Es algo relativamente usual que los síntomas del hijo sean el eco del alma de la madre. El alma no tiene edad. Si miran a su alrededor, se fijan en amigas íntimas o acuden a terapia, conectará la biografìa de la madre con el niño. Por ejemplo, el morder con la rabia o el desarrollo no armónico con una depresión. No me refiero al blues posparto sino a una mujer con carencias importantes en su infancia. Los niños son el eco del alma de la madre.
Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo y Psicoterapeuta
miércoles, 28 de agosto de 2013
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