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Paz y Ciencia
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domingo, 13 de septiembre de 2009

El día que Nietzsche lloró VII

El libro ya está terminado, al final en una "nota del autor", Irving D. Yalom nos recuerda los datos históricos, las cartas que son reales y otras ficticias que pudieron ser. Nos explica el marco histórico en el que se desenvuelve la trama diciendo que oficialmente Nietzsche no vio a Breuer, no figura ningún documento, pero pudo ser por las terribles migrañas del filósofo y por que Breuer era un gran médico general, un invevstigador y una persona y profesional respetada y admirada en los círculos médicos.
Pero lo más fascinante del desenlace es que Nietzsche trata de su desesperación a Breuer siguiendo el "método coloquial", "deshollinando", como hiciera a Bertha Pappenheim, Anna O.
Al principio ambos fingen, Nietzsche no le habla de Lou Salomé, que fue psicoanalista, y Breuer no habla de Bertha, después Breuer se deja llevar por el trabajo que le presenta Nietzsche, con el cual parece mejorar de sus migrañas, él, ingresado no necesita de los servicios de urgencia de Breuer mientras está en la clínica.
Con el paso del tiempo se va estrechando el lazo que les une y la verdad empieza a surgir, cuestión que, desesperado de las propuestas cáusticas de Nietzsche decide a purgar en una hipnosis con su discípulo Sigmund Freud, allí se da cuenta de que para ser libre no hace falta dejar a la familia, ni que su mujer, Mathilde, sea la responsable de su "no ascensión", lo coloca en el tiempo y decide seguir hacia delante, después de un análisis intenso y un asesoramiento filosófico en los tintes que Nietzsche propone. En esa época Nietzsche estaba preparando "Así habló Zaratustra".
El libro es una obra de arte, ingeniosa y muy original, con su componente transgresor, ya que por momentos parece que Nietzsche y no Breuer y Freud es quien descubre el psicoanálisis. Como toda novela es para aprender y disfrutar y como no, jugar en la imaginación con posibilidades heréticas. Un saludo. Rodrigo Córdoba Sanz.

Está en juego el futuro de la filosofía alemana...
Lou Andreas-Salomé (Nacida Luíza Gustavovna Salomé (Луиза Густавовна Саломе)) (n. 12 de febrero de 1861, en San Petersburgo, Rusia – † 5 de febrero de 1937, en Göttingen, Alemania) fue una escritora rusa, con inclinaciones liberales.
Compartió los secretos más íntimos de filosofía con Nietzsche, pero luego gracias a su magnetismo y belleza encontró su camino junto a Paul Rée (amigo de Nietzsche). Fue una intelectual, autora de muchos libros, psicoanalista y compañía espiritual de artistas y escritores (hombres y algunas mujeres) de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

sábado, 5 de septiembre de 2009

El día que Nietzsche lloró V


Mientras Breuer leía Freud cerró los ojos para concentrarse.
-"Hubo un momento en nuestra vida en que estábamos tan unidos que nada parecía obstaculizar nuestra amistad y nuestra fraternidad, y sólo un pequeño puente de peatones nos separaba. Cuando estabas a punto de cruzarlo te pregunté: ¿Quieres cruzar el puente para llegar a mí?". Pero ya no quisiste hacerlo, y cuando te lo volví a preguntar te quedaste callado. Desde entonces se han interpuesto entre nosotros montañas, ríos torrenciales, todo lo que separa y despoja, y aunque quisiéramos reunirnos, no podríamos. Pero cuando ahora piensas en aquel pequeño puente, las palabras te faltan y sollozas y te asombras." -Breuer dejó el libro-. ¿Cómo lo interpretas?
- No estoy seguro.-Freud se puso de pie y se paseó ante la estantería mientras hablaba-. Es una imagen curiosa. Razonemos. Una persona está a punto de cruzar un puente de peatones, es decir, a punto de acercarse a otra persona, y ésta , de pronto, invita a la primera a hacer lo que planeaba. Pero la primera persona ya no puede hacerlo porque parecería que se somete a la otra: el poder se interpone al acercamiento.


Otro punto particular de la voluntad de poder es que es un proceso de expansión de la energía creativa que de acuerdo con Nietzsche era la fuerza interna fundamental de la naturaleza.
En definitiva, el hombre que guía su vida según la voluntad de poder(el Superhombre), es un hombre que intenta siempre superarse así mismo, mejorarse en todas sus facetas, etc. No tiene en cuenta lo que los demás piensen o digan de él, se enfrenta a la vida y asume la realidad, procura vivir de una manera tal que si tuviera que vivir de nuevo infinidad de veces esa misma vida, sea feliz al hacerlo. Es un hombre libre que repudia el vicio, que es debilidad y esclavitud. wikipedia.

