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Paz y Ciencia

viernes, 11 de septiembre de 2015

Elisabeth Roudinesco: Michel Onfray


Entrevista a Elisabeth Roudinesco sobre el libro de Michel Onfray


Proyectaría sus propios fantasmas en Freud
Ya el 19 de enero de 2013 nos alertaba el doctor en filosofía y crítico literario, Inaki Urdanibia en un artículo en Kaos en la red “La historia de la filosofía según Onfray”, que “Los dos tomos que ahora han visto la luz: VIII. Les freudiens hérétiques y IX. Les consciences réfractaires sirven bien para detectar ciertos resentimientos y unas fobias que no suenan a novedad, pues tales tonalidades ya asomaban sin disimulo en algunas obras anteriores. Simplemente diré cómo sus trabajos sobre Freud y sobre Camus han sido construidos de manera nada rigurosa, ni ejemplar desde luego”.
Mismo defecto, falta de rigurosidad de Michel Onfray en sus trabajos, aparecía ya denunciado en una entrevista de la catedrática Ingrid Galster a la doctora psicoanalítica Elisabeth Roudinesco, doctora en historia, aparecida en el periódico “Neue Zürcher Zeitung” el 26 de abril de 2011:
Elisabeth Roudinesco, usted en abril de 2010, cuando apareció en Francia el libro de Michel Onfray, protestó vehementemente. ¿Por qué?
- Como usted sabe yo colaboro en el suplemento semanal de literatura de “Le Monde” y reseño entre otras cosas libros que hablan sobre Freud y el freudismo. Por tanto era normal que comentase este escrito incendiario. No se trata de una “protesta” sino de un trabajo normal. Claro está, aquí hablamos de un autor que desde años escribe sobre todo y todos y que está en contra de todo: un rebelde profesional. Michel Onfray ve por doquier conspiraciones. Cree que se le echa en cara su vida privada, algo que en realidad a nadie interesa, y cree que él es el único que dice la verdad sobre todo: sobre la filosofía, la religión, la literatura y ahora sobre Freud y el psicoanálisis. Lo hace con gesto maniqueo: aquí el bien, allí el mal… Y todo ello resulta cómico. No soy la primera que lo dice. Con cada uno de sus libros pone a todos los especialistas de la materia, que trata, en contra suya. Y se entiende el porqué: Presupone ser el primero que ha descubierto a los materialistas de la antigüedad –que en realidad se los estudia en todas partes-; afirma que Platon y Kant fueron pre-nazis, que Sade fue también un precursor del nazismo, al igual que también el judaísmo, el cristianismo, el Islam… Si se le critica a él asume la actitud de un mártir, de una víctima de los conformistas. Pero con su anti-Freud se ha pasado tres pueblos, porque hacer de Freud un nazi, alguien conducido por el incesto, un enemigo de los homosexuales, un violador, un misógino, un bellaco, un mentiroso, un drogodependiente... es algo que no se puede admitir. Él no ha puesto en su contra a la “milicia de los freudianos” sino a la opinión pública: a los medios escritos desde la derecha a la izquierda, desde el “Figaro” al “Humanité”, a los profesores, a los intelectuales sin hablar de los analíticos y pacientes. No se puede olvidar que en Francia, según datos oficiales, sufren problemas psíquicos de cinco a ocho millones de personas. Onfray ha estigmatizado con su libro todo tipo de terapias y no sólo la psicología, y afirma fundar una nueva escuela terapéutica, cuya cabeza quiere ser él. La extrema derecha le ha apoyado por haber rehabilitado la tesis del médico Pierre Debray-Ritzen (1922-1993), un miembro activo de la Nouvelle Droite, de la nueva derecha.
Ya en 2005 apareció en Francia el “Livre noir de la psychanalyse” –el Libro negro del psicoanálisis-. También entonces usted se expresó en un libro. ¿Quizá Onfray ha aportado nuevos argumentos?
- No, ningún argumento nuevo, pero este libro es distinto a aquel libro negro en el que se manifestaban cuarenta autores, entre los que había antifreudianos radicales y terapeutas pertenecientes a la psicología cognitiva.
El libro de Onfray, al igual que otros suyos editados, se mantuvo durante semanas en la lista de libros más vendidos. No considero exagerado hablar en Francia de un “fenómeno Onfray” –como si de un modo latente se necesitasen sus libros “desmitologizadores”. ¿Cómo se explica esto?
- De hecho numerosos libros de Onfray son bestseller. Es un autor populista, que resulta interesante para determinados medios audiovisuales necesitados de una alta cuota de pantalla y a los que les agrada su anti-inlelectualismo y su arte de estigmatizar a “los grandes de este mundo”, al saber universitario y a los profesores, contraponiendo las supuestas virtudes de la provincia a la decadencia de los supuestos parisinos. Conocemos el tema. Y existe la fascinación, que alguien practica, de quien hable de lo que hable siempre lo hace con gran seguridad ubicando a todo quisque a derecha e izquierda. Es algo que siempre funciona. ¿Pero hasta cuándo va a durar? Onfray ha dejado su editorial, Grasset, porque no le apoyaba lo suficiente, que fue la que lanzó al mercado su anti-Freud con numerosos errores garrafales. Veremos si tales errores se corrigen en la edición alemana. Recuerdo algunos de los más cómicos y obscenos: Freud embaraza a su nuera (cuñada?), teniendo ésta 58 años. Freud está en Berlín en 1935 y colabora con los nazis (se confunde con Ernest Jones). Las hermanas de Freud son deportadas a Auschwitz y se encuentran con Rudolf Höss; cuando la realidad es que fueron asesinadas en Treblinka y Maly Trostenets. Freud apoya a Mussolini porque él en 1933 a petición de Eduardo Weiss escribió una dedicatoria humorística en su libro “¿Por qué guerra?”. Y, finalmente, Onfray evalúa equivocadamente a la izquierda freudiana porque la defiende sin saber de lo qué habla. La izquierda freudiana –desde Reich a Marcuse, Fromm y Fenichel- era crítica con Freud y a menudo marxista pero no antifreudiana.
Usted misma ha escrito numerosas obras en el ámbito del psicoanálisis, ¿corrige o modifica la teoría de Freud? ¿No está como todas marcada por la huella de su época?
- Para mí ése no es el problema. En la historia del psicoanálisis desde hace tiempo se han sometido las teorías de Freud a una revisión y han sido criticadas con razón. Hoy en la historia del pos-freudismo hay numerosas corrientes divergentes. El verdadero problema está en que los psicoanalíticos sólo ejercen y apenas se interesan por la historia de su disciplina y menos por Freud. Por eso impresiona su dificultad a la hora de defender su disciplina o a la hora de intervenir en un debate como el presente si no es porque se sientes ultrajados. Hoy conocemos todo sobre la vida de Freud, no se encubre nada, y si sigue habiendo psicoanalíticos que creen en leyendas áureas no quiere decir que ahora haya que inventarse tramas negras.

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