PEACE

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Paz y Ciencia

lunes, 31 de agosto de 2009

Nos vemos

Empieza septiembre y con el, el curso, la estabilidad y las promesas.
En mi despacho comienza la inestable estabilidad, dichosa. Comienza el trabajo, el crear, el construir y explorar. El inventar, el reír, el llorar, comienza un nuevo año de trabajo para "resignificar", como se jactan unas personas que conozco que hablan del léxico del analista como elemento que distancia al analizando.
La propuesta es cercana, cálida, creativa y afable. Mirando hacia delante sin olvidar lo que somos, con "cariño", esos mismos que se mofan del léxico piden cariño. Hoy un colega de la Seguridad Social decía que la S.S. no da cariño, en tono irónico, mientras hablábamos de psicofármacos. No lo tomemos al pie de la letra...

Buena Entrada y cálidos saludos, inexcusables e ineludibles.

Rodrigo.
Nos vemos.

domingo, 30 de agosto de 2009

El ovillo

Oriento los oídos hacia el mar y ya no suena
las montañas están muy lejanas
tumbada estás esperando que no llegue el momento
mucho miedo recorre tu cuerpo
congoja en tu garganta
llanto en tus ojos
es la despedida de la fábula
cuanto más hermoso
más acurrucada estás
eres bella y capaz
siempre puedes levantarte y retar al tiempo
quién se atreve a dejarte como un ovillo
quien te quiere tan mal
es el susto, el apremio, la prisa, alejarse de tanto
poder levantarte y decir que mañana es sólo una transición
una forma de transmutación de tus fantasías
y que así sea por tu beneficio
queriendo recoger el cielo en tu mano para poder brindarte los astros
que te guíen hacia el camino de un día constelado
al abrigo de las caricias bailarás la fiesta del lunes
para ofrecer una parte de ti que ha sido ocupada por el deseo
Ama siempre, juega y baila, corretea, para que tu vida siga siendo una fiesta.


Síndrome Postvacacional II


Dicho síndrome, una de esas cosas que se inventan por convenio con muy poco sentido común tiene que ver con la tristeza.
Triste según la RAE:
triste.
(Del lat. tristis).
1. adj. Afligido, apesadumbrado. Juan está, vino, se fue triste.
2. adj. De carácter o genio melancólico. Antonia es mujer muy triste.
3. adj. Que denota pesadumbre o melancolía. Cara triste.
4. adj. Que ocasiona pesadumbre o melancolía. Noticia triste.
5. adj. Pasado o hecho con pesadumbre o melancolía. Día, vida, plática, ceremonia triste.
6. adj. Funesto, deplorable. Todos le habíamos pronosticado su triste fin.
7. adj. Doloroso, enojoso, difícil de soportar. Es triste haber trabajado toda la vida y encontrarse a la vejez sin pan.
8. adj. Insignificante, insuficiente, ineficaz. Triste consuelo. Triste recurso.
9. m. Canción popular de la Argentina, el Perú y otros países suramericanos, por lo general amorosa y triste, que se acompaña con la guitarra.

La tristeza y la depresión son cuestiones distintas. La depresión es una enfermedad global que incide a nivel motor y psicológico al individuo. Cursa con pensamientos e ideas de tono apesadumbrado, al individuo le cuesta levantarse de la cama o por contra está muy agitado e inquieto. Deberíamos hablar de las depresiones, porque hay depresión mayor, distimia, depresión menor, depresión atípica y una casi infinita nomenclatura para capturar las distintas manifestaciones fenomenológicas de la depresión.
En lo ortodoxo la depresión tiene que ver con no querer levantarse de la cama, mejor dicho no poder. No querer salir, no disfrutar con las actividades, estar fatigado, triste, meditabundo, encerrado en sí mismo. Con pocas ganas de hacer nada y ver el presente, el pasado y el futuro con desesperanza. La depresión se vive como algo de donde no se puede salir un estado que agota al individuo y le devora la energía y los recursos psicológicos para afrontar retos. No se duerme bien, mucho o poco (hipersomnia o insomnio), no se tiene apetito y se baja de peso o lo contrario.
A menudo va asociado con síntomas de ansiedad, de allí la variedad de depresiones. Porque depresiones puras hay pocas.
La depresión es una enfermedad que dura más de dos semanas y que impide a la persona realizar sus actividades en el plano laboral, familiar, relaciones interpersonales, etc.

El síndrome postvacacional puede cursar también con llanto, por la pérdida del paraíso. Por el cúmulo de actividades programadas para el regreso, por volver a un estado no deseado, a vivir en un lugar, con una ocupación (o sin ella), a desenvolverse de otra manera y a tener menos disponibilidad de momentos de ocio y recreo. El síndrome postvacacional es una caída hacia lo anterior. Para ello hay que construir un futuro después de las vacaciones halagüeño, situación difícil ahora por la precariedad laboral, por la dura situación económica y por muchos otros factores socioculturales que llevan a competir duramente en la empresa teniendo unas relaciones laborales alienadas. La estabilidad en el trabajo, el gozo con el trabajo, el gustar el lugar donde se vive, el disfrutar con el estilo de vida que se encuentra en la casa de operaciones donde se vivirá durante el año son factores profilácticos de la depresión. Para ser feliz hay que llevar una vida rica en creatividad, en actividades, en amor y en amistades. Freud decía que se necesitan dos cosas: el amor y el trabajo, otros como Sullivan añaden las relaciones interpersonales, pero esto es cosa ya de Aristóteles ("El Filósofo"), quien no podía comprender el humano sin verlo dentro de una red social desde donde se sostiene y se identifica. Por tanto es mucho lo que la persona puede hacer para que las vacaciones no sean un paraíso que se pierde en septiembre. El disfrutar del lunes, gozar con una vida rica y plena, deporte, amigos, cultura, aficiones e ingredientes especiales que sirven especialmente para cada persona, el sujeto puede construir una realidad deseable donde proyectarse en el futuro y superar el bache de la nostalgia, la vuelta a las responsabilidades y la rutina, desaparece la actividad lúdica-regresiva del niño que hay dentro de nosotros. Por tanto se trata de construir una vida progresiva, hacia delante. La depresión es medicable el síndrome postvacacional no. Ambos son tratables desde el punto de vista psicoterápico y las dos pueden abrir el camino de una exploración psicoanalítica para valorar y reconstruir aquello de la vida presente que no proporciona bienestar a la persona.
Habría que diferenciar entre nostalgia, tristeza, depresión y otros puntos intermedios posibles.

Cástulo Gregorisch: La Libre Expresión

LA LIBRE EXPRESIÓN

En un mundo de ideas contrastantes
las mías expongo con honestidad y orgullo,
son resultado del análisis constante
de una mente que en el pensar busca refugio.

Expresar nuestras ideas libremente
es un derecho que todo ser humano ostenta,
la represión de este derecho es repudiable,
represión que observamos con frecuencia.

Respetar el derecho que otros tienen
a exponer su pensar sin coacciones,
garantízanos a todos por igual
la libre expresión de nuestras opiniones.

A disentir todos tenemos derecho
con los conceptos por otros sugeridos,
recíproco ha de ser y respetado
ese derecho que de otros exigimos.

Quien mis ideas comparta es bienvenido,
bienvenido también quien las niegue o combata,
siempre que se observe ese derecho
que por igual todos tenemos de expresarlas.

Cástulo Gregorisch
10/12/05.

Crónicas en el Monte

En el Pueyo de Araguás, cerca de Aínsa, se encuentra un nido de un ser humano, desde donde se contempla a las rapaces en su vuelo por el valle, cerca de La Peña Montañesa.
Allí un piso de soltero de un gestor que como free lance se divierte visitando pueblos, trabajando y jugando a fútbol con el Boltaña, pueblo conocido entre otras cosas por la famosa Ronda de Boltaña, icono del folclore aragonés.
Con su perra loba Lupa o Lupita tiene lo que le gusta, unas vistas desde su casa de foto y un estilo de vida ajustado a su deseo. No hay prisas, no hay mala leche ni inquina de terceros, más de lo inevitable.
Allí (aquí) una maza de jamón se erige entre una cocina salón, un ordenador portatil como contacto con el "mundo civilizado" o mejor dicho el urbanita. Un mundo donde el 15% de los aragoneses, dice hoy el Heraldo de Aragón toma antidepresivos y/o ansiolíticos.
En el artículo, el Dr. García Campayo habla de las diferencias con nuestros padres y abuelos, que tenían una cultura de aguante y de sufrimiento más aprendida. Donde las prisas no estaban en primer plano.
Y ahora, lleno de pelos en la espalda por ponerme "en el sofá de la perra" escribo estas líneas para acercarles el mundo del monte, el mundo de un montañero maño que se ha hecho montañés. Un "hermano" que me limpia los pelos de la espalda con un aparato moderno de quitar pelos mientras me pica la cabeza al recordar mi conducta despreocupada. Esto forma parte del final del verano, un fin de semana invertido en hacer excursiones por los LLanos del Hospital (Benasque) y otras zonas, una en concreto, hasta la Besurta en primera etapa y luego a la Fora de Aigualluts, donde había multitud de familias que corrían con ventajas ya que les subía el autobús hasta la Besurta.
Mientras tanto la vida fuera del perímetro de mi atención sigue, las noticias, el deporte en estado hiperinteso y otros opios propios de esta era.
Les dejo con la Ronda de Boltaña: "El País Perdido" y otro canto aragonesista de La Ronda e Ixo Rai titulado "El País".
Rodrigo Córdoba Sanz


sábado, 29 de agosto de 2009

Pink Floyd

Una lectora generosa quiere compartir con nosotros un vídeo muy especial para ella.
Es éste:

Narcisismo

El Narcisismo

Estimulado por un artículo de un compañero me voy a imbuir en el mundo del narcisismo.
La persona narcisista puede ser entendida desde el aspecto fenomenológico y el psicodinámico. También existen otras propuestas de síntomas y rasgos de personalidad.
Pero lo básico es los dos ejes fenomenológicos y psicodinámico.
Será breve la contribución por no cargarlos en estas fechas de arranque o de retirada del letargo estival.

