Thich Nhat Hanh: CLÁSICO TRABAJO

 

La utilidad del sufrimiento

La sustancia que puede neutralizar la ira es la compasión. Si sabes cómo generar la energía de la compasión, esta podrá transformar tu ira. Cuando puedes ver el sufrimiento de otra persona, cuando has podido comprender su sufrimiento, nace de pronto la compasión en ti. Cuando nace la compasión, tú no sufres más, aun cuando mires a la persona que te ha dañado o lastimado. Ya no deseas castigar a esa persona. En vez de eso, quieres ayudarla a sufrir menos. Podemos hablar de la bondad del sufrimiento. El sufrimiento trae comprensión y compasión, que son los verdaderos cimientos de la felicidad.

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Sin lodo no hay loto

La transformación de nuestra ira y sufrimiento hace posible la felicidad. Sin sufrimiento no puede haber felicidad. Necesitamos lodo para que crezcan las flores de loto, de otra manera no pueden echar raíces. Nuestra ira y sufrimiento son el lodo que podemos usar para cultivar la felicidad, la compasión y la comprensión. Si sabemos cómo manejar y transformar nuestro sufrimiento, sufriremos mucho menos. El lodo se transformará en flores de loto. Para generar compasión, tienes que comprender y abrazar tu propio sufrimiento. No trates de tirar tu sufrimiento lejos. Abrázalo tiernamente como una madre abraza a su hijo que llora y mira profundamente dentro de él. Entonces puede florecer la visión. Cada persona tiene mucha ira y sufrimiento dentro. Cuando no sabemos cómo manejar nuestro sufrimiento, continuamos sufriendo y podemos hacer que otras personas que están a nuestro alrededor también sufran. Cuando alguien nos lastima, nuestra primera reacción es querer castigar o lastimar a esa persona. Pero cuando entendemos que los otros ya están sufriendo, no queremos castigarlos más. Escuchar tu propio sufrimiento y el de otra persona permite que la comprensión y la compasión nazcan. Cuando nace la compasión en tu corazón, este comienza a sanar y a transformar la ira y el sufrimiento dentro de él y en cada célula de tu cuerpo.

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La víctima número dos

Supongamos que alguien te ha hecho sufrir mucho. Puedes pensar que tú eres la única que sufre y la otra persona es desconsiderada y vengativa y que por eso te hace sufrir. Pero si tienes el tiempo y la paciencia de mirar profundamente, reconocerás el sufrimiento en la otra persona. Debido a que esa persona no ha sabido manejar su sufrimiento, ella es la primera y mayor víctima de su sufrimiento. Tú eres solamente la víctima número dos.

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¿Qué nos hará estar a salvo?

A menudo, en un conflicto, creemos que el problema es la otra persona o el grupo. Pensamos que todo es por culpa de los otros y que, si ellos dejaran de hacer lo que hacen o de ser como son, tendríamos paz y felicidad. Así que puede que nos mueva el deseo de destruir a la otra parte, que deseemos que no existan. Pero mirando profundamente, sabemos que nosotros no somos los únicos que hemos sufrido, ellos han sufrido también. Cuando nos tomamos el tiempo para calmarnos y miramos profundamente la situación, podemos ver que somos corresponsables, que hemos creado juntos el conflicto por nuestra manera de pensar, actuar o hablar, ya sea individualmente o como grupo o nación. Podemos mirar profundamente para ver nuestra parte de culpa en la dificultad que ha surgido y aceptar la responsabilidad. Cuando vemos cómo hemos contribuido al conflicto, nuestro corazón se abre de nuevo y el diálogo se hace posible. Queremos crear la oportunidad para que nosotros vivamos en paz, sin amenazas y seguros, y para que la otra parte viva en paz también, sin amenazas y segura. Si tienes esta intención y sabes cómo incluir a la otra parte en tu corazón, entonces sufres menos de inmediato. La otra parte también quiere vivir segura y en paz. Cuando estamos motivados y animados por el deseo de inclusividad, es muy fácil preguntar a la otra parte: «¿Cómo podemos asegurar nuestra mutua seguridad y felicidad?». Cuando somos capaces de hacer esa pregunta, la situación cambia en un nivel profundo muy rápido.

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¿Cómo es de grande tu corazón?

La práctica de la inclusividad está basada en la práctica de la comprensión, la compasión y el amor. Con comprensión y amor puedes abrazar y aceptar todo y a todos, y no tienes que sufrir porque tu corazón es grande. ¿Cómo podemos hacer más grande nuestro corazón? Aumentando nuestra comprensión y compasión hacemos que nuestro corazón se haga más grande. Cada uno de nosotros tenemos que hacernos la pregunta: ¿hay algo que podamos hacer que nos ayude a abrir la puerta de nuestro corazón para aceptar a la otra persona? ¿Cómo es de grande nuestro corazón?