La experiencia mística ha sido.considerada tradicionalmente como el resultado excepcional, inalcanzable para la mayoría de nosotros, de un esfuerzo tenaz de búsqueda durante el cual hay que someterse a privaciones, ejercicios y apartamiento de la vida social normalmente compartida.
Eran las década de los 50-70, en que los productos psicodélicos habían abierto las puertas de la realidad interior. Los intereses variaban: experiencias estéticas, religiosas o, en general, creativas.
Los productos psicodélicos no llevan específicamente a ninguna parte, sino que aportan energías que remueven las estructuras psíquicas normales en las personas que las ingieren, y lo que entonces se viva dependerá de lo que haya más allá de los condicionamientos personales. Alterado el orden psíquico cotidiano, hay que dar algún sentido a lo que nos sucede.
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