Al principio de nuestras vidas, nos dice Freud, sólo hay Ello. Para Freud, el Ello es la instancia pulsional que inicialmente compone nuestro espíritu. En realidad, el Ello es una reserva de energía psíquica. Freud dice: "El concepto de pulsión es un concepto límite entre lo psíquico y lo somático".
Cualquier deseo provoca un estado de tensión en el cuerpo y cualquier exceso de tensión provoca a su vez un dolor. Así, cuando un recién nacido siente una necesidad, exige ser satisfecho de inmediato. Con el descubrimiento de las primeras frustraciones, el niño debe aprender a apañárselas solo, cogiendo la esquina de una manta, por ejemplo, o chupando su pulgar. Es entonces cuando elaborará una segunda instancia psíquica: el Yo, que poco a poco le conducirá hacia la autonomía. El Yo arcaico del bebé es una instancia psíquica que se forma entre los deseos del Ello y las posibilidades que ofrece el mundo exterior. Son nuestras primeras necesidades las que estructuran nuestro aparato psíquico; necesidades psicocorporales que el Yo se esforzará en transformar en deseo según el niño pueda elegir un objeto u otro entre los que están a su disposición.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
Psicoterapeuta. Zaragoza.
Teléfono: 653 379 269
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Página Web: www.rcordobasanz.es
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