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Paz y Ciencia

martes, 16 de octubre de 2018

Enemigos de la melancolía

La melancolía es la expresión del alma humana en su naturaleza profunda. Gladys Swain

El positivismo no es amigo de la melancolía y menos aún del sujeto melancólico. A medida que el punto de vista cientificista se fue adueñando de la psiquiatría, la melancolía se desvirtuó y su territorio se hizo más angosto.
El rostro del enfermo melancólico descrito a lo largo del XIX y primeras décadas de XX agudizó los rasgos del dolor hasta extremos caricaturescos. "El melancólico es ante todo un enfermo que sufre", escribió René Masselon, culminando esta visión patética del hombre carcomido por el dolor del alma. Con su nuevo semblante, el melancólico se convirtió en un rara avis, una de esas piezas descatalogadas que no se sabe dónde colocar porque estorban en todos los sitios y afean cualquier entorno.
La melancolía está por todas partes. Si uno se interesa por la historia clínica, apenas da dos pasos ya se encuentra con ella; si lo que llama su atención es el arte, la literatura o la poesía, lo difícil será librarse de su presencia; de inclinarse por el estudio de la psicología patológica, enseguida averiguará el lugar central que ocupa en esa materia; de hacerlo por la ética, la moral y la religión, no tardará en acercarse al corazón de la experiencia melancólica. Desde este punto de vista, lo que resulta chocante es la falta de aprecio que le ha mostrado el cientificismo psicológico y psiquiátrico. Y lo que maravilla es la eficacia con que se ha desecho de ella. Pero lo que consterna es el resultado de este paulatino menosprecio, especialmente el que atañe al empobrecimiento de la psicopatología y a la devaluación de la historia como modo de conocimiento del presente y guía para el quehacer clínico.
:: Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta.
:: Teléfono Cita: 653 379 269
:: Zaragoza Zona Centro
:: Página Web: www.rcordobasanz.es

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