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Paz y Ciencia

sábado, 12 de febrero de 2011

Poemas; Pablo Milanés, Miguel Hernández, Violeta Parra, Labordeta

La vida no vale nada - Pablo Milanés


La vida no vale nada

si no es para perecer

porque otros puedan tener

lo que uno disfruta y ama.



La vida no vale nada

si yo me quedo sentado

después que he visto y soñado

que en todas partes me llaman.



La vida no vale nada

cuando otros se están matando

y yo sigo aquí cantando

cual si no pasara nada.



La vida no vale nada

si escucho un grito mortal

y no es capaz de tocar

mi corazón que se apaga.



La vida no vale nada

si ignoro que el asesino

cogió por otro camino

y prepara otra celada. La vida no vale nada

si se sorprende a otro hermano

cuando supe de antemano

lo que se le preparaba.

La vida no vale nada

si cuatro caen por minuto

y al final por el abuso

se decide la jornada.



La vida no vale nada

si tengo que posponer

otro minuto de ser

y morirme en una cama.



La vida no vale nada

si en fin lo que me rodea

no puedo cambiar cual fuera

lo que tengo y que me ampara.



Y por eso para mí

la vida no vale nada.






CANTO A LA LIBERTAD - José Antonio Labordeta







Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.



Hermano, aquí mi mano,

será tuya mi frente,

y tu gesto de siempre

caerá sin levantar

huracanes de miedo

ante la libertad.



Haremos el camino

en un mismo trazado,

uniendo nuestros hombros

para así levantar

a aquellos que cayeron

gritando libertad.



Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.



Sonarán las campanas

desde los campanarios,

y los campos desiertos

volverán a granar

unas espigas altas

dispuestas para el pan.

Para un pan que en los siglos

nunca fue repartido

entre todos aquellos

que hicieron lo posible

por empujar la historia

hacia la libertad.

Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.



También será posible

que esa hermosa mañana

ni tú, ni yo, ni el otro

la lleguemos a ver;

pero habrá que forzarla

para que pueda ser.



Que sea como un viento

que arranque los matojos

surgiendo la verdad,

y limpie los caminos

de siglos de destrozos

contra la libertad.



Habrá un día

en que todos

al levantar la vista,

veremos una tierra

que ponga libertad.





Vientos del pueblo - Miguel Hernández







Vientos del pueblo me llevan,

vientos del pueblo me arrastran,

me esparcen el corazón

y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,

impotentemente mansa,

delante de los castigos:

los leones la levantán

y al mismo tiempo castigan

con su clamarosa zarpa.



No soy de un pueblo de bueyes,

que soy de un pueblo que embargan

yacimientos de leones,

desfiladeros de águilas

y cordilleras de toros

con el orgullo en el asta.



Nunca medraron los bueyes

en los páramos de España.



¿Quién habló de echar un yugo

sobre el cuello de esta raza?

¿Quién ha puesto al huracán

jamás ni yugos ni trabas,

ni quién al rayo detuvo

prisionero en una jaula?



Asturianos de braveza,

vascos de piedra blindada,

valencianos de alegría

y castellanos de alma,

labrados como la tierra

y airoso como las alas;

andaluces de relámpagos,

nacidos entre guitarras

y forjados en los yunques

torrenciales de las lágrimas;

extremeños de centeno,

gallegos de lluvia y calma,

catalanes de firmeza,

aragoneses de casta,

murcianos de dinamita

frutalmente propagada,

leoneses, navarros, dueños

del hambre, el sudor y el hacha,

reyes de la minería,

señores de la labranza,

hombres que entre las raíces,

como raíces gallardas,

vais de la vida a la muerte,

vais de la nada a la nada:

yugos os quieren poner

gentes de la hierba mala,

yugos que habeís de dejar

rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes

está despuntando el alba.



Los bueyes mueren vestidos

de humildad y olor de cuadra:

las águilas, los leones

y los toros de arrogancia,

y detrás de ellos, el cielo

ni se enturbia ni se acaba.

La agonía de los bueyes

tiene pequeña la cara,

la del animal varón

toda la creación agranda.



Si me muero, que me muera

con la cabeza muy alta.

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretado los dientes

y decidida la barba.



Cantando espero a la muerte

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.



GRACIAS A LA VIDA. Violeta Parra

Gracias a la vida, que me ha dado tanto,


Me di dos luceros que cuando los abro

Perfecto distingo lo negro del blanco,

Y en alto cielo su fondo estrellado

Y en las multitudes al hombre que yo amo.



Gracias a la vida, que me ha dado tanto,

Me ha dado el cielo que en todo su ancho

Graba noche y día grillos y canarios,

Martillos, turbinas, ladridos, chubascos

y la voz tan tiene de mi bien amado.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto,

Me ha dado el sonido y el abecedario

Con las palabras que pienso y declaro,

Madre, amigo, hermano y luz alumbrando

La vida del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto,

Me ha dado la marcha de mis pis cansados,

Con ellos anduve ciudades y charcos,

Playa y desiertos, montanas y llanos

Y la casa tuya, tu calle y tu patio.



Gracias a la vida, que me ha dado tanto,

Me di el corazón que agita su mano

Cuando miro el fruto del cerebro humano,

Cando miro el bueno tan lejos del malo,

Cuando miro el fondo de tus ojos claros.



Gracias a la vida, que me ha dado tanto,

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,

Así yo distingo dicha de quebranto,

Los dos materiales que forman mi canto

Y el canto de todos que es mi propio canto.



Gracias a la vida, que me ha dado tanto

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