
La cualidad principal de Dasein, siguiendo a Heidegger, es el cuidado (atención) (Sorge). El “estar ahí” nunca es una cuestión de indiferencia. Estamos constantemente envueltos en el mundo, en los demás y en nosotros mismos. Estamos comprometidos o envueltos con la vida. Podemos hacer muchas cosas, pero el descuidar no es una de ellas.



http://psicopsi.com/Ludwig_Binswanger_Teoria.asp



martes, 17 de abril de 2012

"Introducción al Análisis Existencial"

"La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada".
Soren Kierkegaard.


Fotografía de Ludwig Binswanger (1881-1966)

El psiquiatra suizo Ludwig Binswanger es, al mismo tiempo, un filósofo. Su "Introducción al análisis existencial" une a las enseñanzas de Freud una reflexión que se nutre en Heráclito, Kant, Husserl y Heiddeger. Para el autor, el verdadero método de la psiquiatría y la psicologia es el que permite aprehender al hombre en tanto que ser personal, cuya vida se organiza en historia individual. Más allá de la vida biológica, cada uno de se da a sí mismo una existencia, según la actitud que adopte con respecto a las funciones vitales y al mundo común a todos.
Existen enfermedades de la existencia, que sn las que la psicología tiene la misión de curar. Curar al hombre enfermo es ayudarlo a transformar su existencia, hacerlo acceder a la existencia del hombre sano. La psicología debe recurrir, en consecuencia, al análisis existencial, que descubre las condiciones de posibilidad de la afección. El hombre enfermo existe de un modo distinto al hombre sano. Su presencia en el mundo debe ser asistida por el psicólogo, gracias a una especie de intuición de su historia.
El paciente ha perdido el sentido de su historia. Su mundo está "en perdición". Vive en estado de desarraigo, de desequilibrio. Se encuentra literalmente "desquiciado". El psicólogo deberá incorporarse a lo más profundo de dicho desarraigo para comunicarse con él, de existencia a existencia, y volverlo capaz de dar otra vez un sentido a su historia personal.
En este caso, la transferencia es aún más compleja que en la problemática freudiana. El terapeuta no afecta neutralidad. Se esfuerza, al contrario, por encontrar al otro y quebrar su aislamiento, en hacerle salir de la reducción neurótica a la corporeidad, a los sueños y a las tendencias propias de la vida puramente biológica, para reintegrarse a la comunidad histórica. De este modo el paciente será conducido al umbral de la curación. Pero él debe dar solo el último paso.
Ludwig Binswanger analiza las estructuras de nuestra presencia en el mundo, donde el "desquiciamiento" da la clave de las enfermedades de la existencia. Las estructuras esenciales son las de espacio, tiempo y relaciones intersubjetivas.
La desproporción entre la finalidad apuntada y la magnitud de la experiencia que nos hace "bajar de las nubes" destruye nuestra armonía con el mundo y puede hacer vacilar nuestra razón. De igual manera, la ruptura de la comunicación con otros provoca la expresión obnubilada por la gesticulación corporal, la neurosis o, incluso, la sublevación por medio de la embriaguez o la droga.
Así, "La Introducción al Análisis Existencial" supera a la psiquiatría clínica. Al abrir paso a las estructuras de la existencia y de la presencia en el mundo, sirve a la vez al afectado y al sano de espíritu. No hace aparecer la enfermedad mental como una anomalía sino como una posición albergada en el corazón de la existencia, como una modalidad distinta de la presencia, de la que la psiquiatría y la psicología, sobre todo, debería aprehender la significación fundamental.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Más que un lunes


Hemos hablado alguna vez del oscurantismo referente a la palabra lunes, una expresión casi demoníaca que altera el equilibrio de algunas personas asentadas en el fin de semana y el placer. La continuidad de la vida nos propone integrar facetas del fin de semana entre la semana, salvando los horarios de trabajo, claro está. Por ejemplo, podemos leer un libro antes de echarnos a la cama, o en el tranvía, o en el autobús, o en el metro, o viajando en tren, o en avión. Podemos escribir en nuestros ordenadores, cada vez más sofisticados, recuerdo una película nueva española en la que un joven le enseñaba a una niña las piezas suspendidas en el aire del robot y le decía "Esto es el orgullo", la niña le contestaba: "Es demasiado pequeño para ser el orgullo". Bellísimo.
La "naurosis de hastío" de la que hablan existencialistas como Frankl tiene conexión con esa falta de contacto vivo con la vida, una asepsia en relación a las actividades cotidianas, una vida mecánica, rutinaria y sin espacio para la creatividad o con la creatividad ya constreñida por los límites impuestos por la institución, no siempre es por responsabilidad de la persona...
En todo caso, enfocar una semana con interés y vocación de transformar ese tedio vital, popularmente llamado depresión, que lleva a estar en la cama, no tener ganas de hacer cosas, no disfrutar con actividades con las que antes disfrutaba la persona, desgana, cansancio, pereza, etc. Son un corolario de un síndrome de desvitalización que trasciende la psico(pato)logía y que remite a la existencia del ser humano.
Victor Frankl, un terapeuta existencialista junto a Binswanger estudió casos desde su propia experiencia personas en Auschwitz y Dachau, allí perdió muchos camaradas. Ambos psicoanalistas (al menos en origen, luego Frakl creo su propia escuela) se centraron en el sentido y significado último del ser humano, en su propósito, sus intereres, su libertad, su responsabilidad. Con dos enfoques distintos abarcaron una obra magnífica y les invito a que lean libros como "El hombre en busca de sentido" o "Psicoanálisis y Existencia" [http://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=QgeZKiOTT7wC&oi=fnd&pg=PP1&dq=psicoanalisis+y+existencialismo&ots=MDB01g4qcb&sig=piPgcNtdOZHk_goiNp7i0nvxQ94#v=onepage&q=psicoanalisis%20y%20existencialismo&f=false], entre otros. Binswanger es más popular, al menos para mí, aunque tengo su biografía por la minuciosa y didáctica explicación del "mundo esquizofrénico"[http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/binswanger.htm], una forma muy especial de acercarse a aquellas personas que habían sido entendidas hasta Kraepelin como signos y síntomas. Un revolucionario también. Disfruten con sus lecturas y propónganse realizar una pequeña revolución en su puesto de trabajo, no hace falta que hagan como en el anuncio de Coca-Cola, irse engominado con tupé al jefe y cantarle una canción de desprecio. Solo disfruten del momento, el pasado no se puede cambiar, se puede reinterpretar, el presente hay que degustarlo y el futuro está por construir y depende de usted. Eso que llamamos proyecto vital o proyecto existencial. Para muchos pasa por tener un BMV, una TV que no quepa en el mueble y otros objetos materiales, pero en esta sociedad y cultura estamos olvidando los valores humanos. Afortunadamente con frecuencia me lo recuerdan los pacientes y mis colegas.
PD.: mi tele es una birria, no tengo aparato de música y mi coche es un utilitario para ir por ciudad que se pone a mil cuando salimos a carretera.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Biografía de Ludwig Binswanger

"La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada". Soren Kierkegaard





Ludwig Binswanger




(Kreuzlingen, 1881-1966) Psiquiatra suizo. Discípulo de Eugen Bleuler y amigo de Sigmund Freud, se interesó por la filosofía fenomenológica de Edmund Husserl y el pensamiento existencialista de Martin Heidegger, sus fuentes de inspiración más directas. Ejerció la profesión de médico dirigiendo una clínica para el tratamiento de enfermedades mentales en Kreutzlingen, donde, además de poner en práctica sus análisis teóricos, pudo recopilar gran cantidad de material sobre casos típicos.