Freud nos enseñó dos tipos de narcisismo: el narcisismo primario, que corresponde con la fusión entre el yo y el no-yo. No hay diferenciación. Toda la líbido está en el bebé y no distingue su realidad de la realidad externa. Aquí tendríamos que pensar en una teoría de la mente desde un planteo evolucionista. Piaget, Erikson, Anna Freud, Melanie Klein, Lacan y Winnicott tienen propuestas diferentes que explican la clínica y el análisis. Todo tratamiento nace en la propuesta genética del trastorno o de cómo se constituye el sujeto.
Mi modelo trata de aunar el psicoanálisis con la teoría de la comunicación, sin olvidar la psico(pato)logía de Carlos Castilla del Pino y las propuestas vinculares y sistémicas.
Pero volvamos a los principios.
El narcisismo primario es el estado en el que Bion diría que el bebé está nutrido de elementos “beta” que han de ser procesados por la madre-medio-ambiente (esto sería winnicottiano) para convertirlos en elementos “alpha”, quien trabaje con ordenadores lo entenderá por los softwares aun no perfeccionados. Así está el psiquismo del infans (que no existe sin la madre según Winnicott, pediatra y psicoanalista).
Otro narcisismo es el secundario, intuitivamente se entiende que surge un tiempo posterior, la líbido se vuelve sobre el Self (Selbst en alemán). Empobreciéndose el contacto con la realidad. Se trata de una retirada hacia ese placentero momento de fusión con la madre, de no distinción de límites, de separación de membranas del yo.
Imagínense una pareja narcisista, les pongo el ejemplo del famosillo de 80 años que le preguntan que hace con esa guapa rubia de 30 años y si de verdad piensa que ella le quiere. Él contesta: “tampoco creo que una langosta me quiera cuando me la como”.
Lo que significa que el otro es una imagen interna del sujeto narcisista, que deforma la identidad del otro. Esto es lo que se llama colusión en terapia de pareja. La colusión es un juego inconsciente donde se comunican entre dos miembros de una pareja los problemas y conflictos inconscientes. De forma que el conflicto “original” se va transformando en el propio devenir de la pareja.
El narcisista, como cualquier sujeto no tiene una forma fenotípica única. Existe el más expansivo, del que habla Kernberg y el más inhibido, otros lo llaman narcisista esquizoide, de estos da buena cuenta el genial Kohut.
Hablábamos de la genética del sujeto narcisista, tampoco es única. Pero podemos pensar en fallas, en carencias, en deprivación, muchos serán los conceptos para enfocar la génesis de un desarrollo de la personalidad patológico.
Kohut (1973) escribe: “Muchas veces domina erróneamente la convicción de que la existencia de relaciones-objeto del narcisista excluye el narcisismo. Por el contrario… algunas de las experiencias narcisistas más intensivas se refieren a los objetos; es decir, objetos que son utilizados, ya en servicio de sí mismo, ya para la conservación de su tendencia, o bien como objetos a los que considera como parte de sí mismo”.
Así pues, para hablar del sujeto narcisista hay que incluirlo en un sistema de relaciones, en una red vincular, en relación a su madre, ésta con su partenaire, y así sucesivamente.
El narcisista no se ama por sí sólo, necesita de otros para sentirse querido. Tiene una visión de sí mismo omnipotente de forma que su ideal transforma la realidad de quienes se relacionan con él abrazando y estrangulando el discurso del otro hasta hacerlo homólogo a su fantasía. Su ideal debe corresponder con el ideal del otro.
Una madre narcisista diría: “Cómeme hijo, esto que haces no está bien, tú no eres así, tú eres… (y aquí entraría el deseo del narcisista, su ideal proyectado en el hijo –otra colusión-).

A continuación os expongo lo que del narcisismo explica Jürg Willi en “La Pareja Humana: Relación y Conflicto”. Antes de entrar en lo estrictamente familiar-matrimonial expone los conceptos de narcisismo primario y secundario en la vida adulta:

“Los adultos con perturbaciones narcisistas primarias tienen una configuración frágil del “Yo mismo”; están amenazados por el desmoronamiento de sus funciones del Yo, por el peligro de fundirse con el ambiente, les falta la seguridad existencial, la confianza originaria, pueden ser atacados por angustias antiguas. En las relaciones con otras personas siempre les resulta difícil percibirse como el propio “Yo mismo” y al compañero como un “uno mismo” separado. Siempre amenaza el peligro de que vuelvan a caer en la situación antigua sin delimitar, en la que se sentían identificados con el entorno y consideraban a éste solamente como una función de ellos mismos. Tienden en sus fantasías a una supervaloración del “Yo-Grandioso” y a fantasías de grandeza.

El narcisismo secundario se presenta cuando se abandonan las relaciones ya establecidas con el objeto. A consecuencia de agravios se retira la atención de los objetos y se orienta totalmente la líbido hacia el propio “Uno mismo”. Por tanto, se trata de un amor a sí mismo como reacción a un entorno hostil y amenazador, frustrador. Los adultos perturbados por narcisismo secundario son inseguros en su sentimiento de la propia estimación y muy susceptibles (elevada vulnerabilidad narcisista), y no pueden prescindir de la propia afirmación narcisista. Pero sus funciones del yo están bien establecidas, su “Yo mismo” se halla tan configurado que subsistirá a pesar del sentido hundimiento del sentimiento de su propia estimación. En este sentido no se encuentran amenazados por una desintegración caótica del Yo como lo vemos en los psicóticos perturbados con narcisismo primario. En la fase fálico-edipal el niño sufre con frecuencia agravios que favorecen el desarrollo de perturbaciones narcisistas secundarias en la edad adulta.” [J. Willi; La pareja humana: relación y conflicto; pág 72]

Masterson (1981) considera que el paciente que manifiesta un trastorno narcisista
de la personalidad parece estar perpetuamente motivado a buscar la perfección en
todo lo que hace, que aspira a conseguir riqueza, poder y belleza y, a encontrar a otros
que reflejen y admiren su grandiosidad. Comenta que debajo de esta fachada defensiva
se encuentra un estado de vacío y rabia en el que predomina la envidia


El vacío y la envidia son dos piezas claves del mosaico narcisista. El vacío es una sensación de futilidad inefable que cursa con sentimiento de desesperanza, de falta de sentido y significado en la vida. En el extremo está el delirio de estar vaciado por dentro, los propios órganos no están. La envidia la define muy bien Carlos Castilla del Pino y desde otro enfoque Melanie Klein. Winnicott se opondría al punto de vista de Klein considerando que el bebé no hay envidia en su construcción teórica de los primeros años de vida. Castilla dice que la envidia es el deseo de tener un atributo de otro, hay que entender estas características como relacionadas. El vacío hace enfocar la avidez hacia las propiedades de otro. Llenarse con el cariño de los demás, engrosar el intelecto desarrollando intelectos hipertrofiados que son estructuras compensatorias para sostenerse. El vacío nos lleva a buscar fuera y a querer para sí aquello de lo que carece, un cuerpo más delgado, un coche más potente o una musculatura determinada.
La pobre imagen de sí mismo lleva a unas relaciones objetales de tipo usufructuario.
Rodrigo Córdoba Sanz, Bal de Benás, 29 de agosto de 2009.
rcordobasanz@gmail.com

Duda sobre Melanie Klein

Hola:

Yo te escribí para preguntarte algunas dudas sobre la teoria de M. Klein. Bueno, como te mencioné antes, estoy recién comenzando a leer algo de psicoanalisis y me queda bien grande la construcción que se hace a partir del pecho bueno, malo, la envidia del pene.... no entiendo el porqué del énfasis .... y cómo no entiendo, me parecen hasta ridículos los casos clínicos que expone Segal....
Yo asocio el tema del pecho por el amamantamiento, no sé si será así.....pero y el pene??? Ojalá me puedas guiar un poco.. Gracias!
--
XXXXX
Estudiante Psicología Universidad de Concepción.
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Melanie Klein consideraba que el bebé pasa por dos etapas: la posición esquizoparanoide y la posición depresiva.
En la primera hay una disociación entre objetos buenos y malos. El pecho, como elemento nutricio, objeto de la madre que no se difrerencia del bebé (en esa posición no se diferencia yo de no-yo). El bebé odia y ataca al pecho malo, le resulta persecutorio, de allí el nombre de la posición esquizoparanoide, que está influido por Fairbairn.
Durante la posición depresiva empieza a integrar los objetos buenos con los malos y se da cuenta del daño en la fantasía realizado y aparece el sentimiento de culpa. Entonces puede REPARAR el daño realizado en la fantasía y aparece la creatividad.
Esto sería básicamente lo que propone Klein explicado de una forma sencilla.

Hanna Segal en su clásico libro sobre la clínica de Klein comenta casos utilizando una técnica que puede resultar algo invasiva, muy interpretadora, recordar a Piera Aulaginer con "La violencia de la Interpretación".

Rodrigo Córdoba Sanz

jueves, 27 de agosto de 2009

Ojos Azules


Ojos azules dejan ver tras de sí el océano
tus palabras mecen mis sueños alojándolos en el recodo de tu apacible alma
la quietud me lleva a borrar las imágenes que de noche nublan mi descanso
tu aliento es un recorrido por el bosque del rocío
tu cercanía la noche de los fantasmas
las fases lunares son la dulce comparsa de nuestro movimiento
sigue adelante y nos encontraremos porque los caminos pronto se juntan.

