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Paz y Ciencia
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viernes, 9 de agosto de 2013

Anticirugía

En Occidente no solo hay un gran interés por la cirugía física sino que también existe una cirugía psicoterápica. Algunos terapeutas quieren ayudarnos a expulsar irregularidades y a conservar únicamente lo "normal". Y sin embargo lo "normal" puede no ser la solución. Si pretendemos expulsar todo lo indeseable puede que estemos expulsando la mayor parte de nosotros mismos.
Podemos transformar la ira en algo más sano: el conocimiento. Y no necesitamos cirugía para reconvertir la ira.
Si nos sentimos en paz podremos pacificar nuestra ira. Podemos tratar la depresión, la ansiedad, el miedo y cualquier otro sentimiento desagradable del mismo modo.

Thich Nhat Hanh: "Hacia la Paz Interior"

martes, 17 de abril de 2012

Adhesión y Apego




Unida a la etología y a una nueva corriente anglosajona del psicoanálisis, la teoría de la adhesión como tendencia primaria, anterior a la pulsión sexual, trastorna el psicoanálisis clásico y ciertos conceptos esenciales de la biología. También representa una reorganización de la psicología genética e inaugura una nueva teoría de la afectividad.
La teoría freudiana de las pulsiones, lo mismo que las teorías del aprendizaje, hacen depender toda tendencia psíquica de un estado biológico previo. En 1958, el etólogo americano Harlow y el psicoanalista inglés Bowlby establecen que, en el recién nacido, tras estudios con monos e investigación clínica con bebés humanos, los lazos afectivos con la madre no se inscriben en la satisfacción de la necesidad del alimento. Se trata de una tendencia original y permanente a buscar la relación con el prójimo. Todo esto se descubre a través de la observación del comportamiento social de los monos en primer término.
Los etólogos, principalmente Konrad Lorenz, multiplica las observaciones que muestra en el animal -por ejemplo en un pájaro- una reacción primaria de adhesión y de ternura, una necesidad absoluta de amor. Las chovas, por ejemplo, permanecen "comprometidas" un período prolongado antes de unirse físicamente, y su "matrimonio" perdura largo tiempo. Harlow, brindando al bebé mono sustitutos maternales, ha demostrado experimentalmente el predominio del contacto (abrigo, calor) sobre la necesidad nutricia.
Así, hemos presentado un esquema inverso al de Freud. Para los animales superiores y para el hombre, el amor conduce a la sexualidad y no esta al amor. Si en nosotros el afecto precede a la sexualidad, la naturaleza social del hombre es una hipótesis mucho más probable que la explicación del ser humano por la individualidad biológica que prima en el freudismo.
También se encontrará reactualizando el tema del "socius" que hallamos en Pierre Janet, en Henri Wallon y en su discípulo René Zazzo, y que rompe con la teoría del hombre solo, al tiempo que se reconcilia con la noción marxista del hombre social. Pero según René Zazzo los lazos interpersonales de la adhesión no engendran la sociedad. La integración social proviene de otro plano de la realidad, y el proceso de socialización es distinto al mecanismo biológico de adhesión. Empero, las conductas de adhesión son preparatorias de las conductas sociales y sexuales.
No obstante, para los psicoanalistas, subrayar la dimensión social de las conductas humanas no nos dispensa de interrogarnos sobre la manera en que esas experiencias son retenidas y fijadas en el organismo. Los trabajos modernos sobre la adhesión pueden modificar ciertos aspectos de la teoría psicoanalítica, sobre todo la teoría de las pulsiones. Pero no se ponen en tela de juicio sus fundamentos, ya que no abordan los problemas de que se ocupa el psicoanálisis: los que se plantean a partir de la organización defensiva y conflictiva de la personalidad. En consecuencia, con relación a los mecanismos de defensa, al teoría del inconsciente revela su fecundidad al dar cuenta de los procesos de ocultación que confirma la investigación analítica.

martes, 7 de febrero de 2012

La Fragilidad Psíquica

"Algunos delirios en su persistencia,
pueden, con el tiempo,
transformarse en proyectos sociales."


