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Paz y Ciencia

viernes, 16 de noviembre de 2007

NECESIDAD INTERIOR. Por Diana Hold

Impresiones sobre De lo espiritual en el arte de Vasili Kandinsky (editorial Paidós colección Estética 1996).
Y unos guiños winnicottianos.
Intérprete: Yo misma.

Me sorprendió este pequeño libro. Y me sorprendo con facilidad.
Colores como sonidos,
formas como palabras,
objetos como sabores,
pintura como emoción y espíritu.
El uso masivo de sinestesias y metáforas. Es crear lo dado, lo del interior, continente desconocido. Con-sonancia/Re-sonancia con Winnicott. O más aún, con-o-di-sonancia, una nueva paradoja.
Kandinsky integra la Estética con la Ética a través del principio de necesidad interior.
El artista es la mano que, por esta o aquella tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana.
La armonía de los colores debe basarse únicamente en el principio del contacto adecuado con el alma humana.
Lamaremos a esta base principio de la necesidad interior
. (página 54).
Y el terapeuta ¿es artista?. Sin duda, si su práctica brota de la necesidad interior, de la necesidad interior compartida.
Kandinsky ofrece tres fuentes místicas de la necesidad interior:
1.La propia personalidad creativa de la persona como tal, como artista, como terapeuta...¿el verdadero self winnicottiano?.
2.La época y su lenguaje de un tiempo y un espacio.
Toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces es madre de nuestros sentimientos. (página 1).
3.Lo pura y eternamente artístico, inefable y arrobador.
Este libro es sobre teoría del arte. Pero no sólo.
La necesidad interior brota de todas partes. Color, forma, objeto. De lo feo, de lo bello, de lo sucio, de lo "permitido" y lo "prohibido", de lo armónico y lo disarmónico. Ser libre, no escuchar escuela alguna, ni al padre fundador (y mucho menos a sus violentos acólitos) cuando se está creando, tal vez jugando.
La sumisión a la "escuela", la búsqueda de la "línea general", la exigencia en una obra de "principios" y de medios de expresión propios de la época, conducen por falsos derroteros y, necesariamente, a la confusión, la oscuridad, y el enmudecimiento. El artista debe ser ciego a las formas "reconocidas" o "no reconocidas", sordo a las enseñanzas y los deseos de su tiempo.
Sus ojos abiertos deben mirar hacia su vida interior y su oído prestar siempre atención a la necesidad interior. Entonces sabrá utilizar con la misma facilidad los medios permitidos y los prohibidos. (página 68).
Me recuerda al espíritu winnicottiano, a su devoción y a su personal resitencia frente a los ataques recibidos en la Sociedad Británica de Psicoanálisis.
Sigo intentando hacer guiños a la obra de Winnicott, tal vez sean bizqueos.
En Desarrollo emocional primitivo (1.945), en la nota 2, este autor nos dice:
A través de la expresión artística nos es dado mantenernos en contacto con nuestro ser primitivo, de donde emanan los sentimientos más intensos e incluso unas sensaciones terriblemente agudas, y lo cierto es que la mera cordura equivale a la pobreza.
Quizá ese "nuestro ser primitivo" enlace con la necesidad interior de Kandinsky. Tal vez.
La importancia de la obra artística en el ambiente social es recogida por ambos autores-creadores.
Oígamos a Kandinsky: La obra de arte vive y actúa, colabora en la creación de la atmósfera espiritual. (página 101).
Sintamos a Winnicott: ..., la creación artística va ocupando el lugar de los sueños o los complementa y resulta de vital importancia para el bienestar del individuo y por ende de la humanidad" (Desarrollo emocional primitivo, 1.945).

Termino, aunque no concluyo. No me gustan las conclusiones porque paralizan el pensamiento.
Que tres líneas de fuga pongan mi rúbrica:
El color no tiene límites.
La forma emerge del encuentro de dos superficies, de dos campos.
En movimiento. Hacia delante y hacia arriba.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En primer lugar, felicitar al autor de esta página. En relación al "artículo" comentado sobre "necesidad interior", considero que es cierto que vivimos en un mundo donde la inmediatez es el principio que se impone en nuestras vidas; donde lo material inunda a las personas y pocas veces nos paramos a mirar en nuestro interior y en todas sus posibilidades. No obstante, tampoco hay que olvidar que el ser humano es un ser social por naturaleza, por lo que dicha "necesidad interior" no tiene por qué estar reñida a esa otra "necesidad social".

Un abrazo,

Marta.

Psicoletra dijo...

Marta: el lugar de la necesidad es el lugar del "debo", a mi entender responde a un imperativo que podría ser biológico, personalmente prefiero la palabra deseo o quiero o amo antes que la palabra necesidad que nos transporta al "tener que", a una urgencia. Recuerdo a Bucay en "Cuentos para Claudia", nos relata las diferencias entre una conducta líquida, que se adapta al entorno (un falso self) y una conducta férrea. Propone la "conducta plástica", esto es, flexible y firme. Un abrazo sincero. Rodrigo. rcordobasanz@gmail.com