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Paz y Ciencia

miércoles, 29 de enero de 2014

El abominable cambiador

Las pequeñas criaturas del Señor tienen una profunda aversión a que se le limpien las cacas y demás desechos del organismo.
Recuerdo a Sofía cuando, al principio, lloraba como si fuera el Apocalipsis. Yo me ponía nervioso y acababa cambiándole los botones de sitio.
Es importante hablar a los bebitos con voz dulce. Eso les tranquiliza. Tienen que saber que al menos uno de los dos guarda la calma y paz interior.
Ese potro de torturas creo que tiene mucho que ver con los componentes de las toallitas y los alcoholes. El culito del bebé, como todo el cuerpo, es de una extrema sensibilidad.  También, como su sensibilidad de piel para dentro.

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