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domingo, 19 de julio de 2020

Aurobindo




TEXTOS DE SRI AUROBINDO
Cómo prepara la Naturaleza el crecimiento del hombre espiritual

   La Naturaleza ha seguido cuatro direcciones principales en su esfuerzo por abrir el ser interior: la religión, el ocultismo, el pensamiento espiritual, la realización espiritual y la experiencia interior. Las tres primeras son vías de aproximación; la última es la puerta de entrada decisiva. Estas cuatro fuerzas han trabajado simultáneamente y de una manera más o menos coordinada, a veces colaborando juntas, más o menos estrechamente, a veces disputando entre sí, y otras de un modo separado e independiente. La religión ha admitido un elemento «oculto» en su ritual, en sus ceremonias y en sus sacramentos; se ha apoyado en el pensamiento espiritual, sacando de éste a veces un credo o una teología y otras el fundamento de una filosofía espiritual –en Occidente se ha seguido generalmente el primer método en tanto que en Oriente se ha seguido el último–; pero la experiencia espiritual es el objetivo y el logro final de la religión, su horizonte supremo y su cumbre.
    Cada uno de estos medios o vías de acceso corresponde a algo existente en nuestro ser total y por tanto a algo necesario para el propósito total de su evolución. Cuatro cosas son en efecto necesarias para que el hombre pueda proseguir el proceso de expansión de su ser, si es que no debe seguir siendo lo que es actualmente en su naturaleza exterior o fenoménica, es decir, un ser de la ignorancia superficial buscando oscuramente la verdad de las cosas y recogiendo y sistematizando solamente fragmentos y partes de conocimiento, una pequeña criatura limitada y torpe de la Fuerza cósmica. Debe ante todo conocerse a sí mismo, y descubrir y utilizar sus propias potencialidades; pero para conocerse totalmente a sí mismo y conocer totalmente el mundo debe ir hasta detrás de lo que considera como exterior a sí mismo y de lo que considera que le pertenece como propio; debe sumergirse profundamente por debajo de su propia superficie mental y por debajo de la superficie física de la Naturaleza. Esto sólo puede hacerse conociendo su propio ser interior, mental, vital, físico y psíquico, y sus poderes y movimientos, y las leyes y los procesos universales de la Mente oculta y de la Vida oculta que actúan detrás de la fachada material del universo; ése es el campo del ocultismo, tomando este vocablo en su significación más vasta. El hombre debe conocer también el Poder o los Poderes escondidos que controlan el mundo; si existe un Ser-en-Sí o Espíritu Cósmico, o un Creador, el hombre debe ser capaz de establecer algún tipo de relación con Él o con Eso, ha de ser capaz de permanecer en cualquier contacto o comunión que sea posible, de conseguir algún tipo de sintonía con los Seres que rigen el universo o con el Ser universal y Su voluntad universal, o con el Ser supremo y su suprema voluntad. Debe ser capaz de seguir en su vida y en su conducta la ley que este Ser le impone y de ir en pos del objetivo que le asigna o revela; debe, en su vida presente o en su futura existencia, elevarse hasta la cumbre más alta que este Ser le señala y cuya coronación le exige; y, si este Espíritu, este Ser universal o supremo, no existe debe saber qué es lo que realmente existe y cómo ascender hasta ello, cómo salir de su actual imperfección e impotencia. Ésta es la función de la religión, su meta es unir lo humano a lo Divino y, como consecuencia de eso, sublimar el pensamiento, la vida, el cuerpo físico, de tal manera que puedan admitir la autoridad del alma y del Espíritu. Pero este conocimiento debe ser algo más que un credo o que una revelación mística; la mente pensante tiene que poder aceptar este conocimiento y constatar su vinculación con el principio fundamental de las cosas y con la verdad observable del universo. Tal es la labor de la filosofía, y en el ámbito de la verdad del Espíritu esta tarea sólo puede ser realizada por medio de una filosofía espiritual, bien sea ésta intelectual o intuitiva en su método. Pero ningún conocimiento y ningún esfuerzo pueden producir fruto alguno si no se transforman en experiencia y no se convierten en una parte integrante de la consciencia o de sus operaciones o actividades normales. En el ámbito espiritual todos estos conocimientos y esfuerzos, de carácter religioso oculto o filosófico deben pues para ser fecundos culminar en una apertura de la consciencia espiritual, en experiencias que fundamenten esa consciencia y la eleven, la expandan, y la enriquezcan constantemente, y en la creación de una vida y una acción que concuerden con la verdad del Espíritu; tal es la obra de la experiencia y la realización espirituales.
   
