PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

domingo, 10 de noviembre de 2013

Carlos Fraga: Zeus



"Ya han pasado nueve años desde la muerte de Zeus. Era un bóxer maravilloso y sano, pero a sus catorces años la senilidad, casi de golpe, comenzó a adueñarse de su cuerpo. Zeus fue mi compañero, mi amigo, mi guardián y, como todo buen amor, también uno de mis dolores de cabeza. Zeus vivía como su nombre determinaba, mandando en su vida... y en la mía (tenía esa magia que poseen algunos de los que amamos para manipularnos hasta salirse, casi siempre, con la suya).

Mi buen perro y yo éramos uno; cuando me veían por la calle, me identificaban como el dueño de Zeus, y cuando lo veían a él, lo identificaban como el perro de Carlos. Con sus músculos, mejor dotados que los míos, era claro al vernos quién llevaba a pasear a quién.

Para los dos era difícil separarnos. Cuando alguien me invitaba a alguna cena o fiesta, yo preguntaba siempre lo mismo: "¿Hay un sitio donde dejar el coche, seguro y ventilado?". La respuesta determinaba si podríamos ir o no, ya que en las salidas yo lo dejaba subir al asiente de atrás de mi Ford Sierra rojo, que se convertía de inmediato, por su presencia, en uno de los más seguros vehículos. Cada vez que me veía vestirme en la noche, él asumía siempre que estaba también invitado, y movía sin parar su diminuto rabo. Cuando llegaba al lugar de la cita, aparcaba el coche y le daba una última palmada con la frase que ya los dos conocíamos: `cuida el auto, Zeus. Vengo en un rato y nos vamos a caminar. Cualquier cosa, muestras tus dientes'. Y él me miraba con esa mirada que yo también comprendía, como diciéndome: 'Ve tranquilo... pero no tardes´, y luego se echaba de largo a largo en el asiento a mi regreso [...] 

Cuando me acerqué, me encontré con su mirada, una mirada que nunca le había conocido y que me decía con claridad: 'No puedo más'"

No hay comentarios: