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sábado, 31 de diciembre de 2011

Para conocer a Laing


Ronald D. Laing fue un médico psiquiatra y psicoanalista escocés, y uno de los protagonistas (junto a David Cooper, Aaron Esterson, Thomas Szasz, Franco Basaglia, entre otros) del movimiento que cuestionó los usos, las ideas y los fines de la institución psiquiátrica, surgido en la década del '60, y que sería llamado antipsiquiatría.

Ronald Laing nació el 7 de octubre de 1927 en Glasgow, Escocia, en el seno de una familia de calvinistas conservadores. Estudió en la Escuela Secundaria para Varones de Hutcheson, donde brilló en Humanidades. A los 15 años, había leído a Voltaire, Marx, Nietzsche, Kierkegaard y Freud, gracias a sus voraces visitas a la biblioteca pública de Govanhill.

En 1945 ingresó a la Universidad de Glasgow, en el programa de medicina. Junto a sus estudios médicos, continuó sus investigaciones filosóficas y literarias. Se graduó en 1951 a la edad de 24. Comenzó a trabajar en la unidad de neurocirugía de Killearn, cerca de Loch Lomond, donde conoció al neurocirujano Joe Schorstein, a quien Laing después describiría como "mi padre espiritual". Schorstein, hijo de un rabino vienés, estaba inmerso en la filosofía europea y ayudó a profundizar el conocimiento de Laing de la filosofía continental. Ambos eran miembros de un grupo de discusión filosófica que se reunía regularmente en Glasgow.

Durante ese periodo había todavía una intensa tradición filosófica en Glasgow, a la cual Laing había estado expuesto. Esta tradición estaba atenta al pensamiento existencial europeo, y a la escuela escocesa relacionada, conocida como "los personalistas". De hecho, el primer libro de Laing (1960), "El yo dividido", hace específica mención de uno de los principales filósofos personalistas escoceses, John McMurray, quien afirmaba que las técnicas de la ciencia natural eran inapropiadas para el estudio de las personas.

Laing tenía planeado estudiar con Karl Jaspers, autor de la "Psicopatología General", con quien mantuvo correspondencia, pero el servicio militar era entonces coercitivo. Las autoridades decretaron que Laing debía trabajar en una unidad psiquiátrica del ejército británico en Inglaterra, donde sirvió hasta 1953. Allí, Laing formó parte de un staff que trabajaba bajo órdenes estrictas de no hablar con los pacientes psicóticos: "No debe permitir que un esquizofrénico le hable. Eso agrava el proceso psicótico. Es como promover una hemorragia a un hemofílico o como dar un laxante a alguien con diarrea. Inflama el cerebro y alimenta la psicosis". (Laing, 1985).

La psiquiatría estaba caracterizada por un fuerte acercamiento somático a la enfermedad mental, y estaban muy extendidas las terapias de coma insulínico, las terapias electroconvulsivas y las lobotomías. El primer trabajo civil de Ronald Laing fue en el Hospital Real de Gartnavel, cuyo director era Angus MacNiven. MacNiven miraba con escepticismo los nuevos tratamientos físicos para los pacientes psiquiátricos, y el staff de Gartnavel estaba abierto a terapias sociales alternativas. Fue aquí donde Laing, con sus colegas McGhie y Cameron, condujo lo que sería conocido como el "Experimento del Cuarto de Juegos" (Cameron et al, 1955).

Las instalaciones de Gartnavel estaban sobrepobladas y el staff sanitario era reducido. Laing y sus colegas se preguntaban hasta qué punto el comportamiento de los pacientes, la mayoría diagnosticado con esquizofrenia, era producto de este ambiente. Persuadieron a MacNiven de que se les concediera una gran habitación, confortablemente equipada, para permitir que 12 de los pacientes más intratables y de peor pronóstico se instalaran allí por un periodo extendido. La proporción enfermera-paciente se incrementó, y la atmósfera era generalmente más relajada. Después de 18 meses, todos los 12 pacientes habían mejorado tanto que recibieron el alta.

Un año después, de cualquier forma, estuvieron todos de regreso. Algunos de los colegas de Laing argumentaron que esto demostraba que la esquizofrenia era una enfermedad de por vida, sólo parcialmente aliviada por la influencia ambiental. En contraste, Laing sostuvo que algo estaba erróneo en el ambiente social. Las experiencias clínicas de Laing en Gartnavel formaron la base de su primer libro, "El yo dividido". El declarado propósito de Laing era "hacer la locura, y el proceso de volverse loco, comprensible". Para lo cual se apoyó en la obra de filósofos existencialistas como Kierkegaard, Sartre y Buber. Laing sostenía que el modelo médico, con su noción de que el paciente psiquiátrico era un mecanismo biológico defectuoso, deshumanizaba al paciente y ocultaba su realidad humana.

