Hitos de la naturaleza humana Sábado, 15 de julio de 1995 EL MUNDO
CELOS, LOCURA Y MUERTE
Carlos Castilla del Pino
Temas de Hoy
ALBERTO HERNANDO
Celos, locura y muerte son momentos críticos de la vida humana. Todos ellos implican la existencia de un sujeto con conciencia y una específica relación con la realidad. Castilla del Pino aborda, desde el paradigma psicológico, estos relevantes temas de manera clara y amena. Incluso en el caso de los celos, apartado que ocupa la mayor parte del ensayo, se servirá de Cervantes para ejemplarizar una teoría de relación celosa.
La dinámica de la relación celosa es una estructura imaginaria que el celoso construye sobre sí mismo, sobre el objeto de celos y sobre el rival. En esta triada, el deseo actúa como catalizador. El celoso, en su narcisismo, ve a su objeto de celos como propiedad y al rival como una competencia. En los celos hay un temor a la pérdida del objeto amado. Conforme crecen los celos, aumenta la incertidumbre y la inseguridad del celoso. Ello provoca desconfianzas, sospechas y control; así como un importante deterioro en la autoestima e identidad del celoso.
Tras repasar las formas de celos se concluye que el celoso no puede considerarse en puridad un neurótico; aunque algunos culminen el proceso celoso en psicosis o delirios de infidelidad. Castilla del Pino califica al celoso como un prepsicótico, con dificultades para adaptarse a la realidad.
Hablar de locura es hacerlo sobre una posibilidad de la condición humana. Castilla del Pino caracteriza a la locura como una adscripción a una «realidad de determinadas significaciones erróneas»; reafirmando así que la alienación sólo es posible juzgarla por las «actuaciones» de los sujetos. El «deus ex machina» del error psicótico es el delirio y la alucinación. Toda psicosis es una enfermedad del sujeto. Después de definir las características y la lógica del error psicótico, se afirmará que la locura es una forma de existencia al igual que la cordura. Es decir, el loco se «realiza» en su enajenación.
Respecto a la muerte, Castilla del Pino se centra en elucidar la distinción entre morir y morirse. En ambos casos se trata de establecer los estados de conciencia del sujeto. El morir es genérico; el morirse implica una conciencia específica de cada sujeto. Si el morir es un hecho biológico, el morirse constituye una experiencia biográfica.
Ante la muerte hay una serie de expectativas y actitudes. El morir como imaginario suscita expectativas de miedo, angustia, negación y afirmación. El morirse, como acto empírico, determina actitudes sólo subjetivizadas por el propio agonizante. Corolario, pues, de esa diferencia entre morir y morirse: lo que muere es el cuerpo y quien muere un sujeto.
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