El lenguaje oscuro de las ciencias "psi"


Una persona me hablaba de las ideas de Pommier. Ante esas críticas hay poco que decir, se trata de argumentos simbólicos, propios del psicoanálisis lacaniano y que de nada ayuda el conocer esa teoría a quien quiere resolver sus problemas emocionales.
Lacan quiso volver a Freud pero con un lenguaje propio y abigarrado, más de lo operativo. Por otra parte es fino su saber y aborda cuestiones revolucionarias. Por otra parte rescata ideas ya inventadas, "el inconsciente está estructurado como un lenguaje" es una de sus grandes propuestas sobre las ideas de Ferdinand de Saussure. Los matemas y la "maquinaria" matemática que introduce parecen artificios para dar cuerpo a la teoría, parecida a la "Tabla" de Wilfred Bion. Todo esto es muy complicado. Y para algunas personas, como la que escribe y la persona que me envió el correo, el hacer complejo lo que ya es complejo resulta ignominioso.
Decir también que Lacan fue quien llevó a Francia a Donald Woods Winnicott, él incorporó el objeto transicional y lo reformuló como objeto a y Winnicott tomó prestado de Lacan la teoría del Estadío del Espejo para aquello que él explicaba: "El niño se ve a través de los ojos de la madre". El papel del espejo de la madre fue como lo construyó DWW.
Como ven esta ciencia no es exacta como la física y se nutre de otras disciplinas, en la medida en que es así la apertura es mayor y la entropía menor, conmo resultado el sentido común se ve en al teoría.
Es lo fascinante de esta profesión, que nos remite a la antropología, a la sociología, a la bioquímica (algunos radicales descartan el debate nature-nurture), arte, medicina, psicología, etc.

Rodrigo Córdoba Sanz. En el wifi del hotel Aneto, Bal de Benás. Aragón. España. Les pongo una foto del paraje donde me encuentro.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Pommier y el bebé

Pommier califica los gritos del llanto del bebé no solo nacidos del desamparo sino también “la violencia de su rechazo”, la cólera que muestra la potencia de la impotencia:
“Ocurre con frecuencia que el vagido del lactante no responda a ninguna demanda precisa, ni siquiera la de una presencia. En ese momento testimonia más exactamente acerca de lo que rechaza que de lo que solicita. El grito del lactante es menos el signo de una necesidad que el de un exilio que él prefiere a la dependencia. Quienquiera que se haya acercado a la cuna de un niño que llora ha podido pensar que su desamparo se explicaba por su impotencia total. Pero si escucha mejor aquello que esos gritos despiertan en él, reconocerá la violencia de su rechazo, así como la angustia que ella hace surgir en lo más profundo de su ser. Los gritos dan cuenta a un tiempo del rechazo del desamparo y del desamparo como tal y constituyen un testimonio a favor de la dignidad de la negación.”

Los gritos significan el desamparo en sí, pero paradójicamente también el rechazo al pedido de socorro. El niño rechaza aquello que al mismo tiempo reclama, por lo que dice que traiciona a aquella de quien espera ayuda. Al rechazar aquello que el Otro le impone, el niño niega los determinismos, el lugar de objeto fálico que se le asigna. Pero al mismo tiempo demanda ser reconocido como aquel que niega, es decir, como sujeto. Soportar los gritos de un niño es aceptar ser rechazado como Otro todopoderoso.
Es el Otro materno quien provoca la angustia y el rechazo: la especificidad del amor materno consiste en reparar aquello que él mismo provoca. Ese amor no se asemeja a ningún otro, puesto que viene a calmar momentáneamente lo provocado por ese amor como tal. Lo anima una piedad infinita ante la caída en abismo por él provocada, piedad tan insondable como la de ese abismo.
¿Pero cómo podría reparar la madre lo suscitado por ella misma? ¡Ocurre que, justamente, la madre se distingue de la mujer advenida como tal! ¡Ella fue otra persona antes de ocupar ese lugar: también ella fue un sujeto, en primer término! Un sujeto que esperó responder a la pregunta acerca de lo que era una mujer gracias a la maternidad, mientras buscaba saldar su deuda respecto de sus propios ascendentes.
Aquello que hay de aniquilante en la demanda materna no es propiedad exclusiva de la mujer que encarna la madre. La figura de “la madre” se encarna por cierto en primera instancia gracias a una mujer, pero su rol de madre la supera. Sin duda, es ella quien quiso dar a luz, con la expectativa de encontrar así una solución a la “envidia del pene”. Pero esta envidia del pene que comandó su deseo de tener un niño es, en sí misma, una consecuencia de su relación con sus propios padres. De manera que resulta más exacto hablar de una demanda de un Otro transgeneracional, antes que de la de esta persona precisa llamada madre. La significación fálica y la castración determinan esta coerción transgeneracional.
Cuando una madre alimenta a su hijo hasta el hartazgo, o cuando lo somete a una educación esfinteriana precoz, a menudo es así porque no puede hacerlo de otro modo. Se trata de órdenes que la superan y de las que, con frecuencia, se arrepiente de inmediato, aun cuando esté dispuesta a impartirlas nuevamente. Si las pulsiones vienen en primer término del Otro, ese del es a la vez subjetivo y objetivo. La ambigüedad del genitivo abstrae al ser del que se trata: “la madre” cobra un estatuto impersonal cuando busca colmar su propia falta colmando la de su hijo, en una lucha incierta que gira en torno de una sola falta.
Tres son las posibilidades que se ofrecen a la mujer que se convierte en madre. Algunas mujeres no dudan; prefieren identificarse al Otro y presentarse como madres, antes que seguir preguntándose qué es una mujer. Otras pueden rechazar por completo el rol materno: por ejemplo, todos los cuidados serán administrados bajo la forma de tratamientos médicos, o bien serán asumidos sólo por personas a quienes se les paga para hacerlo, o aun por niñeras uniformadas. En ese caso el Otro cobra un perfil impersonal, horroroso. Por fin, en proporciones variables, la mayor parte de las mujeres reconocen su división entre su actual condición de madres y lo que habían sido antes.
Desde el momento en que una mujer se convierte en madre, hace la experiencia de un peso transfamiliar que busca encarnarse. Pero si ella puede prestarle su presencia, no siempre jugó ese rol y aún hoy sigue siendo lo que era antes; ella también se ve en su hijo. Ese que ve, es ella. Y si existe una suerte de comunión entre la madre y el lactante, esa comunión se establece entre niños; entre un sujeto en vías de advenir como tal y otro sujeto que se reconoce en él y procura hablarle en su lengua. La compasión materna efectúa ese transitivismo cuando la madre confiesa que se trata de algo que también le ocurrió a ella. Ella ha sido ese sujeto que reclama ayuda a gritos diciendo no. Es fácil reconocerlo: hasta con una sonrisa. La sonrisa de esta mujer convertida en madre alivia el peso de esa pesada carga impersonal que también la aplasta: una sonrisa basta para que el Otro se divida, respire. La condición previa para la subjetivación de lo real por parte del niño es el reconocimiento de su falta por parte del Otro, reconocimiento que constituye el más precioso de sus dones. El niño que ve la sonrisa de su madre comprende que ésta se descarga así de su rol de gran Otro. Puede entonces despegarse también él de sí mismo. Se distingue de la identificación al falo imaginario que habría exigido ese gran Otro: difiere así de su cuerpo, de la mismidad respecto de su significación que lo habría hundido en su deuda. Pero para eso necesita percibir que es su acreedor, en primer término, quien se desprende riendo.

En otro momento, Pommier escribe que “ El sentido de una falta no se reduce a la culpabilidad edípica sino que es inherente a la existencia: pues un sujeto debe distinguirse de los determinismos (superyoicos) que lo esperaban antes incluso de su nacimiento y que no puede existir como deseo sino desmarcándose del deseo del Otro y, por lo tanto, cayendo en falta”.

Sindrome Postvacacional

Me invitaban a una radio a hablar de Temas de verano de psicología, me pusieron como ejemplo el "Síndrome Postvacacional".
Y la verdad es que la nostalgia es más patrimonio de la literatura romántica que de la psicología, y todavía menos de la psiquiatría biológica.
Volver de un sueño es darse de bruces con la realidad, es descender del cielo al suelo de golpe.
Imaginen a John Forber Nash o a cualquier persona con problemas emocionales que haya tenido un brote psicótico o maníaco, el regresar o conectar con la "tierra" supone una quiebra, la persona deja de ser Dios, omnipotente, en ese delirio se sentía capaz de todo, mirado y controlado por organizaciones secretas, muy importante, es la cara opuesta de su realidad. Y la mente genera esas desconexiones con un propósito de sanación, es un intento de autocuración. El delirio restitutivo, pueden investigar con Jacques Alain-Miller, por ejemplo con su texto "El saber delirante".
Pues regresar de vacaciones es volver de un ensueño que nos ha trasladado a otros escenarios, otras ocupaciones, menos preocupaciones, más ocio, más tiempo para amar, espacio para expandirnos.
La verdad es que el regreso es volver a la realidad que el sujeto tiene antes de esas vacaciones, volver al mundo construido.
Así que el síndrome postvacacional es un invento algo hortera ya inventado por el sentido común que cursa con síntomas depresivos, los propios de darse de bruces con una realidad que produce displacer.
Por esto se trata de disfrutar en el trabajo, en la ciudad o pueblo de donde uno viva para que las vacaciones no sean huidas sino momentos para crecer, aprender y disfrutar.
La tecnocracia no atiende a los dictados del corazón, de la imaginación y de la fantasía, pensemos en que en estas fechas las parejas tienen más tiempo para hablar y surgen adhesiones más firmes y se abren heridas latentes también. Las vacaciones pueden ser el principio de una crisis, pero como ya sabemos crisis significa "peligro y oportunidad" en chino. No somos chinos pero tampoco queremos ser tontos y quedar embobados en un discurso ajeno y estéril. Por tanto hay que orientar los esfuerzos hacia construir una realidad grata, presente, futura y pasada. Si esos tiempos no corren armoniosamente pueden devenir problemas.
El ser humano no es una máquina biológica, las emociones determinan en gran medida la química, sobre todo en lo relacionado al Sistema Nervioso Central.

Iremos adentrándonos más en artículos más científicos, si lo desean.
Saludos.

Siempre hay alguien allí



Joan Miró: Mujer, Pájaro y Estrella.