Puede decirse que pertenece a la corriente de pensamiento iniciada por Karl Jaspers en 1913, con la aplicación del método fenomenológico a la psicopatología. Habiéndose distanciado de la influencia de Freud, empezó a estudiar las obras de Franz Brentano y, sobre todo, los textos de Husserl, a través de los cuales, según su propio testimonio, se dio cuenta de que la psicopatología tradicional estaba viciada por el naturalismo. El método fenomenológico le permitía superar los límites de un conocimiento únicamente basado en los hechos, natural, para aproximarse a la realidad del paciente, manteniéndola viva e inmediata.



Otro elemento fenomenológico que adoptó y desarrolló fue el de la intersubjetividad como relación de entropatía entre sujeto y objeto. Binswanger consideró siempre esta relación, con su carga afectiva, como una vía fundamental de acceso a la situación de la existencia humana y, en consecuencia, como una mediación esencial entre analista y paciente.



Igualmente decisiva fue la influencia que Binswanger recibió del existencialismo de Martin Heidegger. Binswanger se inclinó cada vez más hacia la ontología existencial, haciendo del elemento central de la misma (el "Dasein", o sea, el "ser", el "existir") el punto de referencia de su sistema filosófico. La orientación del pensamiento iniciado por Binswanger tomó el nombre de Daseinanalyse (análisis existencial) y se extendió ampliamente como una de las corrientes más interesantes de la psicología contemporánea.



Binswanger basó el Daseinanalyse, esto es, el método de análisis existencial, en una antropología fenomenológica que intentara comprender al hombre en su contacto directo con el mundo de los fenómenos y en relación con sus posibilidades existenciales. Por esta vía pudo interpretar el sentido original y oculto de la enfermedad mental, achacándola al "Dasein" y al fracaso de las propias posibilidades existenciales.



Las obras fundamentales de Binswanger son Einführung in die Probleme der allgemeinen Psychologie, (1922), su texto teórico más importante; la célebre contribución a la interpretación de la patología existencial, Ueber Ideenflucht (1933); y Tres formas de existencia frustrada (Drei Formen Missglücken Daseins, 1956). Reviste especial importancia su aportación a la interpretación de la esquizofrenia; se refieren a ella sus estudios más agudos (tomados posteriormente como modelo) sobre las formas de manía y melancolía (Melancholie und Manie, 1957), acerca de la ilusión (Wahn. Beiträge zu einer Phänomenologie und Daisensanalytik, 1965) y sobre los casos recogidos en el volumen Schizofrenie (1957). Las teorías de Binswanger fueron objeto de estudio y desarrollo en Alemania, Francia, Holanda, Estados Unidos, Inglaterra e Italia (en particular por parte de D. Cargnello).

domingo, 31 de octubre de 2010

Sobre el análisis existencial de Binswanger

Ludwig Binswanger

1881 - 1966



Dr. C. George Boeree



Traducción al castellano: Dr. Rafael Gautier









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¡Quién soy, quién soy!


La tierra produce el grano,


Pero yo soy estéril,


Soy una concha desechable,


Rota, inútil, una cáscara desvainada.


Creador, Creador,


¡Devuéveme!


Créame por segunda vez


¡Y créame mejor!



Ellen West fue siempre un poco rara. Era una “pajarita” comiendo y oponía gran resistencia a todo aquel que intentara forzarle a comer algo que no le gustara. De hecho, su terquedad era lo que la mantenía en pie. Siempre tenía que ser la primera en todo lo que le gustara y no soportaba enfermar y quedarse en casa. En los tiempos de su adolescencia su lema era “¡O César o nada!”, pero nada prepararía a su familia para lo que iba a venir.



Teniendo 17 años, su poesía empezó a tomar un giro curioso. En uno de esos poemas, llamado “Kiss Me Dead” (Besarme hasta la muerte), habla de la solicitud al Rey del Océano a que la tome en sus fríos brazos y le bese hasta morir. A partir de este momento, se vuelca sobre el trabajo y sostiene en sus escritos que el trabajo es “la bendición de nuestra vida”. En estos tiempos de su vida, está fascinada y al mismo tiempo horrorizada de la brevedad y futilidad de la vida en general.



A los 20 años, hace un viaje a Sicilia. En este tiempo, come bastante y gana algo de peso, cosa de lo que se burla su amiga, a lo que ella responde con grandes atracones de comida. Comienza entonces a obsesionarse con la idea de ser gorda; se odia a sí misma por ello y empieza a considerar la muerte como una cura a su desgracia.



Durante un corto periodo de tiempo, se recupera apoyándose en el trabajo y sale de su depresión, pero siempre acarrea consigo un sentimiento de temor. Se vuelca activamente a los cambios sociales, aunque en secreto considera que no sirve de nada.



Cuando sus padres interfieren en su compromiso con un estudiante, cae en picado y regresa de un centro vacacional demacrada y enferma, aunque considere que ¡esta obsesión con estar delgada es realmente el camino hacia su salud!. Cuando su médico le recomienda reposo y recupera su peso, se desanima y se propone duramente a volver a su estado anterior de demacración.



A los 28 años, se casa con su primo con la esperanza de que el matrimonio le ayudará a deshacerse de su “idea fija”. Después de un aborto, se tiene que enfrentar al dilema de desear un hijo y al mismo tiempo no desear ingerir comida propia de embarazadas. A sus 35 años, Ellen llega a tomar entre 60 y 70 pastillas de laxantes vegetales durante el día; vomita durante la noche y tiene diarrea el resto del tiempo. Se queda en 92 libras de peso y parece un esqueleto viviente.



Es en estos momentos donde decide ir a un psiquiatra...y luego a otro. Hace dos intentos infructuosos de suicidio y finalmente se le traslada al Sanatorio Kreuzlingen, donde se acomoda bastante bien en compañía de su marido y bajo la tutela y cuidados de Ludwig Binswanger. A través de una dieta de mantenimiento y sedantes, poco a poco se recupera físicamente, pero sigue sintiendo una sensación opresiva de temor.



Dado que sigue intentando matarse, tanto a ella como a su marido se les enfrenta a una seria elección: o se le confina a una “vigilancia permanente”, donde se deterioraría inexorablemente, o se le da el alta. Ambos decidieron al alta.



Cuando se toma esta decisión, Ellen se siente mucho más recuperada, ya que sabe lo que hará. Empieza a comer felizmente, incluso algunos chocolates y se siente llena por primera vez en trece años. Habla con su marido, escribe algunas cartas a amigos y toma una dosis letal de veneno.



El por qué esta triste historia es uno de los casos clínicos más famosos entre los estudiantes no es tan sorpresivo (la anorexia no es, desafortunadamente, tan poco común) ni siquiera por el curso tan particular de los eventos, sino por la habilidad de Ellen West para expresar su perspectiva de su propio problema y del hecho de que su psiquiatra, Ludwig Binswanger, adoptó una escucha muy cercana de su paciente.



Veamos otro de sus poema



Me gustaría morir como lo hace el pájaro

Que abre su garganta en gran júbilo;

Y no vivir como el gusano que vive en tierra

Volviéndose viejo y feo, ¡monótono y tonto!

No, sentir por una vez como las fuerzas en mí se encienden

Y salvajemente ser consumida por mi propio fuego.