En un pasaje clave de "El yo dividido", Laing cita un extracto de Kraepelin donde el profesor alemán, inventor del término esquizofrenia, presenta a un paciente frente una clase de medicina. Kraepelin ofrece un detallado recuento del habla y el comportamiento del paciente y concluye que sus interacciones son incomprensibles, "demostrando" así la esquizofrenia. En contraste, Laing halla sentido a la conducta del paciente, que resulta inteligible si se advierte que este protestaba por ser exhibido ante un salón de lectura. Laing (1960) escribía: "Ahora parece claro que el comportamiento del paciente puede ser visto por lo menos de dos maneras... Uno puede ver su comportamiento como 'signos' de una 'enfermedad'; otro puede verlo como una expresión de su existencia humana".

"El yo dividido" apareció en 1960 después de que Laing se mudara a Londres para seguir una formación analítica en la Clínica Tavistock. Fue continuamente reimpreso durante casi 50 años y permanece como su libro más popular. En 1961 publicó "El yo y los otros", examinando los aspectos intersubjetivos de la locura. “Intento representar a las personas dentro de un sistema social o nexus de personas (…). Cada uno contribuye a la realización o la destrucción del otro.” (Laing, 1961). Después, en 1964, publica junto a Aaron Esterson "Cordura, locura y familia", un estudio de familias de esquizofrénicos que busca comprender el habla y el comportamiento de los pacientes psicóticos, en el contexto de sus relaciones familiares.

También en 1964 firma, junto a David Cooper, el libro “Razón y violencia”, “una exposición muy clara y fiel” del pensamiento existencial, fenomenológico y dialéctico de Jean-Paul Sartre, quien en el prefacio saludaba el enfoque alejado del determinismo biológico para analizar las dolencias psíquicas: “Considero altamente meritorias sus investigaciones, en particular el estudio que intentan del medio familiar tomado como grupo y como serie, y estoy convencido de que sus esfuerzos contribuyen a acercarnos al momento en que la psiquiatría será por fin humana.”

El alejamiento de Laing del mainstream psiquiátrico se completó en 1967 con la publicación de "La política de la experiencia y el ave del paraíso", una intensa invectiva fenomenológica contra la civilización autoritaria, rematada por un epílogo literario. Vietnam se desangraba en tiempo real, las revueltas del 68 se tejían en el aire, y sus puntos de vista tocaron una fibra de la generación estudiantil de la postguerra, especialmente en Estados Unidos, donde el libro fue un best-seller universitario.

Laing tuvo una gran presencia en lecturas y conferencias durante la segunda mitad de los '60. En sus charlas, agrupaba al paciente psicótico con el disidente criminal y político en una coalición de oprimidos, portadores de una auténtica declaración sobre la condición humana (Clare, 1990). En "La política de la experiencia...", Laing también retrató a la locura como un viaje de liberación y autodescubrimiento. Eso conjugaba con el espíritu de la contracultura, y tenía antecedentes literarios en los Románticos y los Surrealistas. De cualquier forma, la ortodoxia psiquiátrica lo vio como una peligrosa estetización de la enfermedad mental, y despreció sostenidamente sus teorías.

En Londres, en 1965, Ronald Laing fundó junto a David Cooper y Aaron Esterson la Asociación Filadelfia, que tenía entre sus objetivos organizar albergues para personas con perturbaciones mentales, que no querían tomar drogas psiquiátricas ni ser hospitalizadas. Estas casas, la más famosa de las cuales fue Kingsley Hall, se sostenían en la idea de que la responsabilidad personal, la vida comunitaria y la ausencia de coerción médica era la única manera de restituir el destrozado yo de las personas rotuladas como esquizofrénicas. El filme documental "Asylum" (Peter Robinson, 1972) retrata la experiencia de la Comunidad Archway.

En 1969, Laing continuó su investigación y crítica de la estructura familiar con el libro “The politics of the family” [El cuestionamiento de la familia]. En 1970, viajó a Ceylán (desde 1972, Sri Lanka) para investigar las técnicas de meditación budista, retornando a Inglaterra un año después. El ritmo de publicación de sus ensayos decayó, y el examen de algunas ideas excéntricas, como las referidas al “trauma psicológico de los fetos” (Laing, 1976) comprometieron su valor. Por esos años, Laing publicó dos colecciones de poemas breves sobre la tortuosa y obsesiva naturaleza de la comunicación humana: "Nudos" en 1970, y "Sonetos" en 1976.

En la década de los '80, Laing crió fama de alcohólico debido a frecuentes exabruptos públicos. El más leve fue en 1983, cuando fue entrevistado por Anthony Clare para un programa de BBC Radio. Llegó típicamente ebrio al estudio, pero, mientras se reponía, habló conmovedoramente de su infancia, y de su temor a estar sufriendo una "melancolía de la mediana edad", como su padre y su padre antes que él, o en sus palabras, "la típica melancolía involutiva calvinista-escocesa de cavilaciones religioso-nihilistas" (Clare, 1992).

En 1985 publicó el que se considera uno de los mejores libros de su última etapa, "Sabiduría, demencia y locura", un texto autobiográfico "de lectura obligatoria para cualquiera que sea médico o pretenda serlo" (Clare, 1990). En 1987, Laing fue privado de su licencia médica, después de una investigación realizada tras la denuncia de un paciente que lo acusó de haber estado ebrio y agresivo durante una consulta.

Ronald D. Laing murió el 23 de agosto de 1989, fulminado por un ataque cardiaco mientras jugaba al tenis con su amigo el psicoanalista Robert W. Firestone. Sus últimas palabras las gastó para pedir que no llamaran a un médico.

* Traducido y desviado por Haller para RebeldeMule, a partir de “R. D. Laing revisited”, por Allan Beveridge, en Psychiatric Bulletin (1998) pp. 452-456.

Laing y Winnicott, sus pensamientos

Cita de Winnicott que recoge parte esencial de su pensamiento, influenciado en sus inicios por Melanie Klein, fue creando un Grupo Intermedio en la Sociedad Británica de Psicoanálisis donde ingresó con su trabajo "La Defensa Maníaca", con claros guiños a Melanie Klein. Se situó entre Klein y Anna Freud, entre la interpretación de la fantasía inconsciente y la psicología del yo:
Es en el juego y sólo en el juego que el niño o el adulto como individuos son capaces de ser creativos y de usar el total de su personalidad, y sólo al ser creativo el individuo se descubre a sí mismo.


Citas de R.D. Laing, influenciado por Winnicott, quien luchó por humanizar el tratamiento en los 60 de la psiquiatría, se le asocia con la corriente de la "Antipsiquiatría", un movimiento que no está en contra de toda la psiquiatría sino de los principios que no humanizan el tratamiento. Fue un ferviente defensor del tratamiento de la psicosis y de su relación con la familia, junto a Esterson escribieron "Cordura, Locura y Familia", él escribió "El Yo dividido" y "El yo y los otros".
Antes Cooper había escrito el libro "Antipsiquiatría".

Dice Laing:

El amor y la violencia, hablando con propiedad, son los opuestos polares. El amor permite al otro ser, pero con afecto y preocupación. La violencia intenta limitar la libertad del otro, para obligarlo a actuar de la forma que ella desea, con falta de preocupación e indiferencia.
Deberíamos dedicarnos a desaprender gran parte de lo aprendido y aprender lo que no se nos ha enseñado.
Hay gran cantidad de dolor en la vida y tal vez el único dolor que se pueda evitar es el que proviene de tratar de evitar el dolor.
La esquizofrenia no puede entenderse sin comprender la desesperación.
El amor y la violencia, hablando con propiedad, son los opuestos polares. El amor permite al otro ser, pero con afecto y preocupación. La violencia intenta limitar la libertad del otro, para obligarlo a actuar de la forma que ella desea, con falta de preocupación e indiferencia.
Deberíamos dedicarnos a desaprender gran parte de lo aprendido y aprender lo que no se nos ha enseñado.
Hay gran cantidad de dolor en la vida y tal vez el único dolor que se pueda evitar es el que proviene de tratar de evitar el dolor.
Vivimos en un momento de la historia donde el cambio es tan acelerado que empecemos a ver el presente sólo cuando ya está desapareciendo.
Que la vida sea digna de ser vivida depende de si hay amor en la vida.
Es posible la liberación y la renovación, así como la esclavitud y la muerte existencial.
Las personas creativas que no puede dejar de explorar otros territorios mentales se encuentran en mayor riesgo, es como alguien que sube una montaña, tiene más riesgo que alguien que simplemente camina a lo largo de un carril en la aldea.
La sociedad valora mucho su "hombre normal". Se educa a los niños para que se pierdan a sí mismos y así llegar a ser absurdos, es decir, hombres normales.
Hay luz, amor, alegría y frescura aún.