Existen personas que responden de una manera angustiosa y/o depresiva ante los acontencimientos vitales estresantes. Algunas de estas personas no aceptan o tienen miedo de acudir a un psicólogo, son personas temerosas, evitadoras, aprensivas, delicadas, etc. Estas personas lo pasan muy mal en su vida, sufren una intensa ansiedad flotante y/o un fondo melancólico que les complica vivir con alegría y bienestar. A menudo estas personas, que tienen también, como no, un gran potencial de salud, buscan propuestas, salidas, para entretenerse y "distraer la mente". Estas personas, en jerga de Freud tienen un yo débil y necesitan extraer y limpiar la "chimenea", como decía la paciente Anna O. (Bertha Pappenheim), quien acabó siendo una pionera del trabajo social en la época de Freud.
Les voy a comentar un caso:
Una mujer con esquizofrenia cuya madre no quiere acudir al psiquiatra porque "sale peor que entra", no tolera lo que le dice el profesional. Yo atendí durante un tiempo a la mujer y era una persona huidiza, esquiva, temerosa, frágil, llena de miedos y que le resultaba más cómodo el bálsamo efímero de la autoayuda que explorar a fondo sus problemas, requería pautas concretas de conducta antes que la reflexión, el saber le hacía daño, simplemente no quería saber. Lo que pude detectar con nitidez es que ella proyectaba su angustia en su hija y esto descompensaba a menudo a la hija y se convertía en una espiral parecida a la serpiente de ouroboros. En todo caso, si alguien no acepta estar enfermo por narcisismo, como era el caso, por miedo, como era el caso y porque además la paciente había estudiado psicología y trabajaba en una Asociación, la cosa se pone más complicada. El padre médico aportaba el lado más racional, incluso extremadamente frío y esto probablemente había generado un medio ambiente poco sostenible para la hija. En todo caso la madre y yo nos despedimos afectuosamente y llegamos a un acuerdo de trabajo a demanda (modelo psicoanalítico winnicottiano que solo utilizo en pocos casos). Hay que entender que el Paciente Designado era la hija pero que sin lugar a duda existía una locura familiar de la que los padres no querían ni saber ni aceptar. Algo bastante común y que cuesta mucho trabajo de revertir esa perspectiva.

domingo, 8 de enero de 2012

El miedo a la soledad

No es infrecuente la sensación de vacío, tedio y hastío existencial que se produce cuando una persona está sola. La solución mágica suele ser buscar una pareja, y así ir encadenando una relación con otra. Desde luego que ese apoyo sostiene a la persona y le hace sentirse escuchada, querida, deseada, valorada, amada... Sin embargo en todo esto hay una trampa, la persona que tiene arraigado el sentimiento de soledad, se siente sola aunque esté con otra persona, de forma que la pareja se convierte en una "cosmética" u "ortopedia" del yo.
Si hacemos un análisis longitudinal, esto es, biográfico, podemos encontrar carencias en etapas sensibles del crecimiento, la infancia.
La persona que tiene miedo a la soledad se ve en un mundo inaccesible, incomprensible y tiene la vivencia de considerarse con pocos recursos.
Entiendo que esto es un problema del sentido de la existencia. Vidas alienadas que perturban al individuo, vidas mecánicas, sin brillo, sin un sentido.
Por todo lo anterior existe la posibilidad nada remota de que la persona tenga como leitmotiv la búsqueda de alguien de quien depender.
Este tipo de personas presentan crisis cuando sufren una pérdida y el trabajo consiste en ampliar el espectro para contemplar el sostén de su existencia, el sentido de su vida, el proyecto existencial. No es tan fácil como esto, desde luego, porque existen en estas personas serios problemas emocionales que dificultan el afrontar la vida de otro modo, por lo que hay que trabajar las dos facetas, la emocional y la existencial, evidentemente unidas.
Cabe destacar que aquí se ha mencionado un posible "recurso" de la persona, la búsqueda de una persona que le proporcione cariño, dicho así resulta absurdo puesto que es un determinante genético, una condición antropológica y social el hecho de estar en pareja y tener descendencia. Pero quería mencionar la faceta de llenar un vacío con una pareja, esto es distinto.