   LA EVOLUCION FUTURA DEL HOMBRE. pp.87-89
   Sri Aurobindo

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo en Zaragoza.
Presencial y Online. Teléfono: 653 379 269
Instagram: #psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


jueves, 13 de agosto de 2015

Aurobindo


“Es generalmente el ser psíquico quien dirige el ser. Uno no sabe nada porque no se es muy consciente de él, pero generalmente es él quien dirige el ser. Si se está muy atento, uno se da cuenta. Pero la mayor parte de los individuos no se lo figuran. Por ejemplo, cuando ellos han decidido, en su ignorancia exterior, hacer una cosa y en lugar de poder hacerla todas las circunstancias se organizan para que ellos hagan otra cosa, comienzan a gritar, a vociferar, a montar en cólera contra el destino, a decir (depende de lo que crean, de sus creencias) que la Naturaleza es malvada o que su destino es funesto o que Dios es injusto, o cualquier cosa (depende de lo que ellos crean). Mientras que la mayor parte de las veces, es justamente ésa la circunstancia más favorable para su desarrollo interior. Y naturalmente, si vosotros pedís al ser psíquico que os ayude a haceros una vida agradable, a ganar dinero, a tener hijos, que serán el honor de la familia, etc., pues bien, ¡el ser psíquico no os ayudará! Pero creará todas las circunstancias necesarias para que algo se despierte en vuestra consciencia. Algunas veces habréis hecho bellos proyectos, y si hubieran salido bien estaríais cada vez más enroscados en vuestra ignorancia exterior, en vuestra pequeña ambición imbécil y en vuestra actividad sin finalidad. Mientras que si recibís un buen golpe y el puesto que codiciabais os fue denegado, y el proyecto que habéis intentado está hecho añicos, y os encontráis completamente contrariados, esta contrariedad os abre la puerta de algo más verdadero y profundo. Y cuando os hayáis despertado un poco y miréis hacia atrás, si sois algo sinceros diréis: “¡Ah, no era yo quien tenía razón, era la Naturaleza o la Gracia Divina, o mi ser psíquico quien lo ha hecho”. Es el ser psíquico quien ha organizado eso”.
Sri Aurobindo
Del libro “Enseñanzas de Sri Aurobindo y la Madre”
artdetat.com
“Si nuestra práctica no incluye a cada uno de nosotros,
no es la verdadera práctica”
Shunryu Suzuki
http://silencio.artdetat.com/?cat=227

domingo, 22 de diciembre de 2013

Sri Aurobindo

Sri Aurobindo
(Sri Aurobindo Ghose; Calcuta, 1872 - Pondichéry, 1950) Filósofo y poeta indio. Tercer hijo del doctor Krishnadhan Ghose, médico bengalí admirador de la cultura británica, el joven Ghose recibió dos nombres personales: Aurobindo (pronunciación bengalí del sánscrito Aravinda, loto), y Ackroyd, en inglés. Como sus hermanos mayores, recibió una educación a la inglesa.

Sri Aurobindo
En 1879 fue confiado, junto con sus hermanos mayores, a una familia de Manchester, donde inició sus estudios de latín. En 1885 entró en la St. Paul´s School de Londres. Allí estudió griego, historia, así como diversas lenguas europeas, empezando a desarrollar sus dotes poéticas. En 1889 pasó al King´s College de Cambrigde, donde se adhirió a una asociación de estudiantes indios y abandonó su nombre inglés. Su padre quiso destinarlo al Indian Civil Service, pero fue desestimada su solicitud de ingreso al no superar las pruebas de equitación, aunque sus crecientes sentimientos nacionalistas le hacían ya poco apto para el servicio colonial.
Llamó entonces la atención de James S. Cotton, hermano de un antiguo gobernador de Bengala, y del Maharajah de Baroda, a cuyo servicio entró, abandonando Inglaterra en 1893. Empezó a colaborar, en principio anónimamente, en la revista nacionalista Induprakash, juzgando insuficiente la actuación del National Indian Congress, recién fundado en 1885 con la intención de inspirar reformas al gobierno británico. Deseando ahondar en su conocimiento de la cultura india, se sumergió en el estudio de la tradición sánscrita y bengalí, sin renunciar por ello a la cultura europea, con vistas, ya entonces, a alcanzar una síntesis superior que diese cabida a lo mejor de ambas culturas.
Militó en organizaciones secretas que luchaban por la independencia, sin excluir (como sí haría Gandhi) el recurso a la violencia. Tras la partición de Bengala efectuada por Lord Curzon en 1905, que provocó gran indignación, abandonó Baroda y, a partir de 1906, realizó giras políticas por Bengala, dirigió el Bengal National College y el periódico nacionalista Bande Mataram. Objeto de persecución por parte de la administración inglesa, abandonó en 1907 la dirección del College.
Sri Aurobindo militó entonces en el grupo extremista del National Indian Congress, y fue arrestado a raíz de diversas acciones terroristas en las que su facción se vio implicada. Pasó en prisión un año entero (1908-1909), encarcelado entre presos comunes, período que dedicó al ejercicio del yoga, la meditación y el trabajo literario. Si durante su estancia en Inglaterra, Sri Aurobindo profesó un ateísmo modernista, por entonces reencontró a la divinidad en el estudio de la filosofía india. Nuevamente amenazado con la cárcel, Sri Aurobindo pasó clandestinamente a Chandernagor, bajo dominio francés y, en febrero de 1910, fijó su residencia definitivamente en Pondichéry.
A partir de entonces se abstuvo de toda actividad política. En 1914 fundó la revista Arya junto con Paul Richard y un pequeño grupo de discípulos. Sus obras empezaron a ser traducidas al francés por Madame Richard quien, en 1920 se asoció a la obra de Sri Aurobindo: la creación de la Sri Aurobindo Asram, comunidad dirigida por el filósofo, que ella organizó y encabezó (desde 1926) como "Madre", mientras el pensador vivía retirado, efectuando pocas apariciones públicas al año, en diversos aniversarios y solemnidades.
La Sri Aurobindo Asram, comunidad espiritual y temporal con sede en Pondichéry, desplegó una gran actividad educativa siguiendo la doctrina de Sri Aurobindo, en busca de una síntesis entre ciencia, régimen de vida sano y deportivo y espiritualidad. A su muerte (no aceptada como tal por muchos de sus discípulos), Sri Aurobindo fue inhumado en su Asram, en una tumba objeto de constante veneración hasta el presente. La comunidad contaba en 1968 con más de dos mil miembros, con ramificaciones en diversas ciudades de la India, Europa y América.