Mientras miran al horizonte perdidos entre el rumor del agua
Mientras sueñan quedar en sus destinos
Mientras esperan la llegada de algo que facilite un cambio
En eterno movimiento estamos procurando encontrar un sentido a lo que hacemos
Haciendo de nuestra vida algo trascendente.
Y subimos… y bajamos
Dejándonos empapar por lo que nos acontece, rodeados de algo que nos impulsa a vivir

Es de aquello inefable llamada vida de donde emerge el dolor
Y bien entendido si exploramos, contemplamos y nos damos cuenta
Podemos crecer y ser un poco más altos, más firmes y más fuertes
Porque el tiempo y el ser se caracteriza por su levedad
Porque somos seres inscritos en un mundo historizado
Sometidos a cambios y transformaciones, atravesados por el pasado
Por ello cabe la posibilidad de pensar y proyectar el ser hacia el futuro.
Un abuelo mira hacia atrás, un niño hacia delante.
Seamos niños, Naïf, mirando hacia delante, construyendo los moldes del hogar
Donde habitar esperanzas y proyectos, seres animados de nuestra fantasía que nos indicará por donde vamos a estar y que vamos a ser.
El ser no es inmutable, vive creyendo que puedes transformar tu “destino”, porque tu propio amor puede transmutar tus sentimientos y hacer de tus relaciones algo hermoso,
Con los sentimientos de tu ser, tus predicados y tus relaciones podrás tejer un nuevo mundo.
Al antojo de tus atributos, atributos que a menudo serán más amplios que tus propias inhibiciones. Es un mensaje estimulado por varios emails y sms de cariño, de recuerdo y de compañía.
Piensa que nunca vas a estar solo. Que ni un número primo lo está, conjúgate con la naturaleza y olvídate de tus “taras”, vive la salud aunque estés enfermo, eso te hará sano, porque es una convicción personal, un sistema íntimo, personal y sereno del self, de la autoconciencia. De donde emanan los efluvios hacia tu autoestima y el amor hacia otros. Ama, quiere donde quiera que estés.

Rodrigo Córdoba Sanz.

Les comparto la fábula de Joan Miró de Octavio Paz:

El azul estaba inmovilizado entre el rojo y el negro.
El viento iba y venía por la página del llano,
encendía pequeñas fogatas, se revolcaba en la ceniza,
salía con la cara tiznada gritando por las esquinas,
el viento iba y venía abriendo y cerrando puertas y ventanas,
iba y venía por los crepusculares corredores del cráneo,
el viento con mala letra y las manos manchadas de tinta
escribía y borraba lo que había escrito sobre la pared del día.
El sol no era sino el presentimiento del color amarillo,
una insinuación de plumas, el grito futuro del gallo.
La nieve se había extraviado, el mar había perdido el habla,
era un rumor errante, unas vocales en busca de una palabra.

El azul estaba inmovilizado, nadie lo miraba, nadie lo oía:
el rojo era un ciego, el negro un sordomudo.
El viento iba y venía preguntando ¿por dónde anda Joan Miró?
Estaba ahí desde el principio pero el viento no lo veía:
inmovilizado entre el azul y el rojo, el negro y el amarillo,
Miró era una mirada transparente, una mirada de siete manos.
Siete manos en forma de orjeas para oír a los siete colores,
siete manos en forma de pies para subir los siete escalones del arco iris,
siete manos en forma de raíces para estar en todas partes y a la vez en Barcelona.

Miró era una mirada de siete manos.
Con la primera mano golpeaba el tambor de la luna,
con la segunda sembraba pájaros en el jardín del viento,
con la tercera agitaba el cubilete de las constelaciones,
con la cuarta escribía la leyenda de los siglos de los caracoles,
con la quinta plantaba islas en el pecho del verde,
con la sexta hacía una mujer mezclando noche y agua, música y electricidad,
con la séptima borraba todo lo que había hecho y comenzaba de nuevo.

El rojo abrió los ojos, el negro dijo algo incomprensible y el azul se levantó.
Ninguno de los tres podía creer lo que veía:
¿eran ocho gavilanes o eran ocho paraguas?
Los ocho abrieron las alas, se echaron a volar y desaparecieron por un vidrio roto.

Miró empezó a quemar sus telas.
Ardían los leones y las arañas, las mujeres y las estrellas,
el cielo se pobló de triángulos, esferas, discos, hexaedros en llamas,
el fuego consumió enteramente a la granjera planetaria plantada en el centro del espacio,
del montón de cenizas brotaron mariposas, peces voladores, roncos fonógrafos,
pero entre los agujeros de los cuadros chamuscados
volvían el espacio azul y la raya de la golondrina, el follaje de nubes y el bastón florido:
era la primavera que insistía, insistía con ademanes verdes.
Ante tanta obstinación luminosa Miró se rascó la cabeza con su quinta mano,
murmurando para sí mismo: Trabajo como un jardinero.

¿Jardín de piedras o de barcas? ¿Jardín de poleas o de bailarinas?
El azul, el negro y el rojo corrían por los prados,
las estrellas andaban desnudas pero las friolentas colinas se habían metido debajo de las sábanas,
había volcanes portátiles y fuegos de artificio a domicilio.
Las dos señoritas que guardan la entrada a la puerta de las percepciones, Geometría y Perspectiva,
se habían ido a tomar el fresco del brazo de Miró, cantando Une étoile caresse le sein d’une négresse.

El viento dio la vuelta a la página del llano, alzó la cara y dijo, ¿Pero dónde anda Joan Miró?
Estaba ahí desde el principio y el viento no lo veía:
Miró era una mirada transparente por donde entraban y salían atareados abecedarios.

No eran letras las que entraban y salían por los túneles del ojo:
eran cosas vivas que se juntaban y se dividían, se abrazaban y se mordían y se dispersaban,
corrían por toda la página en hileras animadas y multicolores, tenían cuernos y rabos,
unas estaban cubiertas de escamas, otras de plumas, otras andaban en cueros,
y las palabras que formaban eran palpables, audibles y comestibles pero impronunciables:
no eran letras sino sensaciones, no eran sensaciones sino Transfiguraciones.

¿Y todo esto para qué? Para trazar una línea en la celda de un solitario,
para iluminar con un girasol la cabeza de luna del campesino,
para recibir a la noche que viene con personajes azules y pájaros de fiesta,
para saludar a la muerte con una salva de geranios,
para decirle buenos días al día que llega sin jamás preguntarle de dónde viene y adónde va,
para recordar que la cascada es una muchacha que baja las escaleras muerta de risa,
para ver al sol y a sus planetas meciéndose en el trapecio del horizontes,
para aprender a mirar y para que las cosas nos miren y entren y salgan por nuestras miradas,
abecedarios vivientes que echan raíces, suben, florecen, estallan, vuelan, se disipan, caen.

Las miradas son semillas, mirar es sembrar, Miró trabaja como un jardinero
y con sus siete manos traza incansable —círculo y rabo, ¡oh! y ¡ah!—
la gran exclamación con que todos los días comienza el mundo.

lunes, 24 de agosto de 2009

Más Platón y Menos Prozac


En la playa he leído un libro clave en la consulta filosófica. Se trata del célebre "Más Platón y menos Prozac". Es un libro de Lou Marinoff, estadounidense que reparte su trabajo en la Universidad, en grupos filosóficos de encuentro y charlas en librerías y cafés. Es un tipo muy interesante para pensar.
Este buen señor defiende a ultranza su modelo de pensamiento y de terapia.
Uno de sus libros de cabecera coincide conmigo: "El mito de la enfermedad mental" del norteamericano Thomas Szasz.
Marinoff habla del proceso PEACE. Definir el Problema; Expresar las emociones; Analizar las causas; Contemplar y el Equilibrio derivado del proceso que lleva a una situación cognitivoemocional distinta a la del punto de partida.
Para ello se sirve de la biblioterapia en muchos casos y de consejos en base a ilustres filósofos, es un defensor (eso aparece en el apéndice) del Libro de las mutaciones o Yijing, del que Carl Gustav Jung tomó buena cuenta e hizo alguna introducción, una forma de sabiduría anterior a la taoista.
Un libro al que se accede con una tirada de monedas que con los resultados combinados te llevan a un epígrafe del texto. Ese texto generalmente (Lou Marinoff) hace la broma del Horóscopo. Esto es más serio y tiene más envergadura, no hay color.
Pero en fin, todo se puede explorar y cualquier texto y éste más por lo profundo de sus reflexiones, nos invita a resolver problemas o mirar hacia dentro. Propósito de la filosofía oriental y del psicoanálisis.
Lou Marninoff dice que cuando termina sus disertaciones los psicólogos congregados le dicen "yo también hago lo que tú haces". Lou se desmarca. Porque considera que la psicología es la conductista o la psicoanalítica ortodoxa. Tampoco tiene mucho cariño hacia el prozac y otras moléculas como el título indica.
Se trata de cambiar el sistema de creencias de un sujeto ante un problema. Lo que hace Lou Marinoff es Resolver Problemas, no hace un trabajo de introspección ni una psicoterapia holística sino que aplica el sistema de valores, de creencias y de expectativas, es decir la "filosofía" del individuo para reorientar su modus vivendi. Es un libro interesante que he leído con gusto en poco tiempo, nutrido de ejemplos (casos clínicos pudieran ser).
Y si, el objetivo de la psicoterapia es crear sujetos autónomos libres de problemas y de conflictos. Problemas con el mundo externo y conflictos con el mundo interno. En esto último no se detiene tanto el consejo filosófico de Lou Marinoff. En psicoterapia tratamos de tocar todas las teclas posibles para revertir la perspectiva (Wilfred Bion). Y parte de eso es que de un modo tácito, quizá menos guiado por libros y consejos directos que sea el propio sujeto quien vaya resignificando su "filosofía". Claro que ellos parten, los consejeros folosóficos que está destinado a personas sanas. La psicoterapia está dirigida a personas sanas y a personas enfermas y tiene la flexibilidad y la enjundia que el propio binomio terapeuta-paciente quiera imprimir. Si alguien acude con dudas existenciales no sería ortodoxo indicarle leer a Soren Kierkegaard o a Jean Paul Sartre pero podría ser conveniente en un encuadre riguroso. Al menos invitar a reflexionar sus propuestas, esos modos de ver.
El enfoque del consejo filosófico de Marinoff es muy americano, pragmático, me recuerda a los teóricos de la comunicación, con sus intenciones paradójicas, con sus pautas para resolver el nudo comunicacional. Están inserto en la filosofía de la cibernética que también nombra. El placer de tener una psicoterapia con este enfoque añadido o mejor aún INTEGRADO creo que beneficia al paciente quien puede ver su problema en un mosaico más amplio y desde un prisma más abarcativo. Con telescopio y con microscopios. El proceso lleva a la PEACE, a la paz a la tranquilidad. Y también me sumo por el gusto de la filosofía existencial y sobre todo Victor Frankl con su búqueda de sentido, de significado. Su logoterapia.
Un libro entretenido con pinceladas de aforismos de grandes filósofos que ejemplifican un problema concreto de un "cliente" en particular.
Es buen material para investigar y para los curiosos una buena forma de testear el grado de conocimiento que tienen o tienes sobre el sistema de creencias.
Un inconveniente que Lou Marinoff sabe, las emociones y las razones no siempre van unidas, y el imperio es de las emociones quienes pueden echar al traste fuertes razones. Sólo con la razón, como defienden los racionalistas no podemos tener el control de nuestra psique, se necesita un "equilibrio" emocional que se busca en la psicoterapia buceando con guía en el mundo interno. Territorio fértil e ignoto para explorar y dar luz al sufrimiento humano.
Un saludo: rcordobasanz@gmail.com