domingo, 9 de octubre de 2011

Laing

En cuanto psiquiatra, tropecé con una gran dificultad al principio: ¿cómo llegar directamente a los pacientes si los términos psiquiátricos de que dispongo mantienen al enfermo a una determinada distancia de mi? ¿Cómo puede uno demostrar la pertinencia y significación humana generales de la condición de los pacientes si las palabras que tiene que emplear están específicamente designadas para aislar y circunscribir el significado de la vida del paciente auna determinada entidad clínica? El descontento respecto de los términos psiquiátricos y psicoanalíticos está bastante difundido, incluso entre aquellos que los tienen que emplear. Se suele considerar que estos términos de la psiquiatría y del psicoanálisis no logran expresar, en cierta forma, lo que uno realmente quiere decir.

En vez del vínculo original del yo y del tú, tomamos a un solo hombre, aisladamente, y conceptualizamos sus diversos aspectos hasta obtener el ego, el super ego y el id. El otro se convierte en un objeto interno o externo, o en una fusión de ambos. ¿Cómo podemos hablar,adecuadamente, de la relación entre yo y tú en términos de la acción recíprocade un aparato mental en relación con otro? ¿Y cómo habremos de poder decir qué es lo que significa ocultar algo de uno mismo, o engañarse uno mismo, en función de barreras existentes entre una parte y otra de un aparato mental? A esta dificultad se enfrenta no solamente la metapsicología clásica freudiana,sino también cualquier teoría que comienza con el hombre y una parte del hombre abstraídos de su relación con los otros en su mundo. Por nuestra experiencia personal, todos sabemos que podemos ser nosotros mismos sólo en nuestro mundo,y a través de él, y que puede decirse con razón que nuestro mundo morirá con nosotros aunque el mundo seguirá existiendo sin nosotros. Sólo el pensamiento existencial ha intentado captar la experiencia original de uno mismo en relación con otros, en el mundo de uno, mediante un término que refleja adecuadamente esta totalidad. De tal modo,existencialmente, lo concreto es entendido como la existencia de un hombre,como su ser-en-el-mundo(1).



(1) Laing, Ronald, El self dividido: un estudioexistencial acerca de la cordura y locura (1960),Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1980, pp. 14-15.

sábado, 9 de octubre de 2010

"La neurosis como fracaso del desarrollo personal"

Para la discusión de este tema he preferido seleccionar unos pocos aspectos a tratar de abarcarlo en toda su amplitud, en parte porque los he estado estudiando y en parte porque pienso que son especialmente importantes, pero principalmente porque no se los ha tenido en cuenta.
En el marco de referencia que hoy se da por sentado, la neurosis es, en un sentido, un estado patológico y descriptible que existe en el presente, una especie de mal, enfermedad o dolencia dentro del modelo médico. Pero al mismo tiempo, hemos aprendido a verla desde una perspectiva dialéctica, simultáneamente como una especie de avance, un torpe tanteo, tímido e inseguro, que bajo la égida del temor más que del coraje, tiende a la salud y a una condición humana más plena y que ahora abarca tanto el futuro como el presente.
Todas las pruebas de que disponemos, en su mayoría pruebas clínicas, aunque también ya de otras clases de investigaciones, nos indican que es razonable suponer, en prácticamente la totalidad de los seres humanos, y con certeza en casi todos los recién nacidos, la existencia de una voluntad activa hacia la salud, un impulso hacia el crecimiento o la actualización de las potencialidades humanas. Sin embargo, nos enfrentamos inmediatamente con la triste realidad de que muy pocos lo logran. Sólo una pequeña parte de la población alcanza la identidad o individualidad, la plena humanidad, la autorrealización, etc., incluso en una sociedad como la nuestra que es, relativamente una de las más afortunadas sobre la faz de la tierra. Ésta es nuestra gran paradoja. Si tenemos el impulso hacia el desarrollo de la plena humanidad, ¿por qué, entonces, no acontece más a menudo? ¿qué lo impide?[...]

