Como psiquiatra perinatal, la aparición del nieto 114 de las Abuelas de la Plaza de Mayo además de alegrarme muchísimo me ha hecho pensar y volver a preguntarme sobre algunas de las cuestiones que más me interesan. La historia probablemente ya sea por todos conocida: Ignacio Guido Hurban, separado de su madre al nacer ha recuperado la identidad que le fue robada treinta y siete años después. Su madre, Laura Carlotto, fue secuestrada en 1977 con dos meses de embarazo y encerrada en el centro clandestino la Cacha, de La Plata. De ahí fue llevada a parir en el Hospital Militar de Buenos Aires el 26 de junio de 1978. Cinco horas después, le quitaron el bebé y luego la asesinaron.
Estas son algunas de las cuestiones que me rondan:
Ignacio Guido declaró en su primera rueda de prensa tras la revelación: “hasta hace dos días tuve una vida feliz y extraordinaria. Me crié en el mayor de los amores", pese a lo cual dijo que le pasó "lo que les pasa a todos, tenemos un ruido en la cabeza", que fue, finalmente, lo que lo hizo animarse a enfrentar el análisis de sangre.
A mi me gustaría saber más sobre ese "ruido en la cabeza"
En Argentina se estima que unos 400 bebés fueron robados durante el cautiverio de sus madres, poco después de Ignacio Guido apareció la nieta 115. Esos bebés robados fueron dados (¿o vendidos?) a familias afines al regimen. En España los robos de bebés no se limitaron a las mujeres encarceladas durante la dictadura. Segín la web de la asociación SOS Bebés Robados: "La Audiencia Nacional tiene calculada la sustracción de niños a sus madres, en el periodo que comprende de 1.938 a 1.952, en más de 20.000 por parte del régimen militar a familias republicanas o izquierdistas, como parte de la operación de limpieza ideológica realizada durante la dictadura". "En total se calcula que, en todo el proceso que va desde 1.938 hasta bien entrados los años ‘90, hay unos 300.000 niños separados irregularmente de sus madres al nacer". Claro que como en España el dictador murió en la cama apenas se han investigado estos robos de bebés ni se ha juzgado a los responsables. Se pasó de separar a los bebés de las madres presuntamente izquierdistas a construir todo un entramado de robos y adopciones irrrgulares con el unos pocos se lucraron considerablemente. El médico que firmó el acta del robo del pequeño Guido era "uno de los obstetras más famosos de su ciudad". En España el doctor Vela, uno de los poquísimos imputados en el robo de bebés ha seguido ejerciendo hasta muy poco también como reputado obstetra.
Afectados por el robo de bebés en Sevilla frente al antiguo hospital de las Cinco Llagas, actual sede del Parlamento andaluz, escenario de algunos de los casos más truculentos. (José Luis Gordillo, periodismo humano)
Esta fatal de interés por investigar y aclarar todos estos delitos es continuación al fin y al cabo de las dificultades con que se topan quienes intentan revisar la memoria histórica en nuestro país. En buena parte desconocemos también las historias que se vivieron en algunos de los actuales edificios públicos. Por ejemplo: el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, un monumental edificio renacentista, actual sede del Parlamento andaluz. En ese lugar muchas mujeres fueron drogadas en el parto y sus bebés robados.
El neonatólogo Nils Bergman dice que "lo peor que le puede pasar a un recién nacido es que le separen de su madre". Claro que aún es peor si luego a su madre le asesinan, como sucedía en Argentina, o le dicen que su bebé murió en el parto, como se hacía en nuestro país. Años de investigación me han enseñado que las memorias del parto quedan indeleblemente grabadas en nuestros cerebros.
Creo que es urgente investigar todo ello, de forma respetuosa y con perspectiva de género, acercarse a estas madres y recoger las historias de aquellos partos con todo detalle, también como legado para los hijos o hijas en el día en que aparezcan. En la web de SOS bebés robados y en la de ANADIR (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares) se pueden encontrar las historias de tantas personas que buscan a sus familiares y colaborar en la búsqueda.
Separar a un bebé de su madre nada más nacer es violencia obstétrica. Uno de los argumentos que más a menudo esuchamos las activistas que luchamos por una mejora de la atención al parto en nuestro país es que "tenemos las tasas de mortalidad materno fetal más bajas del mundo". Y nos muestran las gráficas de como disminuyó esa mortalidad en las últimas décadas. Creo que esas estadisticas no son nada fiables.
“Robar la identidad de una persona es retrasar su nacimiento”, dice Estela de Carlotto. Tengo muchas más preguntas al respecto de la memoria y los robos y tráfico de bebés en la actualidad, pero las dejaré para la siguiente entrada.
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Excelente artículo, como siempre lo son sus trabajos. Gracias por decirlo tan claro y alto, por ese compromiso con la verdad sobre nuestra historia reciente. Éste, es un drama, como tantos otros del mundo, cruel, y que ha quedado en total impunidad. Yo me hago esa misma pregunta: "¿Cómo llegaron a justificarse a ser capaces de seguir atendiendo partos y a la vez robar bebés a algunas madres y venderlos?"
ResponderEliminarCon todas estas cosas, una llega a pensar, si en algunos humanos, su rasgo definible, mutó a bestia o a algo nin nombre...
Gracias.