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Paz y Ciencia

lunes, 7 de septiembre de 2009

FORT-DA



Autor de la obra Yvon Le Bars.

Hilo del mundo que gira y gira y tú buscas con ansia un carrete.
Tal vez un cordel que te conecte con aquellos que perdiste a lo largo de los años.
Tú detrás de un sofá con un carrete de hilo en la mano y en el otro extremo los otros.
Cuando aparece se hace la magia, no existe continuidad dentro de ti para esos elementos que no ves. El carrete aparece cuando el niño juega, mezclamos al nieto de Freud con lo que una compañera escribe al que (des)organiza estas líneas.
El niño en ausencia mental de su madre organiza el fort-da, “una acción enigmática y repetida”. Que suple el vacío. Fort (fuera) Da, expresión que viene cuando regresa el objeto imaginado, no presente. Aunque sea en un lapso de tiempo. Esto tiene una inextricable unión con lo que Winnicott decía sobre la separación en un bebé, un tiempo puede ser vivido sin angustias pero después deviene trauma. Trauma como expresión del no poder evocar en el aparato psíquico aun precario del infante (que no puede ser sin la madre) a la propia madre. Por tanto el juego que invitaba a Freud a pensar en la "compulsión a la repetición" y en decir que "cuando el niño juega se comporta como un poeta" (véase El poeta y los sueños diurnos, Freud). El juego trata de recomponer un mundo caotizado como el cuadro que me acerca una lectora que sufre.
Hoy dejamos aquí con el juego del Fort-Da y esa recreación de la creatividad propia del infante para su sorpresa y "fastidio" de los adultos.

El hilo está unido y conecta el mundo interno con el externo, la realidad psíquica con la empírica, la subjetividad, la intersubjetividad y lo consensuado como objetivo. En ese tránsito me preguntaba esa lectora que sufre y aporta el cuadro: ¿Qué es la realidad? El niño la descubre y la crea, otros la olvidan y la cuestionan, siendo esclavos atados delante del promontorio de la caverna de Platón. Ésa es la realidad, aquella en la que vives.
Sucede que antes de salir uno puede querer huir, de ese mundo de figuras, acostumbrado a las sombras y al resguardo del calor del fuego.
El hilo te lleva a tejer la realidad, como un poeta realiza una connotación de la realidad, jugando, diría Freud, porque está insatisfecho.
Vuela, pero antes puedes caminar libre de los condicionamientos de otros, volar es el objetivo pero el carrete está allí liviano o grueso, ya sabes a qué me refiero.

Atentamente, Rodrigo Córdoba Sanz.

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