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Paz y Ciencia

domingo, 1 de marzo de 2020

La imposibilidad de no comunicarse



PAUL WATZLAWICK: "NO ES POSIBLE NO COMUNICAR"

Los esquizofrénicos, que con su comportamiento parece que tratan de negar que se comunican, se encuentran con el dilema de que se ven obligados a negar también que esa negación constituye en sí misma una comunicación. Pero es igualmente posible que el paciente dé la impresión de querer comunicarse aunque sin aceptar el compromiso inherente a toda comunicación. Por ejemplo, una joven esquizofrénica entró de golpe en el consultorio del psiquiatra con quien tenía su primera entrevista y anunció alegremente: "Mi madre tuvo que casarse y ahora estoy aquí". Se necesitaron semanas para esclarecer algunos de los múltiples significados condensados en esa aseveración, los cuales, al mismo tiempo, quedaban descalificados por su estructura crítica y por el despliegue de aparente buen humor y entusiasmo. Su gambito, según resultó luego, implicaba informar al terapeuta lo siguiente;

1) ella era el resultado de un embarazo ilegítimo;
2) este hecho de alguna manera había causado su psicosis;
3) "tuvo que casarse" se refería a la naturaleza forzada de la boda de su madre y podía significar que la madre no era culpable de que la presión social la hubiera obligado a casarse o bien que la madre lamentaba esa decisión forzada y la existencia misma de la paciente, que la había obligado a tomarla;
4)"aquí" significaba tanto el consultorio del psiquiatra como la existencia de la paciente sobre la tierra e implicaba así que, por un lado, la madre la había vuelto loca mientras que, por el otro, estaba eternamente en deuda con la madre, quien había pecado y sufrido para traerla al mundo.

"El esquizofrenés",entonces, es un lenguaje que obliga al interlocutor a elegir entre muchos significados posibles que no sólo son distintos, sino que incluso pueden resultar incompatibles entre sí. Así se hace posible negar cualquier aspecto de un mensaje o todos sus aspectos. Si le hubiera presionado para que dijera qué significaba su comentario, la paciente mencionada podría haber dicho con aire casual: "¡Oh, no sé; supongo que debo estar loca". Si le hubiera pedido que aclarara algún aspecto de lo dicho, podría haber respondido: "¡Oh, no, eso no es en absoluto lo que quise decir...". Pero aun cuando su aseveración está condensada de tal modo que hace imposible todo reconocimiento inmediato, constituye una descripción coherente de la situación paradójica en la que se encuentra, y el comentario "debo estar loca" podría resultar adaptarse a este universo paradójico. Para un amplio examen de la negación de la comunicación en la esquizofrenia se remite al lector a Haley, donde se traza una sugestiva analogía con los subgrupos clínicos de esquizofrenia.

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