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Paz y Ciencia

domingo, 3 de julio de 2011

Sobre la falta de ilusión

Escribía sobre el duelo y sobre la dependencia. Haciendo un pequéño acto de reflexión, creo que hoy, domingo, no es el momento de hablar de aspectos psicopatológicos.
La naturaleza humana tiene un potencial creativo para modular, moldear y cambiar. Cierto es que se ofrecen resistencias al cambio y que a veces las personas se sienten impotentes e incapaces de dar un nuevo rumbo a su vida.
Me gustaría comentar un caso clínico. Se trata de un varón de 53 años que trabaja como enfermero. Su trabajo le desgasta, está descontento. Busca cambiar de servicio en el hospital. Se queja de la organización y está sobreimplicado en su trabajo, busca el reconocimiento que no obtiene fuera de su trabajo. Hace poco, y no es la primera vez, unos pacientes le agradecieron su devoción y su amor en sus tareas profesionales.
Esta persona está desvitalizada, tiene un matrimonio en el que se siente sometido y sumiso por lo "autoritario" de su esposa, quien traza los designios de los aspectos económicos y de otras características de funcionamiento en el hogar y con su hija adolescente.
Él se vuelca en los demás, manera frecuente de evadir la responsabilidad para con uno mismo y por otro lado una forma hermosa de vida siempre y cuando eso no sirva para eludir el contacto con uno mismo y su situación personal. Él tiene un problema de dependencia, en el que se muestra su ambivalencia, le faltan algunos recursos básicos y se compensan en el trabajo con un costoso peaje, que es la desilusión, el hastío, el tedio y la fatiga.
Maneja sus problemas psicológicos y somáticos con medicaciones, que son tapones del componente del psiquesoma que le provoca dolores y molestias, al margen de problemas orgánicos bien diagnosticados.
Esta persona me dijo un día: "no tengo voluntad de cambio", cuando obviamente hablabamos de su postura en relación a mejorar su calidad de vida. Es una señal de la desesperanza vivida con la que a veces los pacientes acuden a las consultas ya derrotados de antemano, sin fe, en un sentido amplio de la expresión.
Recuperar esa esperanza, esa ilusión, es una ardua tarea del terapeuta, quien se encuentra con personas como la esbozada, a la que la vida le ha colocado en un lugar de acatamiento y hastío vital.

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