El título puede llevar a equívocos.
Todos sufrimos. La vida no es una fácil cuestión de gestionar el dolor con consejos de amigos (siempre necesarios); pastillas que anestesian (a menudo prescindibles en un nivel u otro); hacer lo que un psicólogo o consejero mediocre dice cómo tenemos que actuar como se fuera un ser omnisciente.
El dolor, el sufrimiento, el drama no es algo a combatir sino a acomodar en un lecho mullido de una habitación contigua.
Luchar contra lo que somos no es ni más ni menos que un artefacto.
Si sufres de manera intolerable, si no te ubicas en este extraño mundo, si la locura te nubla; entonces sí: pide ayuda y ten presente que se trata de encontrar alguien en quien confiar. Busca un psicoterapeuta humilde honesto, cercano y que te invite a pensar. Si necesitas otro respaldo compatible piénsalo y confía.
En la cama mullida hay mucho espacio. Saludos.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
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