OJALA; Silvio Rodríguez



Esta es la historia de la canción, según la contó Silvio en una entrevista para la BBC:
La palabra «Ojalá» esta basada en una expresión árabe que quiere decir «quiera Dios». Me la provocó el recuerdo de una novia que yo había tenido. Mientras me encontraba navegando por el océano Atlántico, me acordé de una novia que había tenido y que todavía su recuerdo bienhechor me rondaba, me hacía pensar en lo bien que quizás me hubiera ido si no nos hubiéramos separado. Ese recuerdo en aquellos años era una especie de obsesión que me daba vueltas y vueltas. Esa es la historia de la canción. Lo demás son las palabras que encontré para reflejarla.

historia reflejada en http://duarte101.com/2007/06/13/ojala-silvio-rodriguez/
Vamos poco a poco de las letras al escenario Psi.

Calle Melancolía



Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.

Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.

Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.

Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.

Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.

Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.

Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

Francisco de Quevedo

"Amor constante más allá de la muerte"


Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;

Mas no, de esotra parte, en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


FRANCISCO DE QUEVEDO (1580-1645)

domingo, 16 de agosto de 2009

Le Tour

Pues retirado en un mundo bien distinto he pasado unos días, mis libros de cabecera: un libro de filosofía cuyo título no recuerdo, por algo será y "La soledad de los números primos" de Paolo Giordano. El primero bueno para recordar y ampliar el segundo fascinante para estas fechas de desahogo. Está bien escrito.
Se ha tratado de hacer un recorrido desde el País Vasco Francés hasta Perpignan, recordar que en la liga de rugby de Francia el equipo limítrofe con Cataluña estaba apoyado en las gradas con abundantes senyeras, más de las que puede haber en el Camp Nou, aunque su nacionalismo parece ser más folclórico. Ellos se divierten de una manera más lúdica y acaso en nódulos intelectuales se recuerda a Jaume I y la división de los territorios. Cuestión que en los estadios desempeña una función de mero símbolo distintivo, de bandera del club.
Francia es intensa, los franceses son seres singulares cuyos rasgos se apilan en función de zonas, es bonito realizar el recorrido para conocer un poquito mejor, sin prejuicios. Proporciona, como toda visita conocimiento, reposo y búsqueda ora solemne ora folclórica pero siempre sin gravedad.
Seguimos despachando estas fechas con cariño.
Saludos a los que siguen estas líneas.

Tolouse-Lautrec tras una visita en Albi



Toulouse-Lautrec
Albi-1864 Malromé-1901

Tolouse-Lautrec tenía una predisposición innata para el dibujo: "Dibujo y pinto cuanto puedo hasta que mi mano se canse"
Tenía una enfermedad ósea que le costó las roturas de las piernas.
Se inspiraba en la vida cotidiana, dibujaba el mar y las barcas de Niza, eligió a sus modelos, al principio allegados, más tarde serían personas del espectáculo en los cafés de Montmartre.


La crítica de Bonnant: "su pintura no está mal, tiene estilo, pero su dibujo es simplemente horrible", incitó a Lautrec a observar la realidad, para captar las características de lo que pintaba.
Siguió su formación con Fernand Cormon, entabló amistad con artistas de movimientos vanguardistas, entre ellos: Louis Anquetin, Vincent Van Gogh y otros. Dejó el taller de Cormon en la primavera de 1887.
En 1896 Tolouse-Lautrec escribió a Maurice Juyent, un amigo de la infancia: "Sólo existe la figura, el paisaje es únicamente un complemento (...) el paisaje sólo sirve para hacer más comprensible el carácter de la figura".
Lautrec representa con un trazo preciso, nervioso y conciso, las características de las figuras y sus emociones para expresar el carácter único del modelo.
El primer publicista cuentan algunos, la verdad es que fue una persona de un fisonomía muy especial y de un modo de hacer pintura genial imprimiendo un sello especial que ampliaba los márgenes de lo realizado hasta el momento.





El peso de una vida traducido en liviandad:

Lautrec era de familia aristocrática, al romperse las dos piernas quedó contrahecho y se amargó. Se encontró con el rechazo del padre, su madre le alentó. En el 1883 ingresa en el taller de Cormont, donde conoce a Van Gogh, Gauguin... . El referente más importante para Lautrec es Degas, se sintió atraído por los mismos temas que él: las bailarinas, los caballos... pero entre ambos hay diferencias. Degas representa un mundo mecánico, reiterativo y monótono, mientras Lautrec pinta movimientos específicos y fugaces, por ello, necesita una técnica rápida.



Su modo de entender el arte y su uso del dibujo:

Lautrec supone el punto de partida para el Expresionismo posterior. En un primer momento, contactó con el Impresionismo, pero luego lo abandonó, porque tenía intereses diferentes. El paisaje apenas si lo practica, él se decanta por los seres vivos, sobre todo por la figura humana en movimiento. Es un gran admirador del arte japonés. Su vehículo de expresión es el dibujo. Tanto por técnica, como por actitud frente al modelo, es de gran personalidad.

El dibujo tal y como lo usa no tiene que ver con el concepto de dibujo tradicional de raíz académica: trasladar la imagen al lienzo no le sirve sólo para reproducir la apariencia, sino también la expresión que provoca en él la visión del objeto. A través del trazo transmite sus filias y sus fobias. Hace un uso expresivo, no descriptivo del dibujo. Tiene gran capacidad para captar la psicología de lo que tiene delante: seres humanos en movimiento, gestos individualizados, bailes, actuaciones... . Es un observador preciso que a veces trata temas inadecuados. Presenta lo real, sin hacer crítica ni edulcoración. En él, el aspecto artístico siempre va por delante del tema. Junto con Gauguin, es el introductor de las grandes áreas de color plano.

El cartel moderno:

Lautrec es el creador del cartel moderno, introduce aspectos que influyen en la publicidad posterior. En sus carteles hay relación entre texto y letra. El cartel se dirige a convencer y requiere una imagen limpia, eficaz, y llamativa. A Lautrec le importa de modo especial el estímulo psicológico. A partir del dato visivo profundiza y capta lo personal. Al captar el rasgo personal, se decanta por el dibujo, el pastel y litografía. A Lautrec siempre le atrajo el tema de la escena y las carreras de caballos. No le atrae el mundo burgués, sino los ambientes más bajos como Montmartre. Lautrec entiende el arte como comunicación de actualidad.


Técnicas que Lautrec utiliza:

Lautrec es un gran experimentador de técnicas las usa con gran maestría y mezcla unas con otras. Él suele mezclar en un mismo apunte óleo, tiza, pastel, tinta china... . La técnica mixta le permite crear diferentes efectos. Para sus apuntes prefiere un cartón marrón,sin preparar, después aplica óleo muy diluido en esencia de trementina; da una textura curiosa, ya que el cartón absorbe la esencia de trementina y en la superficie queda el óleo mate. Tampoco cubre todo el soporte y juega con el color y la textura rugosa del soporte.

El mito de la bohemia:

En 1884-1893 se instala en Montmartre. Son sus años más fecundos, su problema de la bebida se agudiza, lleva una vida muy bohemia. Es ahora cuando su concepto de dibujo le lleva a deformar a la figura. Hace carteles muy conocidos de los cabarets más famosos del momento. Su primer cartel fue para el Moulin Rouge y lo realiza en 1891. El mundo de los cabarets, conciertos y espectáculos son el punto de partida de sus litografías y pinturas.
Hacia 1891 se instala en bares de burdeles, se encontró a gusto en el entorno, se entendía con los marginados, porque él también era uno de ellos. Estos personajes contaban con un añadido, posaban desnudos ante él con gran naturalidad y lo hacían gratis. Es ahora cuando hace una serie de titografías agrupadas bajo e nombre de Ellas.

