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Paz y Ciencia

jueves, 16 de febrero de 2012

Ansiedad

Muchas personas ansiosas pasan la vida pensando en lo que sucedió, en lo que va suceder pero no se detienen a pensar en lo que va a acontecer, en el presente, en el aquí y ahora. En el momento. Esto produce una expectativa ansiosa y diversos estados de ansiedad de diversa clase que se manifiestan como distintos síndromes. La ansiedad es un estado que diluye la lógica y merma el raciocinio. Aumenta la actividad del sistema nervioso simpático que produce esas incómodas taquicardias, sudoración y otros síntomas de la ansiedad por ejemplo la desrealización y la despersonalización. Estas dos últimas cuestiones suceden en crisis de angustia, la desrealización es vivir que lo que le rodea a uno es irreal, lo segundo es vivir como si uno se hubiera alejado del propio cuerpo como espectador.
La ansiedad la trabajó y construyó toda la base teórica que luego se ha desarrollado en diferentes escuelas Sigmund Freud.
Cuando la ansiedad es muy elevada la persona no puede realizar su trabajo con eficacia, no está fino precisamente. Existen crisis de ansiedad que no tienen porque llevar un ataque de pánico tal y como lo tipifican los anglosajones, que dejan a la persona desconcertada, obnubilada, confusa y desorientada, además de una agitación y un nerviosismo a nivel psíquico y somático más que patente.
Cuando la enfermedad está comenzando o no ha sido bien tratada puede ser frecuente estos síntomas, en otros casos puede aparecer cada vez más esporádicamente e incluso desaparecer, si los síntomas son tan molestos pueden llegar a necesitar ansiolíticos. En todo caso la psicoterapia es la medida de primera intervención (con la contención de los psicofármacos si procede).

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