En algún momento de su niñez, Ellen dividió su vida en dos campos opuestos: por un lado está el “mundo sepulcral”, que incluye su existencia física y social. Su cuerpo con sus bajas necesidades, le distrajo de sus propósitos. Se hace vieja cada día. Su sociedad es burguesa y corrupta. A la gente que le rodea no parece importarle toda la maldad y el sufrimiento. En el mundo sepulcral todo se degenera y está degenerado, todo es atraído hacia abajo, hacia la tumba, hacia un agujero negro.



Por otro lado está el “mundo etéreo”, el mundo del alma, pura y limpia, un mundo donde las necesidades están completadas, donde los actos se suceden sin esfuerzo, donde no hay resistencias materiales. En el mundo etéreo podemos ser libres y volar.



Existen algunas personas que intentan ignorar el “mundo etéreo”. No se sienten cómodos con las ansiedades y responsabilidades que vienen con la libertad. Algunos prefieren más bien que se les diga lo que tienen que hacer, de manera que se adhieren a una secta o banda o a una corporación multinacional. Pero aún así, se siguen sintiendo temerosos, porque saben que esto no está bien. No viven su vida, por tanto nunca serán felices.



Otros buscan una dirección en su cuerpo. Empiezan por buscar placeres simples, pero pronto ven que éstos se vuelven cansinos. Entonces intentan otra droga o una nueva perversión o cualquier otra cosa. Después de un tiempo, tampoco esto satisface. Fallan, no porque los placeres no den placer, sino porque solo hay una parte de ellos mismos en los placeres buscados.



Ellen West intentó ignorar el “mundo sepulcral”. Quería volar más allá de lo material y mundano hacia lo etéreo, dentro de lo bueno, correcto y puro. Y, en un pequeño dominio, estuvo cerca de lograrlo: se arregló para reducir su cuerpo hasta ser un esqueleto, pero nunca es suficiente.



No podemos ignorar una parte de lo que somos por la búsqueda de otra parte. No puedes ignorar tu cuerpo o tu alma, cualquier otro aspecto de lo que eres. Nos guste o no, somos tanto pájaro como gusano. Cualquier otra cuestión no es solo no humana; es sencillamente ¡nada!









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Biografía

Ludwig Binswanger nació el 13 de abril de 1881 en Kreuzlingen, Suiza, dentro de una familia bastante acomodada en la tradición médica y psiquiátrica. Obtuvo su licenciatura de la Universidad de Zurich en 1907. Estudió bajo la tutela de Carl Jung y como él mismo estuvo haciendo su internado con Eugen Bleuler, compartiendo su interés por la esquizofrenia.



Jung le presentó a Sigmund Freud en 1907. En el 1911 Binswanger ocupó la plaza de Jefe Médico y Director en el Sanatorio Bellevue en Kreuzlingen, posición ocupada previamente por su padre y su abuelo. Al año siguiente, enfermó y recibió una visita de Freud, quien raramente se alejaba de Viena. Su amistad duró hasta la misma muerte de Freud en 1939, incluso a pesar de sus divergencias teóricas. En los primeros años de la década de los veinte, Binswanger cultivó un interés especial sobre las obras de Edmund Husserl, Martin Heidegger y Martin Buber, inclinándose paulatinamente hacia una perspectiva existencialista más que freudiana. En los años 30, podríamos decir con franqueza que fue el primer terapeuta verdaderamente existencialista. En 1943, publicó su trabajo más importante, Grundformen und Erkenntnis menschlichen Daseins, el cual aún no se ha traducido al inglés.



En 1956, Binswanger abandonó su posición en Bellevue después de 45 años como Jefe Médico y Director. Continuó estudiando y escribiendo hasta su muerte en 1966.







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Teoría

La psicología existencial (o existencialista), así como la freudiana, es una “ escuela de pensamiento”, una tradición teórica, de investigación y práctica a la que se dedican muchas personas, pero les diferencia que en la primera no existe un único fundador. De hecho, la psicología existencialista tiene sus raíces en el trabajo de un diverso grupo de filósofos de la segunda mitad del siglo diecinueve, especialmente de Soren Kierkegaard y de Friedrich Nietsche.



Ambos eran tan distintos como el día y la noche, de manera que resulta un tanto difícil imaginar una escuela derivada de la conjunción de los dos.



Kierkegaard estaba interesado en recuperar la profundidad de la fé de la seca religión de Copenhague de esos días, y Nietzsche, al contrario, es famoso por su célebre exclamación “¡Dios está muerto!”; si bien es cierto que eran más diferentes de los filósofos que le precedían que entre ellos mismos. Ambos se acercaron a la filosofía desde el punto de partida de la gente real, apasionadamente envuelta en las dificultades de la vida cotidiana. Los dos creían que la existencia humana no podía limitarse a sistemas racionales complejos, ya fuesen religiosos o filosóficos. Ambos estaban más cerca de ser poetas que lógicos.



Desde Kierkegaard y Nietzsche, muy pocos filósofos y más recientemente unos cuantos psicólogos, han intentado clarificar, extender y promover las ideas del existencialismo. Desafortunadamente, muchos no han sido muy buenos poetas, por lo que dedicar la lectura a ellos no suele ser muy agradable, mas bien doloroso. Pero debemos tener en cuenta que estas personas han estado luchando contra una corriente de siglos de filosofía altamente sistemática, racional y lógica y contra una psicología reducida a la fisiología y al comportamiento. Con frecuencia, aquello que quieren transmitir se percibe como raro, precisamente porque estamos acostumbrados a la lógica tradicional y a la ciencia.



Fenomenología

La fenomenología es un completo y cuidadoso estudio de los fenómenos y constituye básicamente una invención del filósofo Edmund Husserl. Los fenómenos están constituidos por el contenido de la consciencia, las cosas, cualidades, relaciones, eventos, pensamientos, imágenes, memorias, fantasías, sentimientos, actos, etc., que experimentamos. La fenomenología es un intento de permitir que estas experiencias nos “hablen”, que las vivamos, para que las podamos describir de la manera más imparcial posible.



Si eres de los que ha estado estudiando psicología experimental, esto podría ser otra manera de hablar sobre la objetividad. En la psicología experimental, así como en la ciencia en general, intentamos deshacernos de la subjetividad y ver las cosas como son realmente. Pero los fenomenólogos sugerirían que no puedes deshacerse de la subjetividad, aunque te empeñes en hacerlo. El verdadero intento de ser científico significa acercarse a las cosas desde un particular punto de vista, el de científico. No podemos dejar de lado la subjetividad dado que no es algo separado, para nada, de la objetividad.



La filosofía moderna en casi toda su extensión e incluyendo la filosofía de la ciencia, es dualista. Esto quiere decir que separa al mundo en dos partes, la parte objetiva, usualmente concebida como la material, y la subjetiva o consciente. Entonces nuestras experiencias serían una interacción entre estas partes subjetivas y objetivas. La ciencia moderna se ha inclinado hacia esta postura enfatizando lo objetivo, la parte material y quitándole importancia a la parte subjetiva. Algunos llaman a lo consciente un “epifenómeno”, o un subproducto no muy importante de la química cerebral y otros procesos materiales; algo más bien como una molestia. Otros, como B.F. Skinner, ni siquiera consideran como algo a la consciencia.



Los fenomenólogos consideran que esto es un error. Todo aquello con lo que lidia un científico viene “a través” de la consciencia. Todo lo que experimentamos esta coloreado por lo “subjetivo”. Pero, una forma mejor de decirlo sería que no existe experiencia que no comprenda tanto lo que hemos experimentado como lo que se experimenta. Esta idea es llamada intencionalidad.