Último fragmento biográfico extraído de:
http://www.spanisharts.com/history/del_impres_s.XX/neoimpresionismo/toulouse_lautrec.html

Homenaje a Óscar Juerga

"Las ideas bellas son más probablemente verdaderas que las ideas feas. La Verdad es necesariamente Bella." Roger Penrose



Suponga que tiene usted 7 ovejitas y por la noche viene un lobo entra en su corral y mata 3 ovejitas ¿Cuantas le quedan?
Es muy fácil para usted ya lo se, pero si pongo este ejemplo es para hablar de una cosa distinta a las ovejitas y a un problema concreto que un niño de 4 años sabría resolver.
De lo que quiero hablar es de cómo hacemos para saber que nos quedarán 4 ovejitas después del ataque nocturno del lobo.
Si nos fijamos en este sencillo problema veremos que tiene dos partes completamente distintas, una de ellas es una resta, tenemos que restar 7 de 3.
El problema peliagudo sin embargo no es resolver restas sino decidir que hay que hacer una resta.
Restar, para Penrose es computable (cualquier calculadora de bolsillo puede hacerlo) pero la decisión de restar no lo es.
Lo inteligente es pues la decisión de restar, algo que la calculadora no puede decidir por si misma, lo cual no significa que no podamos construir maquinas que sepan decidir este tipo de cuestiones, lo importante es saber que desde el punto de vista epistemológico “decidir qué operación hacer” es lo realmente inteligente, mientras que “hacer restas” -por muy complicadas que sean-es un procedimiento que puede hacer hasta una máquina. Penrose apela a la intuición, a la creatividad y a la inspiración como ejemplos conscientes de tareas no computables.
Y la mejor forma de saber qué es la inspiración es oyendo a los artistas que escribieron sobre sus propios procesos de inspiración, asi Mozart escribía:
Cuando estoy haciendo cualquier cosa mi mente se pone a vagar y me vienen ideas todas de golpe, unas frases se imponen en mi atención y antes de que termine de oirlas ya se como terminarán, una composición me viene de golpe, toda a una, lo que hago después cuando me siento a escribirla es simplemente faena de relleno. Cuando alguna de estas ideas me viene ya se si es buena o no, automaticamente me ocupo de deshechar aquellas ideas malas y de rescatar las buenas, pero lo más interesante no es cómo se diferenciar lo bueno de lo vulgar sino que con un trozo de la composición ya me da la pista de la composición entera.
La conciencia humana está -segun Penrose- orientada hacia la Verdad y la Belleza y es precisamente ese trasiego de ideas que pugnan por emerger donde se dan cita esos dos mundos – el uno computable, el otro no computable- que al mezclarse dan como resultado una conciencia humana y esa sensación de dejà vu que es la creatividad, “si esto es”. “Y es esto porque es bello, es perfecto”.
O si se quiere decir de otra forma: hay un mundo real y un mundo platónico de las ideas a las que aspira la conciencia humana en expansión que se cruzan en un determinado punto de la conciencia y se transforma en ese lugar en una singularidad, en un fenomeno que no es apresable por las leyes de la fisica mecanicista.

jueves, 6 de agosto de 2009

Consejos sobre Felicidad

Prólogo de Fernando Savater a "La Conquista de la Felicidad" de Bertrand Russell, un fragmento:

Y solo hay algo más hortera o más vacuo que querer llegar a ser feliz: dar consejos sobre cómo conseguirlo. Cuanto más desengañado de la felicidad se encuentre un filósofo contemporáneo, más podrá presumir de perspicacia: la energía que ponga en desanimar a los ingenuos cuando acudan a él pidiendo indicaciones sobre cómo disfrutar de la vida servirá para establecer ante los doctos su calibre intelectual. Y sin embargo ¿acaso no es la pregunta acerca de cómo vivir mejor la primera y última de la filosofía, la única que en su inexactitud y en su ilusión nunca podrá reducirse a una teoría estrictamente científica?

miércoles, 5 de agosto de 2009

La conquista de la felicidad. Bertrand Russell


Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas.


Hay varias clases de absorción en uno mismo. Tres de las más comunes son la del pecador la del narcisista y la del megalómano.
Cuando digo el "pecador" no me refiero al hombre que comete pecados: los pecados los cometemos todos o no los comete nadie, dependiendo de cómo definamos la palabra; me refiero al hombre que está absorto en la conciencia del pecado. Este hombre está constantemente incurriendo en su propia desaprobación, que, si es religioso, interpreta como desaprobación de Dios. Tiene una imagen de sí mismo como él cree que debería ser, que está en constante conflicto con su conocimiento de cómo es. Si en su pensamiento consciente ha descartado hace mucho tiempo las máximas que le enseñó su madre de pequeño, su sentimiento de culpa puede haber quedado profundamente enterrado en el subconsciente y emerger tan solo cuando está dormido o borracho. En el fondo sigue atacando todas las prohibiciones que le enseñaron en la infancia...

El narcisismo es, en cierto modo , lo contrario del sentimiento habitual de culpa; consiste en el hábito de admirarse a uno mismo y desear ser admirado. Hasta cierto punto, por supuesto, es una cosa normal y no tiene nada de malo. Solo en exceso se convierte en un grave mal...Un narcisista, por ejemplo, inspirado en por los elogios a los grandes pintores puede estudiar bellas arte; pero para él pintar no es más que un medio para alcanzar un fin, la técnica nunca le llega a interesar y es incapaz de ver ningún tema si no es en relación con su propia persona. El resultado es el fracaso y la decepción, el ridículo en lugar de la esperada adulación. Lo mismo se aplica a esas novelistas en cuyas novelas siempre aparecen ellas mismas idealizadas como heroínas. Todo éxito verdadero en el trabajo depende del interés auténtico por el material relacionado con el trabajo...EL hombre que solo está interesado en sí mismo no es admirable, y no siente en el mundo es que el mundo le admire tiene pocas posiblidades de alcanzar su objetivo. Pero aun si lo consigue, no es totalmente egocéntrico, y el narcisista se está limitando artificialmente tanto como el hombre dominado por el sentimiento de pecado...

El megalómano se diferencia del narcisista en que desea ser poderoso antes que ser encantador, y prefiere ser temido antes que ser amado. A este tipo pertenecen muchos lunáticos y la mayoría de grandes hombres de la historia. El afán de poder, como la vanidad, es un elemento importante de la condición humana normal, y hay que aceptarlo como tal; solo se convierte en deplorable cuando es excesivo o va unido a un sentido de la realidad insuficiente. Cuando esto ocurre, el hombre se vuelve desdichado o estúpido, o ambas cosas. El lunático que se cree rey puede ser feliz en cierto sentido pero ninguna persona cuerda envidiaría esta clase de felicidad. Alejandro Magno pertenecía al mismo tipo psicológico que el lunático, pero poseía el talento necesario para hacer realidad el sueño del lunático.Sin embargo, no pudo hacer realidad su sueño, que se iba haciendo más grande a medida que crecían sus logros.

Ed. DeBolsillo. Traducción de Juan Manuel Ibeas.

Avisos para navegantes del Océano Borderline: Luigi Cancrini


Siempre hay que tener presente que el funcionamiento borderline, incluso el de las personas que presentan un trastorno de personalidad grave, es siempre la expresión de una regresión y por lo tanto es siempre reversible. Un diagnóstico riguroso de la organización de su personalidad sólo es posible si se parte de una exploración atenta de toda su historia, de los períodos "buenos" en particular pero también de los "malos" y de sus diversas maneras de relacionarse con (todos) los demás. La observación y la anamnesis centradas sólo en los síntomas y en las inobservancias no ayudan a entrar en contacto con los recursos de una persona que ya tiende a presentar inicialmente lo peor de sí misma cuando se produce la petición de auxilio. A este respecto yo aconsejo vivamente abolir o superar, en las estructuras sociosanitarias, la redacción de rótulos que prevén la anamnesis como recopilación únicamente de datos sintomáticos. Su sustitución por una recopilación de datos y de observaciones que sirvan para reconstruir la historia de una persona y las experiencias afectivas que ésta ha vivido y vive contribuirá a dar una idea del repertorio a disposición de la persona y me parece muchísimo más útil para quien aplica un enfoque realmente terapéutico.

Nota 2:
El problema más importante con las personas que presentan un umbral bajo para el funcionamiento borderline y/o que funcionan de forma intrusiva en un nivel borderline es el primer contacto y los procedimientos que lo hacen posible. En muchos casos, las pautas de conducta que evoca la propuesta de un encuentro terapéutico se asientan en el desprecio y en la necesidad de sentirse superiores ("yo no necesito esto"). En otros casos, un modo de aceptar sin aceptar consiste en el intento de manipular las situaciones terapéuticas para obtener ventajas secundarias. Otro modo de evitar la relación se basa en el miedo ("Tú serás-eres también como los demás"). De un modo completamente opuesto pueden comportarse los pacientes que idealizan demasiado al terapeuta atribuyendo a sus poderes (y no al propio intento de cambiarse a sí mismos) la posibilidad de estar bien pronto. Y así por el estilo. Pero lo que el terapeuta debe recordar siempre es que el movimiento de transferencia del que se ve investido desde el principio constituye en cualquier caso un obstáculo serio para su trabajo. Y sólo en el momento en que lo ha afrontado y superado se manifiestan las mejoras asociadas al establecimiento de una relación terapéutica.
págs. 284-285 Océano Borderline. Viajes por una patología inexplorada. Paidós.

martes, 4 de agosto de 2009

Sentimiento de soledad




A la izquierda Susana Kaysen, autora de Girl´s Intermupted, libro sobre el que se basa la película Inocencia Interrumpida, en una conferencia; a la derecha una obra del Reina Sofía Cindy Sherman. Sin título. Gelatinobromuro de plata.
1976/2000

