Me contaba una persona con cierto matiz obsesivo que la realidad es solo una, "la que ve todo el mundo", o dicho con otras palabras, la que ve él. Sin embargo es obvio en la clínica que cada individuo tiene su manera de interpretar la realidad y reaccionar a los mismos estímulos. La subjetividad es el filtro por el que las actitudes, los sentimientos y las conductas se enraizan.
Es inevitable pensar en la subjetividad, cada persona ha crecido en un ambiente característico y tiene una dotación genética, la confluencia de ambos factores nos dirá algo sobre la pre-historia de su subjetividad actual.
Como decía Groucho Marx: "Debo confesar que nací a una edad muy temprana". La dotación genética es el factor predisponente que hace que el ambiente precipite unas conductas, unos sentimientos y unas actitudes determinadas. La vida sin atender a esos factores es acabar en el mecanicismo de Skinner o los condicionamientos. La persona está atravesada también de un discurso sociocultural, tal y como decían los psicoanalistas culturalistas como Harry Stack Sullivan, Karen Horney o Erich Fromm.
No somos máquinas negras, sin sentimientos, no somos sólo conducta, somos seres emocionales que funcionamos de manera irracional muchas veces, como he dicho alguna vez, se han preguntado cómo se puede entender el espectáculo de unos hinchas de un campo de fútbol, o la pasión por el arte, por poner dos ejemplos de diferente matiz destructivo-creativo.
La vida se ve a través de los ojos de cada cual, como decía Watzlawick: "creer que la propia realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión". Debemos entender que cada cual interpreta la realidad de un modo determinado y por ello se constituye y posiciona en el mundo de una manera determinada.
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jueves, 24 de marzo de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
Sólo se necesita miedo
Había un rey de corazón puro y muy interesado por la búsqueda espiritual. A menudo se hacía visitar por yoguis y maestros místicos que pudieran proporcionarle prescripciones y métodos para su evolución interna. Le llegaron noticias de un asceta muy sospechoso y entonces decidió hacerlo llamar para ponerlo a prueba.
El asceta se presentó ante el monarca, y éste, sin demora, le dijo:
- ¡O demuestras que eres un renunciante auténtico o te haré ahorcar!
El asceta dijo:
- Majestad, os juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra. ¡Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo!
- ¿Cómo es posible -inquirió el rey- que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra?
Y el asceta repuso:
-Sólo necesita miedo.
El Maestro dice: Caminar hacia la Verdad, es más difícil que hacerlo por el filo de la navaja; por eso sólo algunos se comprometen con la Búsqueda.
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No importa lo que se vea fuera lo importante es lo que uno ve, creer que la propia realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión, decía Paul Watzlawick, amante de la India y teórico de la comunicación. No hay una sola realidad sino Realidades como Fractales. Rodrigo Córdoba Sanz.
El asceta se presentó ante el monarca, y éste, sin demora, le dijo:
- ¡O demuestras que eres un renunciante auténtico o te haré ahorcar!
El asceta dijo:
- Majestad, os juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra. ¡Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo!
- ¿Cómo es posible -inquirió el rey- que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra?
Y el asceta repuso:
-Sólo necesita miedo.
El Maestro dice: Caminar hacia la Verdad, es más difícil que hacerlo por el filo de la navaja; por eso sólo algunos se comprometen con la Búsqueda.
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No importa lo que se vea fuera lo importante es lo que uno ve, creer que la propia realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión, decía Paul Watzlawick, amante de la India y teórico de la comunicación. No hay una sola realidad sino Realidades como Fractales. Rodrigo Córdoba Sanz.
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lunes, 13 de septiembre de 2010
Aceptación
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Una vida creativa y plena pasa inexorablemente por el autoconocimiento. Cada sujeto construye una imagen de sí mismo en base a su trayectoria vital, a su biografía. Intrincado en sus vivencias sus sentimientos se van anclando a representaciones mentales. Los objetos del mundo interno son introyectados como buenos o malos si gratifican o frustran. Durante los primeros años está la clave de la maduración emocional, de la tolerancia a la frustración, de la creatividad, del gozo por el vivir creativo. Tener un entorno validante, protector y sosegado son requisitos que el bebé y el niño necesitan para poder crecer con confianza en sí mismo. La autoestima, un tema muy trabajado en la literatura científica y en las consultas clínicas, se forma en relación al autoconcepto, el self tiene tres ejes, como soy yo para mí, como soy yo para los demás y que imagen tengo de mi cuerpo. En función de la integración de estos tres ejes tendremos una identidad bien perfilada cuando la lectura y visión de la realidad externa coincida con la realidad interna. Un psicoterapeuta está para esto, para ayudar a que el sujeto consiga alcanzar el principio de realidad y la estructuración, un período que cuesta esfuerzo y que se necesita ser algo humilde y honesto pero en el horizonte está el triunfo de conocerse a uno mismo, aceptarse y vibrar con las dotaciones que tiene cada cual.
La historia de la psicoterapia es la historia de un viaje por las recónditas moradas del alma y sus máximas contribuciones, la de Freud de 1895 y la de 1899 son basados en el descubrimiento de la represión. Una fuerza según la cual el sujeto se opone a esclarecer el motivo de sus sufrimientos, se resiste a contar aspectos de su mundo interno. En esta sociedad donde priman las apariencias hay un caldo de cultivo donde la mojigatería de la época victoriana ahora encuentra su sucesor, la cultura narcisista, capitalista y competidora.
Alguien querido me regaló un libro que tiene más de 300 años, "El arte de la prudencia" de Baltasar Gracián, los editores lo venden con la solapa siguiente: Un manual para vivir en un mundo de competitividad. (No sé si lo reproduzco literalmente). El caso es que estas líneas son necesarias, como el arte de la guerra de Sun Tzu pero venderlo como que hay que ser prudentes y ocultar partes de nosotros para ser más inteligentes me parece que es inteligente pero quizás estemos arrastrando el mismo oscurantismo de la época de Gracián, leído por Schopenhauer y Nietzsche. Sus obras son obras maestras y esta no lo es menos, se trata de unos 300 aforismos que indican caminos para pensar en torno al saber de la prudencia, la templanza y el uso de la inteligencia en un medio social "competitivo".
Hay que aceptar el mundo en el que vivimos, no vale con aceptarnos sólo a nosotros mismos.
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