Dependencia Emocional

Ella estaba esperando que alguien le sacará del desamparo.
Mientras, un hombre tras otro colapsaba su memoria presa de nula nitidez.
Ella, falta de amor a sí misma, anhelaba, en una búsqueda infatigable, alguien que le sacará de esas aguas pantanosas.
Como el ciento de los ratones. Metidos en leche, uno se hundió desesperado tras sus primeros intentos y el otro consiguió convertirla en nata y salir.
Buscar su "media naranja" era harto complicado, un intento tras otro.
Nadie le satisfacía o no estaban a su altura. En verdad, su espejo proyectaba una imago distorsionada de sí misma. En ese "mareo" le era difícil saber sus límites y los de los demás... Seguía nadando en ese lecho de barro con muchas manos hasta que un anciano le cogió del brazo y le dijo: "eres una niña, crece y alcanzarán tu deseo. Primero ámate para poder ser amada, respétate para poder ser respetada".
Eran palabras sencillas. Viniendo de ese viaje sabio le resultó más impactante. Dejó de dar palos de ciego y se centró en conocerse a sí misma antes de realizar otro intento desesperado. Una travesía dura pero muy satisfactoria y sana.
Rodrigo Córdoba Sanz
Núm. Col: A-1324 Zaragoza