De manera que la fenomenología nos pide que dejemos aquello que estamos estudiando, ya sea una cosa ahí fuera o un sentimiento interno o de otra persona, o la existencia humana, y dejemos que se nos revele. Podemos lograrlo estando abiertos a la experiencia, sin negar lo que está ahí porque no encaje con nuestras ideas filosóficas o psicológicas o nuestras creencias religiosas. En especial, nos pide que apartemos o pongamos entre paréntesis la cuestión de la realidad objetiva de la experiencia, lo que es de verdad la realidad. Aunque aquello que estamos estudiando parezca que es más que lo que estamos experimentando, no es más que lo que experimentamos.



La fenomenología es también una tarea interpersonal. Mientras que la psicología experimental puede utilizar a un grupo de sujetos de manera que se pueda remover la subjetividad de sus experiencias estadísticamente, la fenomenología puede usar un grupo de co-investigadores de manera que sus perspectivas puedan agruparse para obtener una comprensión más rica y llena del fenómeno. A esto le llamamos intersubjetividad.



Este método, así como sus adaptaciones, ha sido utilizado para estudiar emociones distintas, psicopatologías, cosas como la separación, soledad y solidaridad, la experiencia artística, la religiosa, el silencio y el habla, la percepción y el comportamiento, etc. También se ha usado para estudiar la existencia humana en sí misma, más notablemente por Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre. Y esto es la base propiamente dicha del existencialismo.



Para más detalles del método fenomenológico, diríjase a The Qualitative Methods Workbook especialmente la primera parte (en inglés).



Existencia

En una ocasión, Kierkeggard nos compara con Dios, y por supuesto, salimos perdiendo. Tradicionalmente, consideramos a Dios como omnipresente, omnipotente y eterno. Nosotros, por otro lado, somos abismalmente ignorantes, ridículamente débiles y demasiado mortales. Nuestras limitaciones son claras.



Muchas veces queremos ser un poco más como Dios, o por lo menos como los ángeles. Supuestamente, los ángeles no son tan ignorantes y débiles como nosotros, ¡y son inmortales!. Pero, como Mark Twain señaló, si fuésemos ángeles, no nos reconoceríamos a nosotros mismos. Los ángeles no hacen más que cumplir órdenes de Dios. No pueden hacer otra cosa. Simplemente son los llamados “mensajeros” del Señor y nada más y nada menos que ¡para toda la eternidad!.



Una tabla es más parecida a un ángel que nosotros. La tabla tiene una naturaleza, un propósito, una esencia, que le hemos dado nosotros. Está ahí para servirnos de una cierta manera, como un ángel sirve a Dios.



Las marmotas son como esto también. También tienen un plan, un propósito, un cianotipo, si se quiere, en su genética. Hacen lo que sus instintos le dicen que hagan. Raramente requieren de algún tipo de enseñanza.



Quizás podría ser algo triste ser una tabla o una marmota, o un ángel, pero desde luego ¡es fácil!. Podríamos decir que su esencia está antes que su existencia: lo que son está antes que lo que hacen.



Pero, dicen los existencialistas, esto no es así para nosotros. “Nuestra existencia precede a nuestra esencia”, tal y como dijo Sartre. No sé para que estoy aquí hasta que haya vivido mi vida. Mi vida, lo que soy, no está determinado por Dios, por las Fuerzas de la Naturaleza, por mi genética, por mi sociedad, ni incluso por mi familia. Cada uno de ellos podría proveerme de materiales básicos para llegar a ser lo que soy, pero es lo que escojo ser en la vida lo que hace que sea yo. Yo me creo a mí mismo.



Si el científico es el modelo de humanidad para George Kelly y los psicólogos cognocivistas, el artista es el modelo de los existencialistas.



Podríamos decir que la esencia de la humanidad (aquello que todos compartimos y nos hace distintos del resto de las cosas del mundo) es nuestra falta de esencia, nuestra libertad. No podemos ser capturados por un sistema filosófico o una teoría psicológica; no podemos ser reducidos a procesos físicos y químicos; nuestros futuros no pueden predecirse con estadísticas sociales. Algunos de nosotros somos hombres, otros mujeres; algunos somos negros, otros blancos; algunos provenimos de una cultura, otros de otra; algunos tenemos imperfecciones y otros otras distintas. Los “materiales básicos” difieren de forma dramática, pero todos compartimos la tarea de hacernos a nosotros mismos.



Dasein

Binswangger adoptó los términos y conceptos introducidos por el filósofo Martin Heidegger. El primero y más importante de los términos es Dasein (literalmente, ser ahí) al que muchos existencialistas se refieren para hablar de la existencia humana. Aunque, como hemos dicho significa literalmente “estar ahí”, acarrea consigo otras connotaciones sutiles: el término original en alemán sugiere una existencia continua o la continuidad de la existencia, la sobrevivencia, la persistencia. Además, el énfasis en la parte “da” o “ahí”, tiene el sentido de estar en el medio de todo, en el grueso de las cosas. También este énfasis tiene el sentido de estar ahí como lo opuesto a estar aquí, como si no estuviésemos adonde pertenecemos; como si estuviésemos más dirigidos hacia otra cosa.



Aunque no existe una traducción precisa del término, muchas personas utilizan la palabra existencia o existencia humana. Existencia se deriva del latín existare, que significa el hecho de existir; vida del hombre y por oposición a esencia, realidad concreta de un ente cualquiera. Tal y como se puede percibir, esta definición acarrea consigo algunos de los conceptos subyacentes a la palabra dasein: ser distinto, ir más allá de uno mismo, volver a ser.



Aún existen otras acepciones para Dasein: Heidegger se refería al mismo como apertura (Lichtung), igual que pradera, apertura en el bosque, ya que Dasein es lo que permite al mundo revelarse. Sartre también comparte este sentido de apertura, al referirse a la existencia humana como la nada. De la misma forma que el agujero solo existe en virtud de algo sólido, Dasein se erige en un agudo contraste a la “estrechez” de todo lo demás.



La cualidad principal de Dasein, siguiendo a Heidegger, es el cuidado (atención) (Sorge). El “estar ahí” nunca es una cuestión de indiferencia. Estamos constantemente envueltos en el mundo, en los demás y en nosotros mismos. Estamos comprometidos o envueltos con la vida. Podemos hacer muchas cosas, pero el descuidar no es una de ellas.



Lanzamiento

El lanzamiento se refiere al hecho de que somos “lanzados” a un universo que no hemos escogido. Cuando empezamos a escoger nuestras vidas, empezamos por muchas elecciones hechas para nosotros: genética, ambiente, sociedad, familia...todos esos “materiales básicos”. Una forma mejor de entender esto sería considerar que “Yo” consciente y libre, no estoy separado del “aquello”, físico y determinado.



Pensemos por ejemplo en nuestro cuerpo. Por un lado, somos nuestro cuerpo, nuestro cuerpo somos nosotros. Cuando lo deseamos, caminamos, o hablamos, o miramos, o escuchamos. Percibimos, pensamos, sentimos y actuamos “con él”, “a través” de él. Es muy difícil concebir la vida sin él. Pero, al mismo tiempo es como cualquier otra “cosa”. Puede resistirse; puede fallarnos; podemos perder un miembro; podemos enfermar y perder esta u otra función, pero seguimos siendo nosotros. A veces el mundo entra en nosotros, como por ejemplo si me colocan un corazón artificial o una válvula cardiaca. Otras veces nos extendemos dentro del mundo, usando un telescopio, un teléfono o una caña. Estamos atrapados en el mundo y el mundo en nosotros y no hay manera de saber dónde termina uno y dónde empieza el otro.



