Esto tampoco significa que todos los padres sean responsables absolutos del comportamiento de los hijos: todos tenemos una responsabilidad sobre nuestros propios actos, y una responsabilidad existencial en darnos cuenta de nuestras neurosis, en cuanto maduramos y comenzamos a tomar decisiones por nosotros mismos.
Daniel Segel ofrece un consejo en el libro Ser padres conscientes: "Si quieres ayudar a tu hijo trabaja en ti mismo".
Friederich Nietzsche recuperó para la cultura occidental el dionisismo y la animalidad perdidos. Más allá del bien y del mal denuncia que vivimos en una época dominada por el desprecio hacia nosotros mismos, el sometimiento ciego al orden establecido y el olvido del placer y el dejarse ir. Nietzsche nos dice "Lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal". También, "La madurez del hombre es haberse vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño". Y aún más: "Las épocas de mayor esplendor de nuestra vida son aquellas en las cuales reunimos el valor suficiente para declarar que lo malo que hay en nosotros es lo mejor de nosotros mismos".
Todas estas frases recuerdan a una reivindicación del eros, del gozo espontáneo de vivir que sienten los niños y que los adultos hemos perdido como consecuencia de una domesticación cultural, religiosa y social".