Ser responsable es ser dueño de la acción. La culpa, en cambio, conduce a la pérdida de control, esto es, al exceso de actividad o a su inversa inhibición. Pues responsable es el que puede ser titular de los propios actos sin necesidad de encadenarse a la opinión o a las convicciones. Distinguimos con facilidad a éste del culpable porque aquél inicia ante los esfuerzos del culpable porque aquél inicia antes los esfuerzos de reparación, mientras que el otro los paraliza para recrearse en su contración [...]
Fernando Colina. Melancolía y Paranoia
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