El lanzamiento también se refiere al hecho de que nacemos en un mundo social establecido de antemano. Nuestra sociedad nos precede, así como nuestra cultura, nuestro lenguaje, nuestras madres y nuestros padres. En nuestro desamparo, como infantes y niños, debemos depender de ellos.



Incluso como adultos, dependemos de otros. En ocasiones, “caemos víctimas” del “Otro”, esa generalización sin rostro a la que frecuentemente llamamos “personas” (como cuando decimos “las personas están mirando”) o en el “nosotros” (como cuando afirmamos “nosotros no hacemos eso”) o en el “ellos” (“A ellos no les gusta nada eso”). Pagamos con nuestra libertad y nos permitimos esclavizarnos por nuestra sociedad. A esto se le llama Caida.



Binswanger, siguiendo al filósofo Martin Buber, añade una nota más positiva a la idea de caida: lo aplica a la noción de “amplitud” hacia los otros (Yo-hacia ti) y al amor. Si el Dasein es una apertura, podemos abrirnos hacia los demás. No estamos “encerrados” en nosotros mismos como algunos existencialistas parecen sugerir. Binswanger percibe este potencial como una parte intrínseca de Dasein, e incluso le otorga un lugar especial refiriéndose a él como estar-más-allá-del-mundo.



Ansiedad

Los existencialistas son famosos por puntualizar que la vida es dura. El mundo físico nos provee tanto de dolor como de placer; el social puede conducirnos a la angustia y la soledad así como al amor y al afecto; y el mundo personal, de manera prevalente, contiene ansiedad y culpa dentro de él, así como la consciencia de nuestra propia mortalidad. Y estas cuestiones, difíciles de soportar y no meras posibilidades en la vida, son inevitables.



Ser libre significa crear oportunidades. De hecho, estamos “condenados” a escoger, como dijo Sartre, y lo único que no podemos escoger es no escoger. Incluso, como puntualizó Kierkegaard, tenemos que escoger lo que pensamos; somos de hecho ignorantes, débiles y mortales; esto es, nunca tendremos suficiente información para tomar una buena decisión, ¡casi nunca podemos llevarla a cabo cuando creemos que estamos preparados, y moriremos antes de lograrla!.



Kierkegaard, Heidegger y otros existencialistas usan la palabra Angst, Ansiedad, para referirse a la aprehensión que sentimos cuando nos movemos hacia la incertidumbre de nuestro futuro. A veces se traduce como pavor para enfatizar la angustia y el desasosiego que viene junto a la necesidad de escoger, pero ansiedad es la palabra que más globaliza el concepto. La ansiedad, a diferencia del miedo o el pavor, no tiene un objeto bien definido. Es más un estado del ser que cualquier otra cosa más específica.



Los existencialistas hablan muchas veces de la nada en relación con la ansiedad: dado que no somos como tablas, ángeles y marmotas, determinados de forma preciosa, a veces sentimos como si fuéramos a caer en la nada. Nos gustaría ser rocas (sólidas, simples, eternas), pero nos damos cuenta que somos remolinos. La ansiedad no es un inconveniente temporal que nos pueda quitar el amigable terapeuta; es parte de ser humano.



Culpa

Parece entonces que el existencialismo no es una filosofía “fácil”. Provee de muy pocas vías de evitar las responsabilidades derivadas de los propios actos. No podemos echar la culpa a nuestro ambiente, a nuestra genética, o a nuestros padres, o a tal enfermedad psiquiátrica, o al alcohol y drogas, o a la presión de mi pareja, o al mismo Diablo.



Heidegger utiliza la palabra alemana Schuld para referirse a la responsabilidad con nosotros mismos y significa tanto culpa como deuda. Si no hacemos lo que sabemos que deberíamos hacer, sentimos culpa; hemos adquirido una deuda con nuestro potencial. Y como el Dasein es siempre una cuestión de potencial, por principio natural nunca se verá satisfecho del todo. Por tanto, hasta cierto punto siempre estaremos “en deuda” con el Dasein.



Otra palabra que encaja bien aquí es remordimiento. La culpa es ciertamente una cuestión de arrepentimiento sobre aquellas cosas que hemos hecho (o dejado de hacer) dañina para otros. Pero también sentimos remordimiento sobre decisiones pasadas que no han hecho daño a los demás pero sí a nosotros mismos. Cuando hemos escogido el camino más fácil, o no nos hemos comprometido con nosotros o con otros, o hemos decidido hacer menos en vez de más; cuando hemos perdido nuestro nervio (impulso), sentimos remordimiento.





Muerte

En ocasiones se les critica a los existencialistas su preocupación con la muerte. Es cierto que de hecho discuten en mayor profundidad el tema que la mayoría de los teóricos, pero no con un interés morboso. Es enfrentándonos a la muerte cómo podremos llegar a una comprensión de la vida. En su obra teatral Las Moscas, Sartre dice que “la vida empieza más allá de la desesperanza”.



Heidegger nos llama ser-hacia-la-muerte. Parece ser que somos la única criatura consciente de su propio final y cuando nos damos cuenta de esto, intentamos quitárnoslo de la cabeza trabajando o haciendo cualquier otra cosa en el mundo social. Pero esto no nos ayuda. Evadir la muerte es evadir la vida.



Una vez me percaté que mientras sujetaba a mi hija en brazos pensaba en la muerte (quizás sea algo raro, pero pensar en estas cosas me ayuda en mi trabajo de vida). Cuando acerqué su cara durmiente a la mía, pensé en cuán pronto tanto ella como yo moriríamos. En ese momento estaba abrumado por mi amor hacia ella. Es precisamente porque tenemos tan poco tiempo juntos lo que hace que el amor vaya más allá de un simple arreglo familiar. Cuando eres verdaderamente consciente de que vas a morir, cada momento que pierdes, se pierde para siempre.



Autenticidad

A diferencia de otros teóricos de la personalidad, los existencialistas no hacen ningún esfuerzo para evitar juicios de valor. Fenomenológicamente, lo bueno y lo malo son tan “reales” como un residuo sólido o una tostada quemada. De manera que ellos tienen claro que existen formas mejores y peores de vivir la vida. Las mejores formas se asocian al término auténtico.



Vivir de forma auténtica implica ser consciente de uno mismo, de nuestras circunstancias (lanzamiento), de nuestro mundo social (caída), de nuestro deber de crearnos a nosotros mismos (comprensión, entendimiento), de la inevitabilidad de la ansiedad, de la culpa y de la muerte. Más allá, significa aceptar estas cosas como un acto de autoafirmación. Implica compromiso, compasión y participación.



Nótese que el ideal de salud mental no es placer o ni siquiera la felicidad, aunque los existencialistas no tengan precisamente nada en contra de estas cosas. La meta es hacer lo que más puedas o lo que mejor hagas.



Inautenticidad (Falsedad)

Alguien que no es auténtico ya no está “creciendo”, simplemente “es”. Ha cambiado la apertura por la cerradura, lo dinámico por lo estático, las posibilidades por la actualidades. Si la autenticidad es movimiento, sencillamente esta persona se ha detenido.



Los existencialistas evitan las clasificaciones. Cada persona es única. En principio, empezamos con diferentes “materiales básicos” (genética, cultura, familias y demás). Luego a partir de estas bases empezamos a crearnos a nosotros mismos en virtud de las elecciones que tomamos. Por consiguiente, hay tantas formas de ser auténtico como personas existen, así como de no serlo.



