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Paz y Ciencia

viernes, 13 de enero de 2023

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Lejos de ser una moda puntual, el estoicismo es una perspectiva filosófica que lleva décadas calando en nuestra cultura. Epicteto, el filósofo griego de la no-preocupación, fue toda una inspiración para el psicoterapeuta Albert Ellis en los años 50. Tanto fue así que la psicología cognitiva hunde en parte sus cimientos en su ética personal.

De hecho, no deja de ser interesante cómo se inició esta escuela filosófica. Fue Zenón de Citio, un comerciante fenicio, quien la fundó en Atenas a principios del siglo III a. C.​ Lo hizo a raíz de una penosa experiencia: perdió toda su fortuna en un naufragio a los 45 años. A partir de entonces, orientó su existencia a ofrecer discursos en las plazas públicas sobre la física, la lógica y el pensamiento.

Según él, ninguna pérdida debe importarnos tanto como la del tiempo, puesto que esta, y no otra, es la dimensión más irreparable. Asimismo, si había un aspecto en el que insistía, era en la necesidad de aceptar la realidad como si esta respondiera a un mandato racional. Uno en que cada cual está obligado a entender para actuar en consecuencia.

Desarrollar un enfoque más estoico puede ser un soporte para un mundo en caos, ese escenario al que, a veces, nos cuesta adaptarnos. ¿Por qué no comprender mejor cómo son estas personas para imitar alguna de sus características?

Así es la personalidad estoica: ¿te identificas?

La mente estoica gana mucho tiempo al esquivar la tentación de no enfadarse porque el mundo no es como uno desea. Lo acepta y, a partir de ese punto, toma sus propias decisiones. Todos podemos aprender características de esta filosofía para tener una personalidad más resiliente. ¡Descúbrelo!
Así es la personalidad estoica: ¿te identificas?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 11 enero, 2023

Lejos de ser una moda puntual, el estoicismo es una perspectiva filosófica que lleva décadas calando en nuestra cultura. Epicteto, el filósofo griego de la no-preocupación, fue toda una inspiración para el psicoterapeuta Albert Ellis en los años 50. Tanto fue así que la psicología cognitiva hunde en parte sus cimientos en su ética personal.

De hecho, no deja de ser interesante cómo se inició esta escuela filosófica. Fue Zenón de Citio, un comerciante fenicio, quien la fundó en Atenas a principios del siglo III a. C.​ Lo hizo a raíz de una penosa experiencia: perdió toda su fortuna en un naufragio a los 45 años. A partir de entonces, orientó su existencia a ofrecer discursos en las plazas públicas sobre la física, la lógica y el pensamiento.

Según él, ninguna pérdida debe importarnos tanto como la del tiempo, puesto que esta, y no otra, es la dimensión más irreparable. Asimismo, si había un aspecto en el que insistía, era en la necesidad de aceptar la realidad como si esta respondiera a un mandato racional. Uno en que cada cual está obligado a entender para actuar en consecuencia.

Desarrollar un enfoque más estoico puede ser un soporte para un mundo en caos, ese escenario al que, a veces, nos cuesta adaptarnos. ¿Por qué no comprender mejor cómo son estas personas para imitar alguna de sus características?

“El pensamiento debe ser más fuerte que la materia, y la voluntad más poderosa que el sufrimiento físico o moral”.

-Zenon de Citio-

hombre con personalidad estoica
La personalidad estoica se define por una alta capacidad de autocontrol.

Así es la personalidad estoica

Vivimos en una sociedad cada vez más compleja, con relaciones frágiles, crisis sociales y la losa constante de la incertidumbre. Ante un contexto semejante solo caben dos opciones: aceptar o seguir peleándonos ante tantas dificultades. La personalidad estoica configura esa perspectiva que más puede ajustarse a un entorno en el que la razón nos permita sortear el caos.

Massimo Pigliucci es un conocido biólogo, filósofo y escritor italiano conocido por difundir este tipo de filosofía. En su libro Como ser un estoico, 2018, nos recuerda que, aunque no podamos controlar lo que nos pasa, sí es posible trabajar cómo respondemos a ello. Factores, como la ansiedad, el estrés y el sufrimiento cotidiano podrían manejarse mejor si desarrolláramos una mente más estoica.

Compostura, aceptación y resistencia, son esas semillas que sostienen y hace florecer este tipo de constructos de personalidad que vale la pena conocer. Los analizamos.

La personalidad estoica es lógica, práctica y resolutiva. No se deja atrapar por emociones como la angustia y procura aceptar sus circunstancias, pero procura siempre tomar decisiones que le permitan avanzar en la dirección deseada.

