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Paz y Ciencia

viernes, 2 de octubre de 2009

Actos y Sentimientos


Haim Ginott, un famoso pedagogo americano, insistía en que hay que ser crítico con los actos y tolerante con los sentimientos. Aprender a Convivir. Jose Antonio Marina.
En la vida y las consultas son un muestrario de lo más intenso y provocador vemos actos de todo tipo, hetero y auto destructivos, de incomunicación, de culpa, etc. Esto ha sido trabajado en la cultura católica como pecados, educando un superyó estricto, que se autocastiga y que sospecha de sí mismo y de la lealtad de los otros.
Jose Antonio Marina aboga por separar sentimientos de acción. Otro clásico, aunque éste, recientemente fallecido, Carlos Castilla del Pino o el "abuelo" Freud consideran que los actos son reflejos de los sentimientos. Los sentimientos como representaciones mentales de las emociones, y éstas a su vez ligadas a los afectos y a un tono vital condicionado por las vivencias de la historia personal (y social y cultural), el tinte de la época determina. Sin duda la sociedad reprimida victoriana de finales del siglo XIX condiciona las hipótesis de Freud y desde allí construye su teoría sobre la histeria.
Considero que hay que ser tolerante con los sentimientos y crítico con los actos por una cuestión ética, esto le gustaría a Marina y por una cuestión psicológica, que están unidos de manera inequívoca. La responsabilidad en los propios actos tiene también repercusión social y legal. No obstante, fuera de límites puestos para la convivencia, que hay que respetar, existen fallos en el sistema, como ese gato que aparece en la primera película de Matrix de los hermanos Wachowski. Los sentimientos y creo que no se desdice a Marina con esto promueven actos y no sólo hay que ser tolerante sino entender con empatía afectiva y cognitiva las raíces de esos sentimientos que pueden dar lugar a conductas "atroces", desde la tendencia antisocial hasta perversiones, por citar ejemplos potentes.
La crítica en salud "psi" está en suspenso para dar primacía al entender, primero es ser tolerante con los sentimientos y después entender (y ayudar a entender al otro) los actos. Desde una esfera ética, para que la persona pueda vivir respetándose y respetando a los demás.

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