La convencionalidad es la forma más común de no ser auténtico. Incluye la ignorancia de la propia libertad y de vivir una vida conformista y de un materialismo superficial. Si te las ingenias para ser como cualquier otro, no necesitarás escoger ni crear elecciones. Puedes dirigirte a la autoridad, o a tu pareja o a la publicidad para que te “guíen”. Entonces caerás en lo que Sartre llamó mala fé.



Otra forma de inautencidad es la neurosis existencial. De cierta forma, el neurótico está más atento que la persona convencional: él sabe que se enfrentan a elecciones que tomar y se asusta ante esto. De hecho, le asusta tanto que se sobresatura. Se queda estupefacto o entra en pánico, o cambia su ansiedad existencial y culpa por una neurosis ansiosa y culposa: encuentra algo “menos fuerte” (un objeto fóbico, una obsesión o compulsión, un blanco para su ira, una enfermedad o la pretensión de una enfermedad) para hacer más objetivas las dificultades de su vida. Un psicólogo existencialista diría que aunque puedas deshacerte de los síntomas con un buen número de técnicas, al final tendrías que enfrentarte a la realidad del Dasein.



Binswanger considera la inautenticidad como una cuestión de elegir un simple tema en la vida, o incluso un pequeño número de temas que permita al resto del Dasein ser dominado por éstos. Aquellos sujetos que poseen una personalidad que los freudianos llaman “anal-retentiva”, por ejemplo, puede estar dominada por un tema de “retener” o “mantener dentro de uno”, o de rigidez o perfección. Aquel que no se siente en control de su vida puede estar dominado por un tema de suerte, o de destino o de espera. Una persona que come de forma ansiosa puede estar dominada por un tema de vacío y de la necesidad de llenarse a sí mismo. Un adicto al trabajo puede estar dominado por un tema relacionado con la pérdida del tiempo o de ser superado.





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Análisis Existencial

Diagnóstico

Binswanger y otros psicólogos existencialistas centran la atención en el descubrir a su cliente su visión de su mundo (o diseño del mundo). No es necesariamente una cuestión de discutir la religión o filosofía de la vida del sujeto. Lo que Binswanger quiere saber es tu “Lebenswelt”, palabra de Husserl para “el mundo vivido” (En este sentido, en castellano podemos utilizar el vocablo “vivenciar” o el “mundo vivenciado” para expresar la connotación de experiencia emocional del sujeto sobre lo que ha vivido. N.T.). El autor busca, en definitiva, aquel punto de vista concreto de su vida cotidiana.



Por ejemplo, intentaría comprender cómo ves tu Unwelt o mundo físico (cosas, edificios, árboles, mobiliario, gravedad...)



También le gustaría entender tu Mitwelt, o mundo social: tus relaciones con otros individuos, con tu comunidad, con tu cultura y demás.



Y finalmente intentaría comprender tu Eigenwelt o mundo personal. Esto incluye tanto tu mente como tu cuerpo, en tanto creas que es una parte importante de tu sentido de quién eres.



Binswanger también está interesado en tu relación con el tiempo. Le gustaría saber cómo percibes tu pasado , tu presente y tu futuro. ¿Vives más bién en el pasado, intentando siempre recuperar aquellos maravillosos años? ¿o vives en el futuro, siempre esperando y preparándote para una vida mejor?. ¿Percibes tu vida como una aventura compleja y larga? ¿o como un instante; aquí, ahora y mañana adiós?



También de interés es la forma en que tratamos el espacio. ¿Tu mundo es abierto o cerrado? ¿Es íntimo o es vasto? ¿Es acogedor o frío?. ¿Percibes tu vida como algo en movimiento, como una cuestión aventurera y de viajes, o la ves desde una postura inmóvil?. Por supuesto, ninguna de estos cuestionamientos significan algo por sí mismos, pero al combinarse con los demás a través del proceso íntimo relacional de la terapia, pueden llegar a ser una gran fuente de información.



Binswanger también habla de diferentes modos: algunas personas viven de un modo singular, solos y autosuficientes. Otros viven de un modo dual; más como un “tú y yo” que un “yo”. Algunos viven de un modo plural, pensando en sí mismos en términos de su pertenencia a algo más amplio que ellos mismos (una nación, una religión, una organización, una cultura). E incluso hay quien vive de un modo anónimo, quieto, secreto, escondido detrás de la vida. Y la mayoría de nosotros vivimos en todos estos modos de tiempo en tiempo y de lugar en lugar.



Como podemos observar, el lenguaje del análisis existencial es metafórico. La vida es demasiado amplia, demasiado rica, para ser capturada por algo tan crudo como la prosa. ¡Mi vida es ciertamente muy rica para ser enmarcada en palabras que ya sabías antes de conocerme!. Los terapeutas existencialistas permiten a sus pacientes revelarse a sí mismos, dejarse ver a sí mismos, en sus propias palabras, en su propio espacio temporal.



Los existencialistas podrían preocuparse por tus sueños, por ejemplo, pero en vez de interpretarlos, te preguntarían lo que significan para ti. Podrían incluso sugerirte que dejes que tus sueños te inspiren, que te guíen, que te sugieran sus propios significados. Podrían no significar nada en absoluto, y podrían significarlo todo.







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Terapia

La esencia de la terapia existencial es la relación terapéutica entre el terapeuta y su paciente, o encuentro. Esta es la genuina presencia de un Dasein ante otro, una “apertura” de uno sobre otro. A diferencia de otras terapias mas “formales”, como la freudiana, o más “técnicas” como la conductual, la terapia existencial parece depender más de ti o estar más cerca de ti. La transferencia y la contratransferencia se consideran partes propias y naturales del encuentro; sin abusar, por supuesto y tampoco sin dejarlas de lado.



Por otro lado, los humanistas considerarían al terapeuta existencialista como más formal y más directivo que ellos. En este sentido, el terapeuta existencialista es más “natural” con su paciente (usualmente tranquilamente escuchando, pero expresando en ocasiones sus propias opiniones, experiencias e incluso emociones). “Ser natural” también implica el reconocimiento por parte del paciente de sus propias diferencias internas. El terapeuta tiene el entrenamiento y la experiencia y después de todo, es el paciente quien presumiblemente tiene los problemas. La terapia existencial también se considera un diálogo, y no un monólogo del terapeuta ni tampoco del paciente.



Pero el análisis existencial tiene como meta la autonomía del paciente. De la misma manera en que enseñamos a un niño a montar en bicicleta, debemos sujetarles por un tiempo, pero eventualmente tendremos que dejarles ir solos. El niño podría caerse, pero si nunca le soltamos, ¡nunca aprenderá a montar! Si la “esencia” del Dasein (ser humano) es responsabilidad y libertad en la propia vida, entonces no puedes ayudar a alguien a hacerse un humano más completo a menos que estés preparado para liberarle.







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La parte más positiva de la psicología existencial es su insistencia en la mayor adherencia posible al “mundo vivencial”. En fenomenología, hemos invertido mucho esfuerzo y tiempo en un método riguroso para describir la vida y cómo se vive la misma. La teoría, las estadísticas, el reduccionismo y los experimentos se apartan, al menos en un momento. Los existencialistas dicen, ¡primero, tenemos que saber de qué estamos hablando!



Esto hace que la psicología existencial se aplique de forma natural: se mueve casi sin querer en el campo de la diagnosis y psicoterapia; muestra su presencia en el campo de la educación e incluso puede que algún día se adentre en la psicología industrial y organizativa.



