Cada sorbo de leche, cada caricia en esa piel sensible, cada arrumaco, es alimentar al bebé. No hay libro ni manual. Es el instinto maternal y el aprendizaje lo que nos hace vivos.
Hemos crecido por lágrimas de amor. El bebé llora y la teta le une en lo afectivo y nutritivo al bebé. Se trata de un ser dependiente absolutamente.
El proceso conlleva falta de sueño y una nebulosa de amor que se puede oler en la atmósfera. Sencillamente hermoso.
jueves, 16 de enero de 2014
Lágrimas de Amor
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