[...] Este es un distanciamiento radical del modelo clínico, un distanciamiento que llega con mucho retraso. En un sentido literal, neurosis significa una enfermedad de los nervios, una reliquia perfectamente prescindible en la actualidad. Además el uso de la etiqueta "enfermedad psicológica" pone a la neurosis en el mismo universo del discurso que las úlceras, lesiones, invasiones bacterianas, huesos rotos o tumores. Pero hoy ya sabemos que es mejor considerar a la neurosis como relacionada con las alteraciones espirituales, la pérdida de significado, las dudas acerca de los objetivos de la vida, el dolor y la ira por la pérdida de un amor, el concebir la vida de otro modo, la pérdida del coraje o de la esperanza, la desesperación ante el futuro, el disgusto por uno mismo, el reconocimiento de que malgastamos nuestra vida, de que no tenemos posibilidades de amor o alegría.
Todos estos son apartamientos de la plena humanidad, de la plena eclosión de la naturaleza humana. Son pérdidas de la posibilidad humana, de lo que hubiera podido ser y tal vez todavía pueda ser. La higiene y la profilaxis física y química tienen una pequeño hueco en este campo de la psicopatogénesis, pero nada son en comparación con el papel mucho más poderoso que desempeñan los condicionantes sociales, económicos, políticos, religiosos, educativos, filosóficos, axiológicos y familiares.
Abraham Maslow: "La personalidad creadora". Kairós.

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Maslow tiende a realizar una lectura de la clínica de la neurosis desde el punto de vista humanista, del cual es ferviente defensor y pionero. Junto con él confluyen otros autores, como Laing. Laing reflexiona: "Si este proceso metanoico se confirma por otros, que es lo que yo sospecho que es, una fuente de curación abierta a veces sólo a aquellas personas cuyo tratamiento consiste en negarles esta posibilidad, no podría existir un malentendido más trágico e irónico"
Laing R.D.. 1967. El estudio de la familia y los contextos sociales en relación al orígen de la esquizofrenia. En: Ronald.D. Laing y M. Schatzman. 1972. Esquizofrenia y presión social. Tusquets. Barcelona
Para Laing la enfermedad es un intento de curación de la persona, se refiere a la psicosis en particular.
Maslow destroza años de investigación psicoanalítica para posicionarse desde un punto de vista más social, considerando la estructura donde se desenvuelve la persona. Como Winnicott valora la creatividad como una forma de vida que proporciona bienestar y a la larga salud. Las leyes que el propio individuo tiene, su red social y familiar, su entorno en definitiva es algo muy apreciado por esta corriente de los sesenta-setenta donde de alguna manera tangencial también podríamos incluir a Thomas Szasz con dos trabajos excelentes: "El segundo pecado" y "El mito de la enfermedad mental", también es de destacar, aunque este último que voy a citar tiene relaciones más íntimas con la política: "Nuestro derecho a las drogas". Un libro que hay que saber leer porque muchas personas y familias sufren por los efectos destructores de la psique y de la vida social de las drogas.
Esta corriente humanista considera que los diagnósticos no son prácticamente necesarios, tienen una mirada vitalista, de confianza en el potencial humano para reparar su dolor y para crecer mentalmente. Algunas de estas ideas se recogen todavía hoy y tiene su eco en autores de otros modelos como el señor Winnicott, omnipresente en este espacio. Winnicott, como Rogers y Maslow considera que lo fundamental es trabajar con la parte sana de la persona, con sus potenciales de salud y trabajar con ella según una fuerte relación emocional que sea en sí misma reparadora de los daños y carencias que haya podido desarrollar la persona con un problema psicológico. 
El humanismo se mantiene en niveles mínimos y estables en la propuesta de los psicoterapeutas siendo el psicoanálisis, la psicoterapia  dinámica, la psicoterapia cognitivo-conductual y la sistémica las más estudiadas hoy en día.
Con fuerza está reapareciendo el fenómeno de la gestalt, la psicología de la forma, que tiene una vocación también humanista y una formación ecléctica e integradora donde confluyen modelos y teorías distintas.
El humanismo considera que el ser humano tiene una tendencia innata hacia la curación y necesita un catalizador para que se pueda revertir el proceso que le ha hecho entrar en una dinámica sufriente. La verdad es que con frecuencia se olvida la grandísima capacidad del ser humano para encontrar la salud, y el terapeuta, abierto a la experiencia y vivencias del consultante debe considerar este presupuesto, la tendencia innata, en la mayoría de las ocasiones, a la salud. El ser humano es rico, es plástico y tiene recursos que pueden permanecer latentes durante la enfermedad (si es que se puede hablar de enfermedad en psicología). Yo considero que dentro de este potencial de salud existe una gran cantidad de miedo, inhibiciones y problemas ambientales así como intrapsiquicos que demoran el progreso y evolución del individuo. Por esto Winnicott propuso el atender a la persona en una atmósfera suficientemente buena donde se pueda desarrollar su maduración emocional a través de un espacio de juego, de creatividad y de desarrollo del potencial, que pueda lograr la autonomía y la independencia, que se pueda adueñar y levantar su deseo y pueda tener un discurso propio.
Rodrigo Córdoba Sanz