Tiene bastante menos éxito en el respeto como método de investigación. Existen dos revistas psicológicas que hablan de investigación fenomenológica y unas pocas revistas dedicadas a la educación y a la enfermería se abren a ella. Pero prácticamente el grueso de la psicología la rechaza, y de forma más bién grosera. Es considerada simplemente como no científica, ya que no tiene que ver con hipótesis ni estadísticas y mucho menos con variables dependientes e independientes o con grupos de control y muestras aleatorias; todo esto la hace prácticamente descartable para los programas de post-grado, tesis doctorales y maestrías en universidades.



Dificultades

Sin embargo, las dificultades por las que el existencialismo ha ganado respeto no es precisamente por su falta de psicología tradicional en sus bases y práctica. Se cree muchas veces que es porque es poco bien entendida o malinterpretada por la corriente angloparlante de psicólogos.



Si bien es cierto que las nuevas ideas son difíciles de expresar y necesitan de nuevas palabras y nuevas formas de uso de las antiguas, muchos de los términos de la psicología existencial son innecesariamente oscuros. Muchos de ellos provienen de tradiciones filosóficas, probablemente familiares a los filósofos, pero no a la mayoría de psicólogos. Otros son alemanes o franceses y están muy mal traducidos. Y algunos de ellos son simplemente caprichosos o pretenciosos.



Lo que necesitamos es un verdadero escritor existencialista de habla inglesa (y desde luego castellana). Después de todo, el lenguaje de las experiencias ordinarias de la gente común debería ser un lenguaje ordinario ¿no?. Rollo May y Víctor Frankl han hecho un considerable esfuerzo en este sentido, pero hace falta hacer mucho más.



Los existencialistas también tienden a ser un poco prepotentes, incluso hasta el punto de discutir quien entre ellos tiene la “verdadera” comprensión sobre Husserl o Heidegger o cualquiera que sea. Pueden ganar un buen pulso, especialmente si establecen su acercamiento de forma que pueda ser aceptado a las corrientes principales de la psicología, prestando especial atención a personas como Alfred Adler, Erich Fromm, Carl Rogers y otros teóricos, investigadores y practicantes que no son de hecho existencialistas, pero con frecuencia se expresan bastante mejor.



El mayor peligro en el que creo que caen los existencialistas es su tendencia a mantenerse en un a oposición a la corriente. Es cierto que la psicología tiene dos amplias “culturas”, los experimentalistas “duros” por un lado y los clínicos más inclinados al humanismo por el otro. Al denigrar la cultura experimental, sencillamente ¡están siendo antagonistas de la mitad de la psicología!.



Si soy un poco duro con los psicólogos existencialistas, es en parte porque soy uno de ellos (aunque mi tendencia personal está más cercana a la psicología dinámica, comprendo y comparto muchas de las cuestiones básicas del existencialismo.N.T.). Es como el patriotismo: mientras más amas a tu país, mñas te preocupan sus fallos. No obstante, creo que la psicología existencial tiene mucho que ofrecer. En particular, ofrece una base filosófica sólida donde los adlerianos y rogerianos y neofreudianos, así como otros existencialistas marginales puedan desarrollar y refinar su comprensión de la vida humana.







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Lecturas

El trabajo de Bingswanger fue presentado en inglés por vez primera de la mano de may, Angel y Ellenberger en un volumen de artículos en Existencia (Editorial Piados en versión castellana y traducida del inglés). Luego se han ido recolectando varios artículos en Being-in-the-World. Mucho de su trabajo permanece aún sin traducir, en especial Grundformen und Erkenntnis menschlichen Daseins (The Foundations and Cognition of Human Existence). Para ver la traducción al inglés de la tabla de contenidos, haz clic aquí.



Con respecto a la psicología existencial y filosofía en general, léase Existential-Phenomenological Alternatives for Psychology, editado por Valle y King, o una introducción clásica, Irrational Man, por William Barrett.



Si eres lo suficientemente bravo, quizás quieras intentar algo de los grandes originales en fenomenología y existencialismo, como Edmund Husserl o Martin Heidegger. Kierkegaard y Nietszche son fascinantes, igual que Jean-Paul Sartre, quien ofrece una versión diferente del existencialismo de Heidegger.



Si necesitas algo más accesible, intenta A Primer in Phenomenological Psychology de Keen, el clásico de Steiner Martin Heidegger, Phenomenological Psychology de McCall's (que posee una sección muy interesante sobre la terminología de Heidegger), y Exploring Phenomenology de Stewart y Mickunas' . Para una historia sobre la psicología existencial y psiquiatría, Phenomenology in Psychology and Psychiatry de Spielberg. En este libro también se mencionan otros psicólogos existencialistas.



Existen un sin fin de libros en castellano sobre varios autores considerados existencialistas, simplemente teclee en cualquier buscador en Internet la palabra clave “existencialismo” y aparecerán.(N.T).

