EL QUE NO CORRE, VUELA
y un corazón dispuesto a escuchar.TenÃa lápiz, papel, un mapa y mucho camino por recorrer;mas no tenÃa idea de que a la distancia empezarÃas a brillar.
Las cosas sencillas son las que muchas veces nos hacen el dÃa: una sonrisa en la calle causada por una ingenuidad o descuido, el hecho que nos ayuden en el autobús para no extraviarnos, o que una canción en la radio nos recuerde aquellos momentos de ilusión. A veces solo basta que el sol brille contagiando colores en los parques, o que la luna sonrÃa reflejada en las piletas de las plazas. Cualquiera sea nuestra excusa favorita, ninguna será más eficaz que cuando aquella persona nos toma de la mano y nos hace sentir resguardados.
PodÃamos ser dos niños, podÃamos hacer cosas de grandes. PodÃamos camuflarnos en la indiferencia de una ciudad frÃa y estar juntos pese a la distancia, con simples mensajes de aliento. Y en ese andar descubrà que molestarte es como ese deporte en el que fácilmente obtendrÃa la medalla de oro, pues una sola consigna me anima a seguir y es verte sonreÃr. No hay belleza más simple que el cariño concentrado en breves actos de acompañamiento. Un mensaje, una llamada. Incluso si la distancia se avecina, la ilusión de dos corazones sincronizados siempre va a ser prioritaria. El complemento que estábamos esperando llegó sin avisar, tomó su lugar y ahora solo podemos echarnos a volar.Algo estaba creciendo como producto de la curiosidad y la seducción ¿LÃmites? ¿Miedos? Nada de eso. Para qué, si ya era muy tarde. HabÃas activado aquello que relajaba mi vicio de calcularlo todo. La aventura en su máxima expresión me hizo emprender un viaje legendario con la consigna de encontrarte en cada lugar. Llevaba un poquito de ti y eso me bastaba. Ese estado de pertenencia y ese anhelo por tenerte tan libre como yo, muy lejos y a la vez tan cerca. Una contradicción tan dulce y tan efÃmera, que solo podÃa ilusionar a quien habÃa prometido no darle chances a un corazón delator. Los sueños no eran ya más que reflejos de la realidad, cálida, atrevida y colorid
Conclusión
A veces uno cierra sus puertas, a veces cuesta decir la palabra ‘amor’. A veces esperamos que llegue la persona perfecta pero no llega, a veces nos convertimos en novios por un dÃa y eso es curiosamente perfecto. Y queremos más, y avanzamos juntos, y de la mano volamos por un camino conocido, casi abandonado, pero entrañablemente nuestro. Entonces, la magia hace de las suyas y esa persona, con un mensaje tan sencillo y sin emitir palabra alguna, nos cala profundamente y nos empuja a avanzar, entrando en contacto con nuestros corazones sobrevivientes pero valientes, dejándonos un mensaje asÃ: ♫Suelta todos tus miedos, vámonos a viajar. Que nada te detenga: el lÃmite solo será tu andar…a.
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