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Paz y Ciencia

viernes, 5 de agosto de 2022

ALEJANDRA Y LEÓN OSTROV

 


@psicoletrazaragoza

www.rcordobasanz.es

Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta FEAP. Acreditado.




Muy querido León Ostrov:

Le envíe hace poco una carta desde una hermosa piecita, que ya no existe para mí, pues estoy de nuevo con mi familia, hasta fines de este mes. Después va a venir Agosto y no sé qué haré, hay un vacío en Agosto, una distancia hecha de un precipicio, que necesitaré saltar o, lo mejor, cambiaré de camino. Le dije que le contaría sobre mi encuentro con S. de Beauvoir, pero me es penoso rememorarlo. Quizás, y casi como siempre, veo con ojos lúgubres cosas que objetivamente no lo son. Razonablemente hablando, tal vez fue un encuentro como cualquier otro del estilo: una periodista preguntando sobre esto y aquello, y la entrevistada que responde. Pero yo no me he recuperado aún de lo que fue para mí este encuentro: una profunda experiencia de miedo. Y más profunda aún por lo inesperado de este miedo. Comenzó el día del encuentro: despertar y sentir que el corazón me lleva y me trae. Horribles sacudidas. Taquicardia. Esto fue nuevo. No era mi viejo miedo “espiritual” posible de traducir en metáforas. Un nuevo miedo: cuerpo y alma encontrados por vez primera, reunidos, celebrando nupcias horribles. Traté de beber, pero la primera gota me obligó a permanecer tendida en la cama varios minutos, asistiendo a algo como una revolución. Imposible pensar. Imposible todo. Imposible también la lenta agonía –con la mano en el corazón- de mi ser paseándose hasta que se hizo la hora y yo entré en Les Deux Magots rogando y rogándome que mi voz surgiera –pues mi miedo más profundo (el de los exámenes) era que la garganta se cerrara. Y cuando llegó me calmé un poco pues su aspecto no es en modo alguno aterrador. Le pregunté –con una seriedad excesiva, con la voz estrangulada, con el ritmo del corazón siempre delirante- sobre la mujer y el arte y algunas otras idioteces por el estilo que respondió con algunas frases de El segundo sexo. Cuando finalizamos me preguntó a su vez sobre mí y mis cosas: y le dije de mis poemas, de mi preocupación por la palabra, de mi angustia por mis poemas actuales, etc., exagerando un poco, por supuesto, cuando dije, por ejemplo que “lo único que me interesa en este mundo es hacer poemas”, lo que la sorprendió, sin duda, y me pidió mis libros. Creo que contenía o reprimía su interés por mí, no sé por qué, pero seguramente a causa de su tiempo escaso, y cuando nos despedimos, me insinuó que vuelve de Brasil –se va ahora con Sartre- en Octubre, por lo que estará “a mi disposición.




INFORMA SOBRE ESTE ANUNCIOPRIVACIDAD

Todo esto que cuento y digo sucede hoy. Mañana tal vez despierte y sonría con cierto desprecio por la obsesiva de ayer, por sus planes “burgueses”, por su anhelo de seguridad. Y tal vez la neurosis sea esencialmente un anhelo de seguridad. Un no saber que ella no existe. (Descubrimiento durante el viaje). Pero aunque mañana venga Otra y pasando Otra, mi visión de la felicidad es siempre la misma: un poder trabajar en y con las cosas que uno quiere. Me pregunto si hay posibilidad de cura cuando alguien no lo puede. Si no puede trabajar es porque no quiere, no tiene cosas que quiere. ¿Y alguien que es así está enfermo? Oh me gustaría conversar con usted de estas cosas [...]

Hablé por teléfono con Verdeyone y tal vez nos veremos la semana próxima. Perdón por mi  lentitud en buscar las revistas: comenzaré “mañana”. Perdón también por esta carta aburrida y excesiva. Abrazos para usted y Aglae,

Alejandra

15 de julio

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