martes, 3 de noviembre de 2009

Nudos: Laing

Uno es lo de dentro
por lo tanto lo de fuera es lo que uno ha sido dentro
Uno se siente vacío
porque no hay nada dentro de uno mismo
Uno intenta meter dentro de uno mismo
es dentro de lo de fuera
que uno fue una vez dentro
cuando uno trata de meterse uno mismo dentro de lo que
uno es fuera:
comer y ser comido
para que lo de fuera esté dentro y que
lo de dentro sea lo de fuera

Pero esto no es suficiente. Uno trata de que
lo de dentro de lo que uno es fuera esté dentro, y de
meter dentro lo de fuera. Pero uno no consigue meter
dentro de lo fuera metiendo lo de fuera dentro
puesto que;
si bien uno está lleno por dentro de lo de dentro de lo de fuera
uno está en lo de fuera de lo de dentro de uno mismo
y al meterse dentro de lo de fuera
uno sigue vacío porque
mientras uno está dentro
incluso lo de dentro de lo de fuera está fuera
y dentro de uno mismo sigue sin haber nada
Nunca ha habido otra cosa
y nunca la habrá.


Knots(Nudos) de R.D.Laing. Marbot ediciones.

Decir que no estoy de acuerdo con las dos últimas sentencias puesto que se trata de descubrir lo que hay dentro, de aceptarlo y de incorporarlo, siendo honesto con lo que uno es. Eso no viene de fuera, viene de dentro, buscar fuera lo que está dentro es lo que nos puede enredar en este nudo.

martes, 20 de octubre de 2009

Cordura, locura y familia. R.D. Laing y A. Esterson

Cordura, locura y familia. R.D. Laing y A. Esterson

Se trata de un libro clave para entender el giro que se dio en los 1960, fruto de la denuncia de la época, la contracultura y en salud mental el intento de desatar finalmente a los pacientes de diagnósticos, de choques insulínicos y otros tratamientos invasivos.

En este libro se hacen sucesivos estudios con los familiares y con la persona etiquetada como esquizofrenia.
El último trata de Agnes una enferma de esquizofrenia cuyos padres no parecieron comprender ni entender su deseo, estableciéndose en una situación confusa, esto para una persona que crece es peligroso.
El libro termina así: “Como todas las enfermas descritas en este libro, Agnes se encuentra excesivamente confusa respecto a lo que siente y a lo otras personas sienten en relación a ella. Además, en esta ocasión también esta confusión refleja la situación dudosa en la que ha vivido por muchos años.
La entrevista psiquiátrica común y corriente no es un instrumento que ponga al descubierto esta condición social. Por lo tanto, en ausencia de lesiones externas ostensibles y de los llamados factores psicogénicos internos, Agnes y las demás enfermas que hemos estudiado han sido consideradas como personas que padecen de un proceso patológico impreciso. Sin embargo, reconstruyendo la imagen de la situación actual en la que ha estado viviendo por años, comenzamos a darnos cuenta de que lucha por dar sentido a una situación absurda, de todos modos, desde su posición dentro de ella.
Considerando la situación de Agnes simultáneamente desde nuestro punto de vista y desde el de ella, comenzamos a entender lo que los psiquiatras todavía, en términos generales, consideran como absurdo.”