Sobre la Creatividad

La creatividad ha sido estudiada durante mucho tiempo de forma atomista. Se ha analizado según la premisa científica de A es a A, según principios lineales. Para estudiar la creatividad hay que realizar entrevistas profundas, donde se pueda valorar la dimensión humana global de la persona, su modo de estar-en-el-mundo, eso tan propio del Daseinanalyse, y que se diferencia del análisis existencial de Frankl por la diferencia de años en que surgió y porque Binswanger forma parte de los psicoanalistas y se carteó con Freud y Frankl duró poquito en la "nómina" de los psicoanalistas formando la tercera escuela vienesa de psicoterapia: la logoterapia.
La creatividad es difícil de medir, ségún Pearson hay dos factores de la inteligencia, los generales (G) y los específicos (E), en la creatividad puede suceder lo mismo.
Lo importante es el gesto espontáneo, el gesto creativo, no el producto creativo. Para vivir de forma creativa da igual ser artista que fontanero. Es la dimensión humana de la persona lo que trasciende a las pruebas de inteligencia y a las preguntas cerradas sobre creatividad.
En una tesis doctoral se realizó un trabajo que a mí me parece muy acertado, se puso en una columna las características que Maslow considera propio de la autorrealización y las características de la creatividad, como puede ser el pensamiento divergente.
La creatividad de una persona está inscrita en su dimensión humana, en su identidad, en su personalidad, en su trayectoria vital, en su biografía como le gustaba estudiar a Castilla del Pino, quien realizó un estudio de la depresión que sólo podía ser entendido (y puede) por los que conocen la violencia de la guerra civil española: "Un estudio sobre la Depresión".
Hablemos de creatividad y dejemos la digresión, una persona tiene un potencial creativo, en función, según el estudio referido antes, por las características de autorrealización. Por ejemplo, y este estudio también me parece relevante, se analizó las características de "experiencia cumbre" de mujeres embarazadas y su estado antes y después del parto. Aquellas mujeres que habían tenido un parto satisfactorio demostraban una plenitud y un estado de salud holística considerable que transformó su psiquismo, quien haya sido madre puede avalar este estudio. Pensar en la creatividad es pensar en la capacidad del ser humano para trascender y reestructurar el self.
Dentro de la pintura, sin embargo, nos encontramos con ejemplos varios y célebres de personas con algún tipo de problema psíquico que sin embargo alcanzaron ese punto que Winnicott llama riqueza psíquica, probablemente el concepto más parecido a las experiencias cumbres de Maslow. Estos pintores y escritores padecieron de graves problemas, podemos empezar con Artaud, que estuvo sometido a electroshocks y que se le presupone una esquizofrenia, tras luchar con su editor consiguió que se publicaran las cartas que compartieron el editor y él pero no sus poemas. Los "agujeros" de su discurso le distanció de su propósito, no cumplía con los "estándares" de la línea editorial. Sin embargo André Bretón le rescató de ese vacío existencial y esa frustración para pasar a ser uno de los estandartes del surrealismo. Gauguin es calificado hoy en día con un análisis retrospectivo de trastorno bipolar, así como Kurt Kobain e incluso Britney Spears, según dice alguno. Volviendo al pasado es conocida la obra de Van Gogh en Arles donde produjo grandes obras y el "mal carácter" de Picasso, quien decía: "La inspiración existe pero que te coja trabajando".
En otro orden de cosas, estos son ejemplos de productos imperecederos, pero una señora o señor que realiza unas lentejas puede ser una persona creativa en su vida. Esto depende de factores, como señalaba antes mucho más importantes que el valor de su obra, las lentejas son baratas pero saben deliciosas, sobre todo si se hacen con amor, qué les voy a contar.
Winnicott estudió la creatividad y llevó una vida creativa, el hecho de tocar el piano después de trabajar, el juego del garabato, el inventar nuevas técnicas aplicadas a las demandas de sus pacientes y compatibles con el psicoanálisis, el jugar con su esposa Clare Britton, la preocupación por los niños deprivados y llevar uno a su casa sufriendo las penurias de un muchacho con tendencia antisocial produjo un desgaste tremendo para la pareja quienes sufrieron los arrebatos de cólera de este chico.
Maslow, Rogers, Winnicott, Binswanger, Frankl, fueron personas que inventaron, que se sobrepusieron a las dificultades del "medio ambiente" y que consiguieron establecer una línea teórica y de acción diferente que ha cautivado a miles de terapeutas en todo el mundo.
Podríamos decir que la creatividad es el punto final del proceso de curación de una persona, la autorrealización, la experiencia cumbre, el proyecto existencial alcanzado, el contacto con la esperanza. Los atributos de la creatividad contribuyen a hacer que la vida merezca la pena de ser vivida y esto es una experiencia que cubre la dimensión holística de la persona e invita a seguir creciendo, a seguir evolucionando y a que se realice un crecimiento mental. Tal vez existen discrepancias teóricas entre la maduración emocional y el crecimiento mental en lo concerniente a la creatividad, porque sí se puede ser creativo estando enfermo. Los investigadores, generalmente ajenos a la clínica argumentan que la mayuor producción se realiza en intervalos libres de la enfermedad. Así pues, se puede estar enfermo y ser creativo aunque esto no concuerde con lo que dice Maslow, probablemente la enfermedad en términos de Maslow, como la de Perls es otro concepto que tiene más una veta experiencial, vivencial y existencial que nosológica. Esto lo diferencia de la psicología académica y la psiquiatría clásica. Y en esos parámetros nos hemos movido.
Rodrigo Córdoba Sanz. 31-10-2010

jueves, 24 de junio de 2010

Freud-Binswanger: Contratrasferencia.


En una carta dirigida a Binswanger (20 de febrero de 1913), Freud expresaba lo siguiente acerca del problema de la contratransferencia, al cual consideraba "uno de los más difíciles, técnicamente, en psicoanálisis". "Lo que se da al paciente", decía Freud, debe ser "distribuido conscientemente y luego en mayor o menor medida según la necesidad. En ocasiones hay que dar mucho...". Y posteriormente Freud sentó la máxima fundamental: "Dar a alguien demasiado poco porque se lo ama mucho es ser injusto con él y, además, un error de técnica". [Binswanger, 1956, pág. 50].

He encontrado esto leyendo "Análisis del Self" de Kohut.
Como podemos ver la relevancia del par trasferencia/contratrasferencia es fundamental en el análisis, la señal distintiva de este trabajo psicoterápico. Freud, en su mirada técnicamente fría del análisis reconoce que en la contratransferencia hay que sentar unas bases de reciprocidad y mutualidad con el paciente tratando de generar un espacio donde pueda fluir del analista al paciente lo que siente desde un punto de vista intelectual y emocional. Freud, en otros escritos vería la contratransferencia como un impedimento que impedía la claridad del analista, otros analistas no creen en la contratrasferencia. Como se ve aquí, es humano y genuino el hecho de devolver el paciente lo que el trae, como diría Winnicott, en un sentido intelectual y afectivo.

martes, 10 de junio de 2008

Winnicott sentado contigo

Winnicott plantea frente al laissez faire un dejar ser, dejar existir, para ello habla de manera figurada de las aptitudes de la madre suficientemente buena (good-enoug-mother).

El plano del crecimiento emocional se expande en tres hojas, la del holding que vendría a perfilar la integración, la del handling, referente a la personalización y, por último, la presentación de objetos, fundamental para el desarrollo de relaciones objetales, la relación con el mundo, lo que Binswanger, lector de Heidegger llamara Dasein, “estar-en-el-mundo”, Sartre y Lacan también se empaparon del filósofo.

“La integración resulta de la reunión de los componentes psíquicos y somáticos de las experiencias emocionales. Gradualmente esto incluye la orientación espacial y la noción de tiempo”. Sonia Abadí, Transiciones, ed. Lumen.

El holding es la función materna consistente en servir de continente donde depositar y facilitar el crear espontáneo del bebé, desde la omnipotencia del principio de realidad hasta el objeto transicional y objetivo que se alcanza por la experiencia de la desilusión. Se trata de prover de lo que necesita el bebé para desarrollar un yo fuerte. De ahí la expresión “eso que llaman infans no existe”, es la madre en unión con el niño quien la da significado en última instancia. Winnicott se enriqueció de su trabajo previo como pediatra.

La personalización consiste en “que la psique habite cuerpo”, en palabras de DWW. Para ello se apela al handling (manejo, manipulación o asistencia corporal). Margaret Little nos relata en un texto encomiable cómo Winnie le sujetaba las manos mientras ella, presa del pánic se escondía detrás de la manta. Ese calor proporcionaba, apoyo y contención es la forma de trabajar winnicottiana, fiel a su estilo, un estilo cálido que tiene como finalidad reinstaurar la madurez emocional a través de un contacto cálido y de un “marco” terapéutico que instale unos límites del propio yo.

La presentación de objetos es lo que Javier Lacruz llama “dar una asistencia” al analizando. Esta expresión de un juego viene a indicar que además de desmenuzar y separar las partes de ese todo discursivo, de las representaciones mentales y los afectos hay que presentarlas de manera progresiva para que puedan ir siendo introyectados, incorporados o asimilados. A modo de exquisitas brochetas.

Una diferencia importante con Melanie Klein va a darse desde la propia nomenclatura, Winnie habla de etapa de concern (preocupación e inquetud), Klein de posición depresiva. Para Klein en esa fase la culpa tiende a buscar el reparar el daño imaginado y real que ha podido hacerse a la madre por la agresión primaria de la fase esquizo-paranoide. Para Winnicott, es el ambiente facilitador, el mundo externo a través de la madre (y el padre) quienes reparan el daño que haya podido hacer el bebé manteniéndose indestructibles, para que esa omnipotencia se torne en objeto objetivo, por tanto la reparación la hace la madre para su bebé.

En fin, largas discusiones podremos tener sobre estos autores y otros muchos. Winnicott, dejó que el tiempo y el desarrollo de la ciencia del psicoanálisis y el arte de los psicoanalistas se dejara enriquecer por la experiencia inédita de cada analizando para poder seguir las hojas de ruta planteadas en su magnífica obra.