1. Autosuficiencia y responsabilidad personal

Pensar por ti mismo, decidir de acuerdo a tus necesidades, valores y principios. ¿Puede haber una característica más necesaria y saludable? Desde luego que no. La autosuficiencia es la capacidad de guiarnos por nuestro propio juicio sin condicionamientos externos.

Solo tú eres responsable de tu vida y esto exige no dejar sobre hombros ajenos el propio devenir. Por otro lado, esta característica se alimenta de una autoestima saludable que todo lo enhebra y que da impulso a la personalidad estoica. En el momento en que confías en ti mismo, en tus juicios, valores y decisiones, tu destino adquiere otro rumbo.

2. Autoconocimiento para saber quién eres y qué quieres

La persona que no se conoce a sí misma se deja llevar por designios ajenos y por el caos. Si deseamos adquirir un pensamiento más estoico, promovamos antes el autoconocimiento. Saber qué nos da sentido, qué esperamos de la vida y de nosotros mismos, nos ofrece unos pilares en los que sostenernos, además de un punto de partida más motivador.

Los estoicos trabajaban en esa introspección desde la que no solo saber quiénes eran. También procuraban tomar conciencia de sus virtudes y limitaciones. Conocer nuestras luces y claroscuros nos permitirá, sin duda, navegar mejor en el viaje de la existencia.

3. Adaptabilidad a los cambios

Dos de las “enfermedades” más comunes de este siglo son el estrés y la ansiedad. Nos cuesta muchísimo manejar los contratiempos, aceptar lo incierto, asumir los cambios grandes y pequeños. La personalidad estoica es, sin embargo, muy hábil para gestionar este tipo de circunstancias.

Investigadores del Laboratorio de neurociencia afectiva y cognitiva de Birkbeck indican en un trabajo que esta escuela filosófica es muy útil para todas aquellas personas tendentes a la preocupación excesiva. Una de sus virtudes es enseñarnos que, como seres humanos, debemos saber adaptarnos a los imprevistos y giros del destino.

Toda variación en nuestra rutina nos perturba, amenazando con echarnos de nuestra zona de confort. Sin embargo, en nuestra capacidad para adaptarnos está nuestra fortaleza y, una vez lograda, es más sencillo movernos hacia donde queramos.

Aunque el estoicismo es una escuela filosófica originada en el siglo III a. C, sus perspectivas son muy útiles ante los desafíos a los que nos enfrentamos ahora.

4. Enfoque orientado a la resolución y no al estancamiento

Todos tenemos la capacidad de mejorar nuestra habilidad para solucionar problemas. El primer paso es bajar el volumen de los miedos y el pánico, del pensamiento catastrófico. La persona estoica es más racional que emocional y su particularidad es mirar el mundo desde el equilibrio, la aceptación y la búsqueda constante de soluciones.

Quien se queda atrapado por emociones incapacitantes, como la angustia y la negación, no avanza, se estanca. La personalidad estoica es lógica, práctica y resolutiva.

5. Mente resiliente con amplio enfoque

La adversidad es esa tonalidad presente en el lienzo de nuestra existencia; nadie la esquiva por completo y tampoco es inmune a ella. Por el bien de nuestra salud psicológica y nuestro crecimiento personal, deberíamos desarrollar un enfoque más resilienteEl corazón estoico acepta y entiende la llegada de la fatalidad, del sufrimiento que todo lo opaca.

Ahora bien, lejos de quedar encallados en el malestar de ese túnel de oscuridad, avanza por él teniendo claro que el destino no se puede controlar. Lo que se puede hacer es aprender de esa situación al asumir una perspectiva mental más amplia y con perspectiva.

A veces, cuando los infortunios nos atrapan, solo nos fijamos en los pequeños detalles, en los obstáculos y las espinas que nos dañan. La persona estoica procura ver el panorama general y mirar la vida más allá de sus propios baches. Es ahí, al levantar la mirada, cuando encontramos nuevos sentidos y mayor esperanza.

6. La serenidad, el mejor estilo de vida

Ante las desavenencias cotidianas, serenidad. Ante los desafíos, incertezas y problemas del día a día, serenidad. Es cierto que nos puede costar desarrollar esta actitud equilibrada, sosegada y luminosa, pero esa sería una estrategia ideal para calmar los miedos, las angustias y tener mejor calidad de vida.

Los hombres y las mujeres con cualidades estoicas procuran estar en armonía con la naturaleza y consigo mismos. Procuran cultivar sus virtudes, aprender y ser disciplinados para que la razón sea siempre la mejor respuesta ante todo desafío.



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