Vivir merece algo más que una estancia en el tiempo que nos toca pisar tierra con equilibrio. Vivir es algo que podría resultar todo un arte. En definitiva, el artista y el científico descubren, realizan hallazgos que cambian la vida y/o deleitan a quienes se fascinan por dichas obras.
De un modo más humilde, el artista de la vida, todos y cada uno de nosotros, comienza realizando importantes hallazgos de niño. Poco a poco se dan cambios en nuestro organismo.
Se trata, entonces, de dar salida y rendir homenaje al niño interior, esa parte buscadora, jovial y traviesa, que con ingenuidad se aproxima a cada objeto como algo nuevo repleto de "magia". Esta posición es completamente posible con la madurez, madurez no tiene por qué significar una vida gris, rutinaria y monótona. Vivamos donde vivamos, sean los límites físicos, geográficos y psíquicos que fuesen, vivir significa mucho más, crear y jugar con lo dado, cambiar y ser permeable. Esto es señal de riqueza psíquica.
Rodrigo Córdoba Sanz
No hay comentarios:
Publicar un comentario