viernes, 20 de abril de 2012

Autoestima

Las experiencias, tanto positivas como negativas, que se viven en los primeros años moldean nuestra autoestima. La socialización en un entorno familiar entrañable, protector y estimulante nutre la autoestima, la confianza en sí mismos y la seguridad. Por el contrario, bajo condiciones de inestabilidad, privación y carencia de afecto, las criaturas tienden a adoptar un talante desconfiado, dubitativo y temeroso. Además del potencial innato y de las experiencias de la infancia, el medio cultural, las normas sociales y los valores del lugar y de la época también dan forma al carácter y el concepto que tiene la persona de sí mismo.  Como se ha dicho, "la cultura es como la sal en la sopa: no la ves, pero de alguna manera hace algo".

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