Este es pues una forma de manifiesto tras un estudio correspondiente a once familiar de esquizofrénicos. Se trata de entender la situación social de esa persona y como ésta ayuda al profesional a entender la situación personal de la persona enferma.
Laing y Esterson contradicen el tradicional supuesto de la esquizofrenia como una enfermedad del ámbito de la clínica médica para hacerla aparecer, en cambio, como una creación fundamentalmente social.
El libro parece de teoría de sistemas, de terapia familiar. Pero es puramente fenomenológico, como así lo indican los autores, tratando de hacer algún análisis interpretativo puntualmente y si es obvio.
Los autores nos explican que los síntomas son el producto de un significado inscrito en lo social, fundamentalmente en la familia, y que desde allí se pueden entender esos síntomas absurdos como la catatonía, la flexibilidad cérea, el trastorno del pensamiento y las alucinaciones.
Este libro puso en jaque la práctica psiquiátrica tradicional ya que daba un estatus de persona pensante y deseante al paciente, tratando de entender y ya no de diagnosticar y de medicar exclusivamente los “molestos” para terceros, síntomas esquizofrénicos.
Da un giro a la atención psicológica de estos enfermos y tratan de abrir el campo de reflexión para pensar en cómo una persona llega a ser como es, sea esquizofrénica o no.
Hoy, además de la mirada clásica son más los psiquiatras que tienen en cuenta estos aportes del contexto en el que se desarrollan los síntomas “molestos”.
Como corolario resaltar que en prácticamente todos los casos estudiados, el enfermo no era tolerado en todas o muchas de sus manifestaciones espontáneas, tachándola de “enfermo”, muchas veces antes del primer brote psicótico. Por todo ello es material a tener en cuenta y ponerlo en su lugar correspondiente.
Decir que Laing perteneció a grupos de psicoanalistas de la SPB y fue supervisado por Winnicott, existen expresiones que son de este último autor, existe cierta convergencia. Dado que Winnicott en el hospital trataba a la madre con su hijo enfermo y Laing trató a las familias y las enfermas. Fue fundamental para dar un carácter más humano a la atención clínica y a la teoría, de lectura obligada.

lunes, 12 de octubre de 2009

Cordura, locura y familia: Laing y Esterson

En la editorial Fondo de Cultura Económica encontramos un libro de la colección Biblioteca de Psicología y Psicoanálisis dirigida por Erich Fromm. Es de 1964 para hacernos cargo de la influencia epocal.
La metodología consiste en hacer entrevistas a las familias y a los pacientes con esquizofrenia, conjuntamente e individualmente y luego cotejar las aseveraciones y sistema de comunicación intrapersonal e interpersonal.

Existe una nota al pie del texto que dice lo siguiente:
Es un detalle curioso en la teoría psiquiátrica el hecho de que la persona que sostiene en esta forma tal opinión sobre su propia persona debe ser considerada hipomaníaca (Madre: "siempre fue una persona muy feliz. Siempre fue una persona muy bulliciosa"), pero si la persona la sostiene en relación a otra persona y trata de ajustar a esta persona a tal patrón a la manera de Procrusto, no hay ningún término aceptado para describirla. Tenemos términos clínicos para los perturbados, pero no para los perturbadores. Esto actualmente no es del todo cierto. pág. 124

Hasta aquí June se había mantenido firme. Su madre continúa expresándose en términos extremadamente ambivalentes sobre las manifestaciones de la independencia cada día mayor de June. Le dice que se ve horrible cuando trae un maquillaje normal, ridiculiza enormemente sus esperanzas de que algún muchacho se interese por ella, interpreta cualquier expresión de irritación o de exasperación por parte de June como síntomas de su "enfermedad mental", o las explica como pruebas de "maldad".
June, sin embargo, para estar resistiendo. Se da cuenta de que su madre se opone a su independencia, considera a su madre como "terriblemente exagerada", cuida con tacto de que no se de cuenta de ciertos secretos, siente que tiene derecho a tener su vida propia, con menos frecuencia se siente obligada a expresar su gratitud adaptándose a los prejuicios de su madre, se da cuenta de que su madre no la comprende, y no se asusta mucho al advertir esto. Comprende hasta cierto punto por qué su madre y su padre son como son, y por qué necesitan verla en la forma en que lo hacen. Sin embargo, necesita conservar un control estricto de sí misma porque si grita, chilla, llora, reniega, come muy poco o como demasiado, come muy deprisa o come muy despacio, lee mucho, duerme mucho o duerme muy poco, su madre dice que está enferma. Se necesita mucho valor por parte de June, para arriesgarse a no ser lo que sus padres consideran que es estar "bien".
pág. 132.