Supuesto necesario de toda existencia, Dios, según el pensamiento de Sri Aurobindo, se halla presente en la materia y en las dimensiones mental y supramental. La Verdad que él constituye engloba toda verdad particular, y se expresa de manera especial a través de la inteligencia humana, tendiendo a manifestarse cada vez con mayor claridad y más plenamente por esa inteligencia en continua evolución (una de las funciones de la Sri Aurobindo Asram es, precisamente, dirigir, encaminar esa evolución). Esa Verdad ya se halla contenida en los textos antiguos, indios o de cualquier otra cultura. Sri Aurobindo la encuentra especialmente en Heráclito, en los Vedas, los Upanisad y el Bhagavadgita.
La finalidad ideal de la vida del hombre será pues la plena y desinteresada realización de la condición humana, apta para vehicular y manifestar la divinidad. Según Sri Aurobindo, no existe doctrina religiosa o filosófica universal a la que deba esclavizarse el hombre. El yoga, ajuste y perfeccionamiento integral, se adapta a cada naturaleza, llevándola a la realización, a ser testimonio de la emergencia en su propio interior de la divinidad, condicionada por el conocimiento.
El pensamiento de Sri Aurobindo es tanto una doctrina espiritual y un sistema filosófico, como un yoga: una síntesis que integra la tradición especulativa védica con la influencia de la filosofía occidental. Núcleo de su reflexión son dos de los principios de los Upanisad: "todo es Brahma" y "el Uno no tiene Segundo", que, según la interpretación de Sri Aurobindo, se funde con otra corriente del pensamiento védico para afirmar: "el Uno no tiene Segundo porque en realidad Todo es Brahma", unidad, por tanto, que no es negación de la multiplicidad, sino Absoluto en devenir constante. Al conocimiento de esa realidad divina se encamina el programa de yoga integral, que busca encontrar esa divinidad en uno mismo, con el conocimiento como vía.
Entre las obras de Sri Aurobindo cabe citar Basis of Yoga (Fundamentos del Yoga), de 1936; La Mère (La madre), de 1938; La Synthèse des yogas (La síntesis de los yogas), de 1939; La vida divina. La filosofía de Sri Aurobindo (The Life Divine, The Philosophy of Sri Aurobindo), en tres volúmenes, (1942), que es su obra más conocida, síntesis, según Romain Rolland, la más completa entre el genio de Asia y el de Europa; The Human Cycle (El ciclo humano), de 1949; Evolution (Evolución), 5.ª edición en 1950; Ideal of Karmayogin (Ideal del Karma Yoga), 7.ª edición en 1950; Lights on Life-Problems (Luces en los problemas de la vida), de 1950; The Foundation of Indian Culture (El fundamento de la cultura india), de 1954; On the Veda (Acerca de los Vedas), de 1956; Thoughts and Aphorisms (Pensamientos y aforismos), de 1958; Essays a. the Gita (Ensayos sobre el Bhagavadgita), de 1959, y The Future Evolution of Man (La evolución futura del hombre), publicada en Londres en 1963.