Cuando Niezsche habla por primera vez con Breuer se genera una relación que se basa en las aspiraciones de Nietzsche para calmar su dolor. Ahora bien, éste no contempla que su "desesperación" pueda tener que ver con sus dolores, y que su meticulosa y obsesiva manera de registrar las fluctuaciones de su enfermedad tengan conexión con la enfermedad.
En esa época ya se habla de la voluntad de poder-Der Wille zur Macht y consiste según el texto que analizamos en un excesivo celo por desilusiones anteriores y por tendencias caracteriales a no verse sometido a otro que se ven sin embargo en la foto que enseñó Lou Salomé cuando aparece subida a un carro con un pequeño látigo y abajo aparecen los miembros del ménage à trois, con Paul y Nietzsche.
Este texto intenta conectar poco a poco con la filosofía de Nietzsche, sus sentimientos y modo particular de ver el mundo y de cómo esto le aisla socialmente y le deja centrado en su enfermedad. Nietzsche según se escribe en el libro parece celoso de tener relaciones sentimentales o de confiar sus afectos a un otro porque eso significa poder para aquél. El superhombre tendría conexión con estas pesquisas.

viernes, 4 de septiembre de 2009

El Dia que Nietzsche Lloró IV



Doctor Breuer: Quisiera verlo por un asunto muy urgente. El futuro de la filosofía alemana está en juego. Lo espero mañana a las nueve de la mañana en el café Sorrento. Lou Salomé.



Nietzsche por la mediación de Lou Salomé. Nietzsche no sabe de que ella ha hablado con el Dr. Breuer. Se muestra en consulta con un saber enciclopédico y obsesivo de sus pruebas, que las pone enseguida encima de la mesa y sus dolores, su relación con el tiempo y la presión atmosférica, como un "termómetro", como un "barómetro".

Pág. 77 -Tal situación (la mayor parte de los días un tormento, una vida consumida por el dolor) parece un campo de cultivo propicio para la desesperación, para el pesimismo vital.
Nietzsche permaneció en silencio. Por una vez no tenía la respuesta preparada. Movía la cabeza de un lado a otro, como si meditara sobre la posibilidad de recibir consuelo. Sin embargo, sus palabras expresaron algo más.
- Sin duda eso es cierto, doctor Breuer, para algunas personas, quizá la mayoría (debo aquí apelar a su experiencia), pero no para mí. ¿Desesperación? No, tal vez alguna vez la haya sentido, pero no ahora. Mi enfermedad pertenece al dominio del cuerpo, pero no soy yo. Yo soy mi enfermedad y mi cuerpo, pero ellos no son yo. Ambos deben ser dominados, si no de forma física, sí de forma metafísica, En cuanto a su otro comentario, mi "sentido de la vida" es algo que nada tiene que ver con este -se golpeó el abdomen con el puño-lamentable protoplasma. Tengo por qué vivir y puedo soportar cualquier cómo. (cita de Spinoza)
Tengo una misión que durante diez años constuirá el sentido de mi vida, libros formados ya en su totalidad, libros que sólo yo puedo dar a luz. A veces creo que mis jaquecas son dolores de parto cerebral.


Breuer piensa sobre una posible enfermedad hipocondríaca obsesiva. Este tipo de pacientes padece una "estenosis de la Weltanschauung", un estrechamiento de la visión del mundo, un estrechamiento de la conciencia. Sólo atienden a sus dolores y todo lo demás queda más allá de un segundo plano, descuidado, desatendido, desprendido del propio self.
Breuer obtuvo otra respuesta: Nietzsche tenía tan poco contacto con otras personas que pasaba muchísimo tiempo hablando con su propio sistema nervioso.

Arriba F. Nietzsche, abajo J. Breuer.

martes, 1 de septiembre de 2009

El día que Nietzche lloró I


Hay quienes no pueden aflojar sus propias cadenas
y sin embargo pueden liberar a sus amigos.
Debes estar preparado para arder en tu propio fuego: ¿Cómo podrías renacer sin haberte convertido en cenizas?


FRIEDRICH NIETZSCHE, Así habló Zaratustra