Sentirse solo rodeado de gente, en un supermercado, en el trabajo, en el matrimonio, con los amigos, en la vida, en el mundo, entre las personas existe el sentimiento de soledad.
La soledad es una forma de sentirse en relación a uno mismo, un sentimiento, en el que no hay ningún objeto que pueda ser ligado al sujeto porque las barreras están firmemente levantadas. Una emoción reflexiva ligada al proceso primario. Esa "magia" de la que habla Sartre que deforma las percepciones. Dicho desde Castilla del Pino es la relación del sujeto con el objeto lo que se realiza a través de la imagen que tiene el sujeto del objeto, con lo cual es una relación que se nutre y nace la de la fantasía, y cada cual tiene sus sueños y sus pesadillas, sus inclinaciones.
Alguien me decía que no siente sintonía con muchas personas, que se siente "una torpe social". Una persona extraordinaria en muchos aspectos por otra parte.
La soledad es una experiencia de lo negativo (André Green), quien intenta sistematizar el legado de Winnicott en un intento complicado. Este interesante autor y otros hablan de "la presencia de lo negativo", de lo que no estuvo y no está pero cuya ausencia significa una pérdida en cuanto a la formación de los afectos, de los sentimientos y, por ende, de la percepción que tiene el sujeto de la realidad y de su self.
Estar solo es terrible, aunque tu marido esté alli dándote besos y sosteniéndote, llevando el pan a casa mientras no eres capaz de levantarte de la cama. Por la cuestión que sea.
La soledad conlleva una pérdida de esperanza. Esto me hace recordar a uno de los libros que empleo como biblioterapia de ve en cuando, siempre que procede: "El hombre en busca de sentido", de Vitor Frankl. Allí Frankl habla de su experiencia en un campo de concentración, de hecho el título original era "Un psicólogo en un campo de concetración", luego se reformuló el texto añadiendo técnica de la logoterapia y se cambió el nombre de la obra. Lo esencial es el relato de Frankl, como ese Cómic, premio Pullitzer titulado MAUS, donde los nazis son gatos enfurecidos y los judíos ratas.
La soledad decía Frankl lleva a la enfermedad, tiene que ver con esa frase de Spinoza que el cita una decena de veces en el texto: "Quién tiene un porqué para vivir puede tolerar cualquier cómo".
Las biografías más duras hacen vulnerable a nuevas vivencias catastróficas o simplemente estresantes al individuo. Como diría un cognitivista, ese acontecimiento es la llave que abre la cerradura (caracterial) que abre las puertas a ese sufrimiento que se recuerda, se revive. Winnicott invitaba a realizar esa regresión como Balint hablara del "new beginning". Editar nuevas experiencias emocionales sobre la presencia de lo negativo, de lo que no ha existido, empatía, cariño, leyes dóciles, guía, educación en los afectos, en lo instrumental, sostén y un largo etcétera.
La soledad se encuentra con ese vacío falto de sentido, que no encuentra palabras, ni razones ni motivos, Winnicott las llamaba "angustias impensables". Son angustias terroríficas para las que el aparato psíquico no está capacitado para procesar. En términos cognitivistas se darían por tanto trastornos en el procesamiento de la información, errores cognitivos como inferencias arbitrarias y otras.
Sentirse solo o sola en compañía es sentirse también diferente, sin verse reconocido en el reflejo que el otro propone, en esto Heinz Kohut ofrece un modelo especular de tratamiento para esos trastornos del self.
Sentirse solo es verse desamparado, al límite, sin nada a lo que agarrarse, sin ningún porqué, ni ningún cómo. Una máquina que sigue impulsos llevados desde fuera, como se plantea en la película MATRIX, donde Neo y otros eligen la pastilla roja que les lleva a poder vivir la realidad (pero qué es la realidad), en la película es la tecnología y la guerra lo que ha llevado a que el hombre y su conciencia sea controlada por las máquinas.
Existe otra forma menos peliculera de despersonalización, de no sentirse dueño de los actos, de no reconocerse en la identidad, cambiar de autoconcepto, de autoimagen y sus aditivos sintomáticos de inestabilidad, ira y confusión. Sin olvidar un poso de tristeza por no poder encontrar un espacio calmado para sentarse al Sol y disfrutar de lo que nos rodea.
Los que se sienten solos están mal donde quiera que estén pero tener una fuente de calor afectivo a su lado contribuye a que este vacío se llene, no obstante no resulta operativo ad infitum una relación de dependencia emocional y/o instrumental. Porque a veces dormir con un hombre tras una noche de pasión es un requisito para lo verdaderamente valioso el levantarse junto a esa especie de desconocido y poder hablar, sentirse arropado, querido, respetado y amado.
El sentimiento de soledad puede seguir profundizando en el dolor mermando ya no solo la confianza por uno mismo sino la confianza y esperanza en los demás, construyendo un muro defensivo cuasi paranoide que nos separe del posible objeto. Y esto lleva a una vida de repliegue y ensimismamiento donde los dedos se hacen huéspedes y el contacto con la realidad se empobrece. También con el corolario de síntomas que corresponda a la salida de esa angustia (angustia vital le llamaba López Ibor siguiendo las lecturas germanófilas).
Sentirse solo es abrasador, puede ser entendido desde la búsqueda incesante de objetos para llenar el amor que somos capaces de dar y que no ha sido correspondido. A veces ese amor se canaliza hacia una persona, otras tiene un periplo más amplio y latoso. Pero la capacidad de amar puede llevar a salir del sentimiento de soledad.
Sobre eso Kierkegard nos podría decir interesantes cosas, como que caracteriza la existencia. Estamos hablando en casos de trastornos como el TLP donde el amor y su expresión más cercana, el cariño cumplen un papel tan relevante en la reversión de la perspectiva. Melanie Klein tiene un excelente trabajo titulado "Sobre el sentimiento de soledad".

Tagore pide una mano

No me dejes pedir protección ante los peligros,
sino valor para afrontarlos.
No me dejes suplicar que se calme mi dolor,
sino que tenga ánimo para dominarlo.
No me dejes buscar aliados en el campo de batalla
de la vida, como no sea mi propia fuerza.
No me dejes anhelar la salvación lleno de miedo e inquietud, sino desear la paciencia necesaria para conquistar mi libertad.
Concédeme no ser un cobarde
experimentar tu misericordia sólo en mi éxito;
pero dájame sentir que tu mano me sostiene
en mi fracaso.

RABINDRANATH TAGORE
Recolección de fruta

Elisabeth Kübler-Ross: La muerte y los moribundos

Os pongo un artículo externo interesante. Saludos.
No hay que temer a la muerte; la muerte no existe, es solo una transición", solía afirmar Elisabeth Kubler-Ross, una mujer que fue considerada por el Times como una de los 100 pensadores más importantes de nuestro siglo. Fue pionera en el movimiento de cuidados paliativos y del estudio de la muerte. Fue una de las voces que desde el mundo científico defendió con más vehemencia la idea de que la conciencia sobrevive al fin del cuerpo.


Nació en en 1926 en Zurich (Suiza) y en 1957 se graduó en Medicina en la universidad de Zurich. Siendo estudiante de medicina visitó algunos de los campos de exterminio nazi tras la guerra. Elisabeth se sorprendió de que en las paredes de los barracones donde los judíos esperaban su muerte inminente, los más pequeños, tan jóvenes que ni tan siquiera poseían creencias religiosas, habían dejado plasmados sus sentimientos con respecto a los que les aguardaba. Y lo que más impactó a la joven psiquiatra es que, de una manera natural e instintiva, aquellos niños consideraban la muerte no como un final, sino como un proceso de cambio, una mutación de estado. Como carecían de conceptos para expresar tales sentimientos, aquellos niños lo plasmaron en dibujos de orugas que se transformaban en mariposas. Esos dibujos infantiles tocaron profundamente a Kubler-Ross, quien a partir de entonces se dedicó en cuerpo y alma a crear una nueva cultura sobre la muerte.

El símbolo de la mariposa se convirtió en un emblema de su trabajo, porque para Kubler-Ross la muerte era un renacimiento a un estado de vida superior. Los niños -afirmaba- lo saben intuitivamente; si no les contagiamos nuestros miedos y nuestro dolor, ellos tienen la capacidad de enseñarnos muchas cosas.

Llegó a los Estados Unidos en el año 1958. Comenzó allí su trabajo en un hospital de Nueva York donde se sintió horrorizada por el trato que se daba en los hospitales a los moribundos: “Se les aislaba, se abusaba de ellos; nadie era honesto con ellos”. Se convirtió en una voz crítica, que clamaba porque el paciente recuperase su intimidad y se le permitiese morir no entre los fríos muros de un hospital, sino en su casa, rodeado de sus seres queridos y permitiéndole despedirse en paz.

A diferencia de sus colegas y en contra de las pautas habituales de la época, decidió sentarse cerca de sus enfermos, dedicarles tiempo, atención y escucharles mientras ellos le abrían su corazón: “Mi objetivo era romper con la barrera de negación profesional que prohibía a los pacientes expresar sus más íntimas preocupaciones acerca de la propia muerte”.

Mucho fue lo que ella aprendió de esta experiencia: vio que los niños dejaban este mundo confiados y serenos; observo que algunos adultos partían, después de superar la negación y el miedo, sintiéndose liberados, mientras que otros se aferraban a la vida sólo porque aún les quedaba una tarea que concluir, pero todos hallaban consuelo en la expresión de sus sentimientos y en el amor incondicional de quienes les prestaban atención. La gente no tiene miedo a morir, la gente tiene miedo a morir en una unidad de cuidados intensivos, alejados del alimento espiritual que da una mano amorosa , separados de la posibilidad de experimentar las cosas que hacen que la vida valga la pena.

Empezó impartiendo seminarios en los que participaban enfermos terminales que hablaban al público acerca de su situación y cómo la atravesaban. En 1968 estos seminarios se convirtieron en cursos acreditados. Hoy los estudios sobre la muerte y el morir forman parte de la formación de los estudiantes de medicina de muchos países.

Su primer libro “Sobre la muerte y los moribundos” publicado en 1969 hizo de Kubler Ross una autora conocida internacionalmente. En el explicaba sus experiencias con más de 500 enfermos al final de la vida. Este libro fue un best seller y una revolución en su momento porqué era una llamada a la humanización, al trato con los enfermos en esta última etapa de la vida, una invitación al diálogo honesto y franco acerca de sus preocupaciones, y un signo de esperanza de que esta etapa puede tener un significado de esperanza y plenitud si se afronta sin dolor físico, con conciencia y acompañado de los seres queridos, todo ello con la ayuda de profesionales sensibles, honestos y preparados.

"Cuando se está junto a su cama y se les escucha de verdad -afirmaba- percibes que ellos saben que la muerte está próxima. Cuando el enfermo nos dice que sabe que va a morir, debemos aceptar su declaración sin contradecirla". Según Kubler-Ross, la comunicación, aunque el enfermo no pueda hablar, es continua; si prestamos atención, él nos dirá lo que necesita. Estas son las cuatro funciones que Kubler-Ross pide a los que acompañan a un moribundo: escucha verdadera y sin juicios, aceptación, permanecer a su lado y comunicación.

Elisabeth ayudó a muchos familiares a encajar su pérdida, a saber cómo enfrentarse a la muerte de un ser querido, les explicó cómo apoyar al moribundo, lo que debía hacerse en esos difíciles momentos y lo que debía evitarse. Bajo su tutela se crearon fundaciones y movimientos ciudadanos que reclamaban el derecho a una muerte digna. Y comenzaron a publicarse libros, gracias a los cuales miles de familias recibieron consuelo. Todo el dinero que ganaba gracias a ellos lo invertía en orfanatos y proyectos asistenciales, jamás en sí misma. Infatigable, estuvo junto al lecho de muerte de cientos de pacientes, ayudándoles a enfrentarse a su situación, a aceptarla, a comprenderla, y en definitiva a morir con esperanza. Ella fue la primera psiquiatra que describió las fases de la muerte: pánico, negación, depresión, pacto y aceptación, que se convirtieron en un clásico de la psiquiatría.