miércoles, 26 de enero de 2011

Análisis Existencial en la Psicoterapia Dinámica

Un comentario me invitaba a escribir acerca de la conexión y contribución del análisis existencial a la psicoterapia dinámica.
La psicoterapia dinámica es muy amplia, incluye desde el psicoanálisis, su red constitutiva y fundadora hasta el grito primal. Por supuesto, el análisis existencial es una forma, bajo mi criterio, de psicoterapia dinámica. Es una pregunta inteligente porque el análisis existencial de Binswanger y Victor Frankl es muy distinto. Frankl introdujo por ejemplo la intención paradójica, una técnica que se utiliza mucho en terapia sistémica y que Paul Watlawick y Gregory Bateson han defendido junto a Giorgio Nardone.
Nardone está en Barcelona realizando una formación en psicoterapia estratégica. Pero eso me resultan algo así como "trucos", no por ello deja de ser interesante. Pensando, y con cautela lo digo, porque también tiene una veta de crítica, Frankl decía que el psicoanálisis se convertía en una forma de llenar el vacío. Si es así, ya tiene una función eficaz y válida, ahora bien, hay que trabajar por la libertad, la responsabilidad, la autonomía y el bienestar.
El futuro y el presente de la psicoterapia está en aunar criterios. Un paciente puede necesitar un tratamiento más gestáltico, donde pueda expresar sus emociones, una psicoterapia más expresiva, menos "silenciosa" y con una actitud del analista más viva, otro paciente puede necesitar un terapeuta firme y flexible que le ayude a ahondar en sus vivencias y mundo interno para realizar un trabajo de interpretación y que le invite al "insight".
Otro paciente puede necesitar un enfoque de terapia cognitiva para una depresión o para una serie de sesgos cognitivos (esto no es psicoterapia dinámica pero se puede integrar).

Además de estas variables sujetas a la infinita multiplicidad del ser, el propio tiempo del trabajo psicoterápico puede resultar un marcador que indique el modo de aproximación y el empleo de la técnica. Es el paciente el que nos marca un sendero personal, subjetivo, lleno de vivencias, de su biografía, de sus percepciones y de su manera de pensar y sentir. Nosotros debemos acompasar y acompañar este recorrido y crear un hábitat donde poder jugar en el trabajo terapéutico (Winnicott, "Realidad y Juego") y en definitiva, a través del marco terapéutico, el encuadre o "setting" y la relación emocional que poco a poco, en función de la confianza básica, se irá desarrollando para que el ovillo se vaya liberando.

Hay pacientes que tienden más a la acción y otros más al pensamiento, hay pacientes más introvertidos y otros más extrovertidos, los hay más confiados y más desconfiados. En todo caso y después de estas obviedades, ¿cómo aplicar un sólo modelo teórico a una persona? Ninguna persona se ajusta a la teoría ni a la psicopatología stricto sensu. El análisis existencial trata de reivindicar el papel de lo espiritual, lo anímico, que a mi entender es lo más hermoso del sujeto humano. El psicoanálisis considera que el sujeto es un ser que sufre por sus mecanismos de defensa y sus formaciones reactivas, que sufre por su pasado y por la repetición de éste en el presente a través de la compulsión a la repetición (simplificando mucho). El análisis existencial, diría Frankl, no se dejaría llevar por la idea de que una persona sufre por sus mecanismos de defensa. Es la dimensión espiritual, el propósito en la vida, el sentido que encuentra a la vida la persona. Un analista existencial podría formular esta pregunta a una persona cuya vida, según él no tiene ningún valor, sentido ni atractivo: ¿Entonces por qué no te has suicidado todavía? Esto invita a pensar en lo que nos mantiene vivos y esperanzados. Es una terapia que tiene sus raíces en el psicoanálisis, como todas las psicoterapias dinámicas pero que tiene fines y técnicas muy diversas.