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Paz y Ciencia

martes, 30 de agosto de 2011

Alerta Bécquer



Me apetece hablar de un libro de un conocido. Se trata del libro "Alerta Bécquer", por la cercanía por la cercanía con el autor y mi admiración por su trabajo como periodista decidí leer un libro que me habían recomendado. El libro trata de un joven estudiante de INEF en Madrid que está profundamente enamorado de una muchacha que gusta de la lectura de la literatura romántica y con unos aires algo góticos. Este joven decide sorprender a su pareja, pero el cómo es inaudito. Decide robar junto con un gran amigo suyo los restos de Bécquer para enterrarlos en Trasmoz, cerquita del Moncayo.
Así que entran en la cripta con los utensilios necesarios y roban los huesos no sin apuros. Miguel Mena, el autor se inspiró por una profanación que se había dado un poco antes de comenzar el libro en Aragón.
Los dos jóvenes corren aventuras endiabladas para sortear la inseguridad de su empresa y algo les frena sobre manera, el comienzo del libro nace de un error no meditado por los protagonistas, el padre de Óscar, el compañero del protagonista es vendedor ambulante en festejos de pueblos y ciudades. Entre los artículos del padre dejan el cráneo escondido pero no cuentan con que el padre se marcha sin avisar a trabajar y se quedan sin el cráneo del poeta. Lo que sigue es una interesante y a veces hilarante historia con un toque de inocencia e ingenuidad que despierta curiosidad e invita a leer.
También aparecen otras historias a modo de secuencias, como la de un programa de televisión que recuerda al de Íker Giménez ("Ultramundo") y un cansado policía encargado de dirigir la investigación.
Como en todo relato queda patente, proyectado en el texto, la personalidad del autor, que con más de 50 años sigue conservando un gusto por las chifladuras de los jóvenes y denota una gran curiosidad.
Es un texto destinado a jóvenes pero lo puede leer todo el público. Hay amor, intriga, humor, crítica social y suavidad en el argumento. Los cuentos sirven para dormir a los niños y despertar a los adultos, tal y como dice Jorge Bucay.

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