En 1970 Kubler-Ross empezó a explorar la posibilidad de la existencia de vida después de la muerte. La Universidad de Chicago cuestionó su trabajo y la despidió. A partir de entonces decidió dedicarse a la práctica privada dando conferencias, escribiendo y promocionando servicios de atención a personas en duelo y enfermas. Diseñó un curso /taller llamado “Vida Muerte y Transición” para personas que estaban afrontando todo tipo de pérdida. El símbolo que utilizó para estos cursos fue una mariposa ahora popularizada como icono de la muerte y la transición. Estos talleres llevan ofreciéndose desde hace más de 30 años en todo el mundo.

En 1975 Elizabeth publicó entrevistas y testimonios de personas que habían vivido experiencias en el límite y habían regresado. En estas experiencias, hoy muy conocidas y estudiadas, la gente habla de la muerte como una experiencia maravillosa y del reencuentro con personas amadas que han muerto antes. “No sólo creo que hay una vida después de la muerte, sino que lo sé, tenemos datos suficientes verificables y es importante compartir este conocimiento con la gente”.

Su trabajo sobre el más allá supuso un alejamiento de muchos estamentos médicos que habían valorado su trabajo como pionera del movimiento de paliativos. Pero jamás le importaron las opiniones ajenas y a pesar del escepticismo y del rechazo de muchos de sus colegas, siguió adelante con su trabajo, ya que después de entrevistar a miles de personas en trance de muerte, no tenía dudas acerca de la supervivencia del alma.

Elisabeth Kubler-Ross dedicó muchos años a dar conferencias por el mundo y escribió más de 20 libros sobre la muerte y la vida incluyendo: Vivir hasta despedirnos, Los niños y la muerte, SIDA el último desafío, La muerte: un amanecer, y su autobiografía, La rueda de la vida.

En su último libro, “Lecciones de vida” escribió acerca de los misterios de la vida y los vivos: “Quise, finalmente, escribir acerca de la vida y el vivir". Y nos invita a reflexionar acerca de nuestra propia vida: ¿Realmente es así como quiero vivir mi vida? Todos nos hemos hecho esta pregunta en algún momento. La tragedia no es que la vida sea corta, sino que a menudo solo tenemos una tardía percepción de lo que realmente importa.

Sus libros han sido traducidos a más de 25 idiomas. Fue merecedora de 28 doctorados Honoris Causa.

Se enfrentó a su propia muerte con la valentía que había afrontado la de los demás y con el coraje que aprendió de los más pequeños. Los últimos años sufrió varios infartos y sabía que su tiempo había concluido. A los 78 años falleció - hizo su transición - (como a ella le gustaba llamar al proceso de la muerte) rodeada de sus seres queridos. Su funeral fue distinto y muy emotivo. Asistieron fundadores de unidades de cuidados paliativos, de centros de duelo, centros para niños, programas para víctimas de abusos... En el entierro un rabí pronunció el responso, una india americana purificó a Elisabeth con humo para su viaje y un monje tibetano cantó textos del libro tibetano de los muertos... Se soltaron centenares de mariposas que se posaron sobre las personas presentes, y globos de ET - uno de sus personajes favoritos - con “Bienvenida EKR” escrito. Finalmente se esparcieron pétalos de rosas sobre su ataúd antes de depositarlo en la tierra.

Solía decir "Hazlo! No atreverte puede ser mucho más dañino que atreverte y equivocarte... Esto último al menos les da a los demás algo que perdonar, lo primero no les da nada"

Su coraje, su sentido del humor, su falta de miedo a la muerte y su capacidad para transmitir sus ideas, son un ejemplo a seguir. Nos dejó, impreso en sus libros, un gran mensaje de amor. The Elisabeth Kübler-Ross Foundation continua su labor. www.elisabethkublerross.com

Mercè Castells - Lic. en Psicología
www.Emprendedoras.com - Colaboradora de www.larueda.org

Jean Paul Sartre: Bosquejo de una teoria de las emociones


La disputa de Jean-Paul Sartre (1905-1980) a lo largo de toda su obra filosófica con el carácter reduccionista y simplificador de los enfoques científicos en el estudio del hombre comenzó con este temprano Bosquejo de una teoría de las emociones, dedicado a mostrar las insuficiencias y contradicciones de las teorías psicoanalíticas y a criticar las escuelas psicológicas que se limitan al estudio de los hechos suministrados por la percepción espacio-temporal y por la experiencia introspectiva. Según concluye Sartre en esta obra, la psicología debe partir del carácter significativo de lo psíquico como aspecto diferenciado de la totalidad humana y buscar su fundamento en una antropología fenomenológica.
Sartre trata de lograr una teoría fenomenológica antropológica que acabe con los finalismos y las posturas organicistas. Sólo voy a destacar unos párrafos del texto, dice así:

Por otra parte, afirmamos que, en la medida en que el psicoanalista utiliza la comprensión para interpretar la conciencia, más valdría reconocer francamente que todo lo que ocurre en a conciencia sólo puede recibir explicación de la propia conciencia.

Así pues, el origen de la emoción es una degradación espontánea y vivida de la conciencia frente al mundo. Lo que está no puede soportar de un determinado modo, trata de aprehenderlo de otro modo, adormeciéndose, acercándose a las conciencias del sueño, del ensueño y de la histeria. Y el trastorno del cuerpo no es sino la creencia vivida de la conciencia en tanto que vista desde el exterior...
Este aspecto del mundo es totalmente coherente: es el mundo mágico. Denominaremos emoción una brusca caída de la conciencia en lo mágico. O con otras palabras, hay emoción cuando el mundo de los utensilios se desvanece de repente y es sustituido por el mundo mágico. No cabe, pues, considerar la emoción como un desorden pasajero del organismo y de la mente que turbe desde fuera la vida psíquica. Es, por el contrario, la vuelta de la conciencia a la actitud mágica una de las grandes actitudes que le son esenciales, con la aparición del mundo correlativo: el mundo mágico. La emoción no es un accidente sino un modo de existencia de la conciencia, una de las formas en que comprende (en el sentido heideggeriano de Verstehen) su "Ser-en-el-mundo"

lunes, 3 de agosto de 2009

Desaprender y Sufrir

Pasamos años y años emborrachados de datos, de conocimientos, de tecnología, de robótica humana. Y la prensa se orienta hacia esos modelos occidentales de éxito, la ciencia universitaria, lo empírico, lo medido, el baremo, el dato y lo estándar.
Atravesados de ese discurso quedamos embobados alabando y compartiendo esos derroteros, a veces incluso alentándolos, cultivándolos y compartiéndolos.
Pero cuando surge un problema en nuestras vidas el edificio se viene abajo, ya no importa los datos, acaso para una medicación que atienda los síntomas de nuestra enfermedad. Y esa mercantilización del sufrimiento nos lleva a separarnos de que somos seres que sienten tras lo vivido. Detrás de una biografía y dentro de ella, revelado por ésta está el sujeto.
Pasamos años queriendo tener un coche, una televisión envidiable y un piso maravilloso que haga las delicias. Y mientras tanto pasa el tiempo en nuestra vida sin pena ni gloria, con eso que llama alguno "vida depresiva", una vida con el aliciente de pasar el rato, de sobrevivir, de "entretenerse". No hay una raíz que una a la vida, un proyecto, una mirada hacia dentro. Todo está en acaparar y parecer, en tener y ostentar.
Este es el componente sociocultural de nuestra civilización, basada en el capitalismo, el tener y el momento presente, la velocidad y los tiempos breves, donde el sufrimiento es velado y poco reconocido, ocultado como si no pudiera proporcionar un crecimiento.
Somos seres sometidos al discurso social, las grandes obras de la literatura transgreden estos moldes y representan modelos que atraviesan el muro de lo normalizado (fea palabra) para significar un cambio en el modo de comprender la realidad.
Se trata de una vida de copia, de modelo, de poca libertad, poca espontaneidad y poca creatividad. Incluso al absurdo de tildar a los artistas de bohemios locos, pocas madres quieren que sus hijas se casen con un artista.
No obstante la fuente del cambio social, de la innovación y del avance de la cultura está en el cambio de la norma, a pesar de que eso pase factura en aquel hereje que se atreve a posicionarse en un lugar distinto al señalado para que todo marche bien y no moleste.
No hace falta adscribirse a filiaciones varias para poder llevar una vida plena y rica, única, singular, liberada de condicionamientos.
Otro mundo es posible, pero como dicen los que más saben de esto, se necesita de un compromiso de esos que están descontentos con el molde propuesto.
Espero que no sean tachados de majaderos, locos o de adolescentes mal curados. Todo esto se oye con vehemencia propia del fanatismo de quien defiende una religión con absoluta certeza de que es la única posible.
Pensar es gratis pero pensar en otros niveles y de otras maneras ha sesgado vidas, cuando no se las han quitado los propios innovadores, véase Virginia Woolf, autora querida por el que escribe.
Salir del círculo donde hemos dado vueltas toda la vida facilita que podamos conocer nuevas perspectivas y esto es una posición que se origina en lo sociocultural, que se inocula en lo familiar y que queda posicionado en el fuero interno de la vida intrapsíquica.
Pensar es patrimonio de todos pero se da la circunstancia que pensar es costoso, requiere esfuerzo y supone sufrimiento. Recuerdo un psiquiatra que le decía a un joven paciente: "No pienses tanto". Este caso no es lo mismo, pero es cierto, como dice el popular Eduardo Punset que su obra se debe a "obsesiones sucesivas" y es que me produce hartazgo que sean etiquetados de locos los que se desvían de lo establecido. Aunque tampoco haga falta desviarse para ser un innovador y tener una vida creativa y sujeta a reglas autogestionadas y socializadas.
En fin, es una reflexión de un día duro, cerca del período vacacional y asimilando el sufrimiento de otros.
Un abrazo. Rodrigo Córdoba Sanz.