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Paz y Ciencia
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viernes, 14 de septiembre de 2012

Una Historia real

"Tu ropa juntito a la mía
jamás en la vida
Se vuelve a lavar"

En Oxford, hace unos años se dio un evento muy poco común. La Universidad de se llenó de alumnos y exalumnos que concurrían a la Ceremonia de Hellen Keller. La Dra. Keller había nacido sorda y ciega, cincuenta años antes. Cuando barajaron la posibilidad de dejarla morir, una mujer le tendió la mano, le apoyó y dio cariño y esperanza. Su nombre era Ann Sullivan. Esa niña se transformó en Doctora en Filosofía de casi todas las universidades del mundo, escritora de varios libros y conferenciante de los ámbitos intelectuales del planeta. El rector de la Universidad presentó a la señora Keller. En el estrado, un traductor le retransmitía el discurso del catedrático mediante pequeños golpecitos cifrados sobre la mano de la homenajeada.
El rector dijo:
- Es un halago para nosotros y un honor para mí recibir esta noche a una de las personas que más admiro. Una mujer, que aun habiendo necesidades con muchas menos posibilidades y facilidades que nosotros, ha llegado donde ninguno ha siquiera podido imaginar en llegar.
Señores y señoras, la doctora Hellen Keller.
Hellen se adelantó al podio y después de recibir un abrazo del.rector, le pidió al traductor que la dejara sola frente al micrófono.
Con las dificultades propias de dicción, Hellen subió al estrado y habló para todos:
- Estoy de acuerdo con el señor rector en algunas cosas, pero no en otras. Deberá disculpárseme por la deformación profesional de los filósofos -el auditorio se rió y aplaudió.
"Estoy de acuerdo, por ejemplo, en que soy una persona digna de admiración -más risas y aplausos-, pero disiento firmemente en el argumento. No soy admirable por lo que conseguí habiendo nacido con mi discapacidad. Soy admirable, en todo caso por el SOLO HECHO DE HABERLO INTENTADO.

martes, 8 de mayo de 2012

Conectados con el entorno y Resiliencia

"En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha." Hellen Keller, 1968, la escritora tenía 87 años.
No es posible tener conciencia del mundo que nos rodea sin antes detectarlo y descifrarlo con nuestros ojos, oídos, olfato, gusto o tacto. Todos captamos y reaccionamos constantemente a las condiciones del medio. El calor que nos hace sudar, la intensidad de la luz afecta nuestro estado de ánimo, los ruidos estridentes nos incomodan y los cambios de presión atmosférica nos producen jaquecas. Cuando no gozamos del buen funcionamiento de todos los órganos sensoriales compensamos la carencia agudizando la sensibilidad de los demás sentidos. Esto es lo que le ocurrió a la escritora estadounidense Helen Keller, sordomuda y ciega desde la infancia a causa de una enfermedad neurológica. Con la ayuda de Anne Sullivan, una maestra ciega, Helen Keller aprendió a leer y a escribir perfectamente con el método Braille. Sin embargo, fue su sentido del olfato el que se agudizó extraordinariamente, hasta convertirse en "un hechicero poderoso que me transporta a miles de kilómetros y a las experiencias que viví hace años", según solía explicar. La conexión sensorial entre las personas se manifiesta además en la felicidad con la que nos contagiamos unos a otros estados emocionales como el miedo, la confianza, la risa o el desánimo. Sirva como botón de muestra la curiosa conexión psicológica de los fans con sus ídolos musicales durante los conciertos. Tan profundo es su acoplamiento que llegan a experimentar las mismas oleadas de alegría y tristeza. Otro tanto sucede en el mundo del deporte, donde los niveles de euforia o de desaliento de los deportistas y de sus hinchas se incrementan o decaen de forma sincrónica durante los avatares de las competiciones, como estableció el investigador James Dabbs en 1994. Durante la final del campeonato mundial de fútbol, celebrada ese año en Atlanta, Dabbs midió el nivel de testosterona en la saliva de los jugadores y de los forofos de los equipos de Brasil e Italia, antes de comenzar y al terminar el partido. Mientras que en el grupo de futbolistas y seguidores brasileños la testosterona se había elevado un 28 por ciento después del triunfo de su club, el nivel de esta hormona en los desilusionados italianos descendió un porcentaje similar. Luis Rojas Marcos: "Convivir", Punto de Lectura, 2008, Madrid. Pp. 16-17.
"La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede". Aldoux Huxley. "No vemos las cosas tal como son, sino tal como somos". El Talmud.
Comparto con ustedes el antes y el después, hasta alcanzar "la gloria". http://youtu.be/DrZXEky58Js -Siegfried Funeral March" http://youtu.be/RIZdjT1472Y -The Killers: "Human"-.