domingo, 11 de octubre de 2009

La realidad social

Continuando con el post anterior quisiera hablar de un modelo que se creo en los 60, la antipsiquiatria, con el libro homónimo de Cooper, Laing, Esterson, Thomas Szasz y "El mito de la enfermedad mental", se pueden sumar los textos del MRI de Palo Alto de California con Don Jackson, Gregory Bateson y Paul Watzlawick de representantes, un continuador actual es Giorgio Nardone con su terapia breve estratégica. Estos libros tenían un componente de denuncia del establishment, cuando se realizaban choques insulínicos, electroconvulsiones, camisas de fuerza y celdas acolchadas de aislamiento.
No era un modelo humano de tratar al enfermo y estas personas le dieron demasiado vuelo a la contracultura y la palabra antipsiquiatría dejo como destructora su obra cuando es creativa e innovadora, así como necesaria en aquella época.
La familia fue el objeto de estudio para entender donde había crecido ese paciente enfermo de esquizofrenia y que relación tenía la crianza y la educación con su personalidad. Si hacemos referencia a la clínica puede darse el caso de que dentro de la familia haya algún padre con patología psiquiátrica, o bien darse un sistema de comunicación esquizofrenógena. Estos postulados fueron desplazados por la ciencia dura y tachados de radicales pero fermentó un poso de denuncia y REFLEXIÓN para entender como Sechehaye en "La realización simbólica", como se podía curar a un esquizofrénico que la institución o instituciones habían dado por imposibles.
Esto se da ofreciendo un marco de confianza, un medio ambiente suficientemente bueno y una intervención holística, en todos los planos de la familia. Es bien difícil hacer un tratamiento individual y que el Paciente Identificado siga sufriendo de esa Alta Emoción Expresada (así es como se llama la variable ahora). Históricamente, y se ve en la clínica actual y más aún en los historiales de pacientes en años anteriores el paciente esquizofrénico tiene trastornos ideativos, o del pensamiento, del lenguaje, "afectividad aplanada" y otras delicias de Kraepelin, Schneider, Bleuler y otros. Pero la praxis clínica, la conexión real con estas personas nos ofrecen la posibilidad de entender que han crecido en ocasiones en ambientes desorganizados y que el espejo en el que se han mirado para crecer les ha reflejado una imagen distorisionada de su self. Véase "El yo dividido" de Laing y el abundante número de referencias al falso self de los pacientes con esquizofrenia. El falso self, recordemos, es una parte del self de carácter defensivo que se forma por imposición, por instigación o por no verse cubierta las necesidades, es un self protector que no hace alusión a la esencia de la persona, al potencial de salud. Y bien es cierto que en psicopatología se habla poco de la salud que reside en la persona. Este es el trabajo del analista el rescatar esa parte sana y hacerla crecer.
Ayer leía un concepto de Luis Cencillo: El Injerto. Consiste en inocular una parte del self en el paciente para poder sostenerse, esto tiene, según mi parecer un componente de falso self adaptativo que recuerda al trabajo de Heinz Kohut.
La "realidad social" es la fuente donde crece un individuo y no se puede aislar como a un hígado, esto es importante. La propuesta actual es el enfoque bio-psico-social. Reflexionemos sobre ello porque estamos atravesados por un discurso anticuado sobre la persona que sufre y existen grandes resistencias a entender que el sujeto no nace solo y crece solo. Esto es evidente. Un saludo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Nudos: Laing


Juegan a un juego. Juegan a que no
juegan un juego. Si les muestro que veo lo que hacen,
romperé las reglas y me castigarán.
Tengo que jugar su juego, el juego de no ver que veo el juego.


No se divierten.
No puedo divertirme si ellos no se divierten.
Si consigo que se diviertan entonces lograré divertirme con ellos. Hacer que se diviertan tratando de descubrir por qué no se divierten.
Se supone que no debo encontrar divertido simular ante ellos que no
me divierte descubrir por qué no se divierten.
Aparece una niña pequeña y dice: vamos a divertirnos.
Pero diviertirse es una pérdida de tiempo, porque no
sirve para entender por qué ellos no se divierten.

¿Cómo te atreves a divertirte cuando Cristo murió en la Cruz por ti! ¿Acaso se divertía Él?



Ronald D. Laing (1927-1989) es autor de una vasta obra sobre las enfermedades mentales, en particular sobre la experiencia de la psicosis. Sus puntos de vista sobre las causas de las enfermedades mentales y su tratamiento han sido considerados afines al existencialismo. Su trabajo como médico suele ser asociado con la antipsiquiatría -aunque él rechazaba esta etiqueta para sí mismo- por sus muchas contribuciones a la ética de la psicología.
Algunos de sus libros traducidos en nuestra lengua son: Cordura, locura, familia; El cuestionamiento de la familia; Esquizofrenia y presión social; El yo dividido.