La capacidad de maravillarse viene de la inocencia de una mirada nueva. Los místicos de todas las tradiciones hablan de ese estado que se acerca a la infancia, de ese estado que se acerca a la inocencia. La presencia nos conduce más allá del juicio, del saber, del aburrimiento de conocer ya el mundo...
Una práctica del chan, el zen chino, nos introduce en este estado de espíritu: Intenta ver las cosas, sin nombrarlas, sin compararlas. Es algo extremadamente difícil, pero al menos no puede revelar el hecho de que estamos siempre nombrando, describiendo, comparando.
martes, 27 de agosto de 2013
Mindfulness
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